POV de Jamie-Lee
Ese maldito apodo enciende un fuego en mi pecho y la ira me lame mientras me giro lentamente hacia él.
—No me digas qué hacer —gruño, ligeramente sorprendida por mi propia vehemencia, y me doy cuenta de que Skarla se ha unido a mí, las dos hablando juntas.
—Jamie-Lee, soy tu Alfa, necesito a mi Luna, debes rechazarlo ahora —ordena Caden nuevamente.
Antes de que pueda responder, el Alfa Scott interviene.
—Caden, ¡silencio! —ordena, cerrando la boca de su hijo. Girándose hacia mí, el Alfa me sonríe cálidamente—. Lee, me gustaría que beses a Caden —dice suavemente.
Mis ojos se abren de par en par.
—Pero… —empiezo.
"JJ, solo hazlo", suena la voz de mi padre en mi cabeza.
Asintiendo, me acerco al joven Alfa, quien inmediatamente me agarra, apretándome contra su pecho mientras sus labios descienden sobre los míos. El beso es castigador, posesivo y agarro sus brazos tratando de mantenerme erguida mientras mis piernas se vuelven gelatinosas.
Forzando su lengua en mi boca, no puedo evitar el gemido de deseo que escapa de mí.
—Déjala ir, Caden —grita el Alfa Scott detrás de mí, y su hijo se aleja a regañadientes, soltándome de sus brazos que me rodeaban firmemente la cintura.
Tambaleante, mis piernas no están listas para sostener mi peso mientras miro de reojo al joven Alfa que me está sonriendo con una amplia sonrisa. El idiota sabe exactamente lo que me ha hecho.
—Veamos, Lee, ahora besa a Hadley —ordena el Alfa, levantando una mano para su hijo y cortando el gruñido de enfado que comienza a rugir en su pecho.
Tímidamente, me giro hacia mi otro compañero, extendiendo la mano para tomar la que me ofrece, permitiéndole que me abrace. Parece que no puedo evitarlo, mi cuerpo solo quiere estar cerca de ambos, no le importa en lo más mínimo mi mente confundida.
Inclinando su cabeza hacia mí, los labios de Hadley presionan suavemente los míos, su beso es tan diferente al de Caden pero aun así hace que mis dedos de los pies se enrosquen. Él no me toma, cada movimiento tiene un control, preguntándome en silencio si le doy permiso, lo cual le doy gustosamente.
Se aparta antes de que esté lista, mientras un gruñido de protesta escapa de mi garganta.
—Interesante —murmura el Alfa Scott, mirando a mi padre, quien parece igualmente confundido.
—¿Qué? ¿Por qué nos obligas a verla besarnos? —gruñe Caden, evidentemente enfadado porque otro hombre me haya tocado.
El Alfa Scott frunce el ceño, indicando silenciosamente a su hijo que dejará pasar su falta de respeto solo esta vez debido a la situación, pero que cuide su tono.
—Caden, ¿qué sentiste cuando Lee besó a Hadley? —preguntó.
—Enojo, quiero arrancarle la cabeza —responde Caden de inmediato, lanzando una mirada de profundo odio al guerrero, quien la devuelve en igual medida.
—Sí, pero ¿qué sentiste? —insiste su padre con molestia—, en tu pecho, ¿qué sentiste?
Caden frunce el ceño.
—Nada —murmura de mala gana.
Girándose hacia Hadley, levanta una ceja.
—¿Qué sentiste cuando Lee besó a Caden? —le pregunta.
Hadley encoge los hombros.
—Nada —repite.
El Alfa asiente pensativamente.
—Bueno, eso facilita las cosas —dice con un toque de alivio en su voz.
—¿Qué? ¿Cómo puede esto hacer las cosas más fáciles? —estalla Caden—. ¡Mi Luna tiene otro compañero!
—Sí, y cuando ella lo besó, no sentiste ningún dolor —dice su padre con enfado—. Eso significa que tu lobo no considera que estar con él sea una traición.
Parpadeo sorprendida, todos sabían sobre el dolor de la traición de un compañero. Solo besar a otro lobo deja a su compañero tanto dolor que estaría retorciéndose en el suelo. Por eso prácticamente ningún compañero se desvía, simplemente no puedes salir a engañar a otro, tu compañero lo sabría.
—Como dije antes, Jamie-Lee debe elegir entre ustedes a quién aceptará como compañero —se gira hacia mí, sonriendo tristemente—. Lo siento cariño, tienes hasta la noche antes de la próxima luna llena para decidir, emparejarte y marcar a tu compañero —dice amargamente.
—¡Papá! Soy el futuro Alfa —habla Caden, con la desesperación en su voz—. Necesito a mi Luna.
El Alfa Scott mira fijamente a su hijo y puedo ver el dolor en su rostro por la situación en la que se encuentra su hijo.
—Lo siento, Caden, Jamie-Lee es la que ha sido bendecida con dos compañeros, es su decisión, nadie más puede tomarla por ella.
Toma una respiración profunda, dejándola salir lentamente.
—Cada uno pasará tiempo con Jamie-Lee durante la próxima fase lunar. Conozcanla, permítanle conocerse para que pueda tomar la decisión correcta —toma mi mano mientras trato de procesar lo que se está diciendo—. Lo siento cariño, sé que esto es difícil, pero debe hacerse.
