Ángela seguía embobada en la escalera observando la escena, —¡Ven!, ¡No te quedes ahí! —la llamó Marta al verla, tuvo que gritar, con el jolgorio que tenían los niños y Alejandro no la hubiera escuchado. Ángela bajó los escalones que le faltaban y se ubicó al lado de Marta. —¡Ángela!, ¡Ángela! ,—gritaron los niños al verla. Fueron corriendo a ella llevándosela hacía Alejandro, la miró extrañado, solo llevaba unos días en su casa y los niños ya la adoraban, sus miradas se encontraron por unos segundos hasta que los pequeños no les dieron otra opción que seguir jugando, al ver reír a Ángela con ellos, Alejandro empezó a dudar sobre sus teorías, salió de sus pensamientos cuando sintió que caía llevándose a Ángela con él, los niños le habían hecho perder el equilibrio, quedó encima de ella,