Astrid le sonríe y el joven salió de la cocina directo hasta la oficina del señor Salvatore. Al estar allí, tocó la puerta y le dijo si podía entrar y el señor lo invitó a pasar. Al ver a su nieto sin camisa el señor puso mala cara y le exclamó:
—Mira como estás todo tatuado, la última vez que te vi no estabas tan rayado como lo estas ahora, espero que ningún hombre de negocios te los vea, o si no va a pensar que eres un mafioso o algo por el estilo. Recuerda que eso es lo que siempre piensan de nosotros los italianos. Además, no me gusta verte sin camisa, me recuerdas mucho a tu padre.
Andrés suspira y poniendo los ojos en blanco, porque le molestaron las palabras de su abuelo le responde sentándose en la silla con las piernas abiertas tipo chico rebelde:
—Nonno mío, no quiero pelear,