Dirigiendo su mirada a los dos hombres que siguen mirándonos en estado de shock.
—Ambos pasarán tiempo igual con su compañera y no interferirán cuando ella esté con su otro compañero, ¿entendido? —pregunta con severidad.
Ambos hombres asienten, sin pronunciar una palabra mientras el Alfa hace una mueca, dirigiéndose a mi padre.
—Será mejor que la lleves a casa —le murmura, mi padre asintiendo de inmediato, acercándose a mi lado y rodeando mi brazo con su mano, sacándome de la zona despejada.
—¡Se quedan! —es lo último que escucho detrás de mí y sé que uno o ambos de mis compañeros intentaron seguirnos.
—Papá —lloriqueo, mi pecho empieza a doler mientras mi loba llora, arañando mi mente más y más con cada paso que me alejo de Caden y Hadley.
—Vamos JJ, tenemos que irnos —gruñe mi padre, alargando sus zancadas mientras yo tropiezo para seguirle el ritmo con estos zapatos ridículos.
Al llegar al coche, mi loba está empujando hacia la superficie, aullando fuertemente en desesperación. Mi padre me da la vuelta, mi espalda golpeando la puerta del pasajero mientras se agacha para mirarme a los ojos.
—Skarla —la llama suavemente—, tienes que parar y retroceder —su dolor refleja el mío, pero no hay confusión en la orden y Skarla se acuesta, gimoteando en mi mente.
Abriendo la puerta, me empuja hacia el interior, la puerta se cierra de golpe y mi padre corre hacia el otro lado del coche, se desliza adentro y enciende el motor, saliendo a toda velocidad del camino hacia la casa de la manada mientras un aullido de dolor llena el aire. Lo sé sin siquiera intentarlo, es el lobo de Caden, Cobalt, llamando a su compañera, pidiéndole que regrese a él.
Mi loba está gimoteando, su cuerpo temblando por la necesidad de responder a su compañero, pero la orden de mi padre la mantiene alejada de seguir sus instintos.
—Papito —susurro, mirando a mi padre, quien agarra el volante, conduciendo mucho más rápido en el camino de vuelta a casa familiar de lo que condujo hasta aquí.
—No ahora JJ —gruñe mi padre—, espera hasta que lleguemos a casa, por favor —agrega, lanzándome una mirada suplicante.
Asintiendo, me hundo en el asiento, abrazando mi cuerpo protectoramente.
Al llegar a la casa de mis padres, mi padre apaga el motor, sale del coche y se apresura hacia mi lado, abriendo la puerta y ayudándome a salir antes de guiarme hacia la puerta principal.
Mientras me empuja, mi madre levanta la cabeza desde el sofá, sorpresa y luego tristeza cruzan su rostro mientras se levanta y se acerca a mí.
—Oh, mi bebé —solloza—, ¿nadie vino? —susurra a mi padre, quien mueve la cabeza sombríamente.
—Oh, no, ella encontró a su compañero —respondió tranquilamente—. Ese es el problema.
Mi mamá frunce el ceño.
—Eentonces, ¿por qué está aquí? —preguntó antes de que se aferrara al corazón—. ¿La rechazó? —siseó, la ira estropeando sus rasgos.
Mi padre coloca una mano tranquilizadora en su brazo.
—No, él no rechazó su amor —suspiró.
—Entonces no entiendo —murmura ella mientras me muevo más allá de ella hacia la ventana que mira a la casa de la manada, dejando a mis padres susurrando detrás de mí.
Mirando el campo, solo puedo distinguir una figura solitaria y oscura sentada en la hierba. Aunque no puedo ver su cara, sé que es el lobo de Caden y que me está mirando fijamente. El Alfa debe haber dado una orden a ambos de mis compañeros, prohibiéndoles acercarse a la casa de mi padre esta noche, así que Cobalt me está protegiendo de la única manera que puede.
Las cortinas se cierran de repente frente a mí y una mano suave se posa en mi hombro, dándome la vuelta hacia el firme pecho de mi padre. Envuelvo mis brazos alrededor de él, enterrando mi cabeza en su pecho, inhalando su olor familiar mientras las lágrimas resbalan por mis mejillas.
Mi padre me abraza en silencio mientras lloro, me mece suavemente como lo hacía cuando era una cachorra antes de finalmente apartarse y guiarme hacia el sofá donde me hundo, agarrando una almohada y abrazándola.
—JJ —comienza en voz baja—. Sé que esto es difícil para ti.
Lo miro.
—¿Pero por qué tengo que elegir? —susurro, solo ha pasado una hora pero los vínculos ya están formándose y físicamente duele mi corazón en solo pensar en el dolor que uno de mis compañeros sufrirá por mi rechazo.
¡Podría matarlos! ¡Podría matar a mi propia pareja! Las lágrimas recorren mis mejillas ante esa idea, mientras mi loba aúlla en mi mente tan angustiada como yo.
Mi papá toma mi mano mientras se sienta en la mesa de café frente a mí.
—Sé que será difícil, pequeña, pero los hombres lobo solo pueden tener una pareja.