INVESTIGAR.

1275 Words
El rumor se extendió por todo el reino y por los reinos vecinos, la reina que tanto habían estado buscando, había regresado. Y no había regresado sola, llegó en compañía del soltero más deseado por todas las mujeres que tuvieran un poco de sensatez en su cuerpo. Henry. No solo era un Duque con mucho poder, si no que también era la máxima autoridad del ejército real y por eso le debían mucho respeto, pues había enfrentado guerras blandiendo su espada y regresando victorioso. Y que llegará tomando el brazo de la reina desaparecida, solo causó que los rumores de una infidelidad se extendieran como pólvora. —Ve a investigar —pidió Carl a uno de sus guardias—. Quiero saber donde estuvo Allieth todo este tiempo y porque llegó con ese Duque. Dos días después ese guardia llegó frente al rey con más cara de miedo que nada. —¿Qué traes para mi? —Su majestad —trago grueso y soltó el aire—. La reina estuvo todo este tiempo en el castillo del Duque Henry, se sabe que todos los sirvientes fueron despedidos, se dice que la reina llegó en un estado lamentable, pocas maletas y había sangre. —¿Quién dijo eso? —Una de las últimas doncellas que atendió en aquel castillo. Además dicen que el Duque le entregó todo el manejo de su dinero a nuestra reina, ahora ella es la albacea de la herencia del Duque Henry. —¿Qué? ¿Cómo es eso posible? —Carl sabía que eso significaba más de lo que parecía. Odiaba que lo traicionaran y si ellos dos creían que podrían salirse con la suya estaban muy equivocados. —Ella es ahora quien comanda las tierras del Duque, la que maneja los buques de guerra, el dinero y… —¡Imposible! —¿Mi hijo? ¿Se sabe algo del bebé? —Carl sintió una dolorosa punzada, para el momento en que Allieth se fue del castillo tendría 8 meses de gestación. —No, su majestad —contestó simple el hombre. Desde que Allieth había regresado al castillo y desde aquella bofetada no habían tenido contacto alguno, por el contrario la reina se la pasaba entre el despacho del Duque Henry mientras que él sentía la presión de Victoria por regresar al castillo. Carl estaba sintiendo la presión de la corte y estaba sintiéndose humillado al saber que su reina estaba compartiendo con otro hombre que no era él. Y el efecto del rechazo de Allieth al beso que él le quiso dar fue un golpe aún más duro. —Thomas —el rey llamó a su guardia de confianza—. Encuentrame algo que ensucie a Henry. La orden fue simple y esa misma noche Carl estaba golpeando con violencia la puerta de los aposentos de Allieth. Ya las doncellas se habían marchado y ella tenía sobre su cuerpo ese ligero albornoz de seda bordado a mano. —Quiero que regreses a nuestra habitación —Carl estaba presionando las manos de Allieth. —”No” —le hizo señas—. “No tengo razones para regresar” —”¿Estás segura?” —Car le respondió con señas y luego extendió una sonrisa por su rostro, le extendió dos cartas a Allieth que tomó entre sus manos y se alejó varios pasos de él para leerlas. Sus manos estaban tensas y mientras leía cada párrafo la furia la iba invadiendo. —”¿Qué internas?” —Regresa esta noche o voy a publicar eso a toda la corte. —”No, no pienso regresar a tu lado” —”De acuerdo” —le hizo las señas mientras se acercaba peligrosamente a ella. Se miraron fijamente y Carl no pudo evitar sentirse muy confundido, había algo extraño en Allieth, estiró su mano para acariciar la mejilla de ella, pero quedó suspendida en el aire cuando Allieth se quitó y eso lo enfureció. Tomó con fuerza ese delgado brazo y la pego a su pecho, su mano se deslizó por la espalda de ella acortando el espacio entre ellos dos y la besó, Allieth lo rechazó tanto como pudo, pero la fuerza de Carl era mayor. —Eres mi reina —le dijo en un espacio para respirar. Volvió a atacar y Allieth sentía que su pecho ardía y las lágrimas en sus ojos tallaban. Los cerró con fuerza y siguió forcejeando, pero al final sus fuerzas fueron menos que las de Carl, con algo de audacia golpeó el pie del rey con fuerza y este finalmente se alejó. —”¿Por qué?” —Allieth hizo las señas necesarias. —Por qué no voy a permitir que se burlen de mí. —”Es exactamente lo que has venido haciendo con Victoria” —las señas de Allieth se volvieron violentas. —Si Henry no entrega ese dinero, voy a publicar su deuda ante la corte y dejaré que sean los ancianos los que lo juzguen —le dio una sonrisa casi siniestra—. Además se debe casar con la hija menor de la marquesa StoneGrey. Los ojos de Allieth se abrieron de par en par, con odio y rencor. —”Cuando dejes a Victoria, me temo que tu reputación es la que afecta a la corona. Victoria es la que se ha metido entre nosotros creando todo tipo de rumores” —Allieth le sonrío a Carl y le dio la espalda. La mañana siguiente, Allieth estaba caminando por los jardines del castillo, los que tenían rosas aunque ella odiaba las rosas, acarició una a una y una sonrisa leve se pintó en su rostro. De pronto sintió una presencia a sus espaldas. —Tenemos que hablar —dijo Victoria. —”No tengo nada que hablar contigo” —hizo las señas de manera desinteresada. —Lo hiciste a propósito, regresaste a propósito para arruinar lo mío con Carl. Victoria estaba molesta, porque Allieth había arruinado su momento de brillar, iba a ser la reina de StariGold pero todo falló en el momento en el que Henry anunció su regreso y ella entró como si nada y subió las escaleras a ese lugar sagrado interrumpiendo su ceremonia. —”¿Acaso no has intentado robar lo que es mío desde que llegué a esta corte? Creíste que 3 días serían suficiente para sacarme de aquí y ocupar mi lugar”. Victoria se dio cuenta que Allieth lo sabía todo, que había escuchado su conversación con Carl ese día. —No debiste regresar. Ya ni siquiera tienes un heredero para darle a este reino —Allieth sintió un golpe de humillación. Sin embargo Henry apareció en su campo de visión y ella se enganchó de su brazo. Pero se giró para darle unas últimas señas a Victoria. —Recuperaré lo que es mío por derecho divino, en cuanto a Carl ya que tanto lo deseas, podrás quedarte con él. Caminaron un poco más hasta que Allieth se supo lejos de miradas inescrupulosas y chismosas, se apoyó en un árbol para recuperar el aliento y no llorar. De verdad odiaba a Victoria. —¿Estás segura de continuar con esto? Sabes que no le temo a Carl, pero tu… Tienes mucho más que perder que yo. Allieth lo miró mientras apretaba su mandíbula con fuerza. —¿Te estás arrepintiendo Henry? —claramente Allieth estaba hablando. Henry preocupado por su imprudencia miró en todas las direcciones para asegurarse de que nadie estuviese por allí. —Sabes que estoy contigo hasta el final. Pero no podrás mantener esto oculto por siempre.

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