"¿Adónde vas esta noche?" pregunta mi hermana Bailee mientras me seco los labios con un pañuelo, "y ¿por qué te estás arreglando aquí y no en la casa de la manada en tu habitación?" La miro a través de su espejo y hago pucheros, "pensé que te gustaría verme" dije, "¿qué pasa, ya no soy genial ahora que tengo veintiuno? ¿Mi hermana no puede ser vista conmigo?" Bailee rueda los ojos por mi dramatismo, "sabes a qué me refiero" murmura desde donde está sentada en su cama, con las piernas cruzadas. "No has venido desde todo el...," baja la voz dramáticamente, "lío de ser reclamada." Me río de sus teatralidades, "está bien, puedes decirlo en voz alta" susurro burlonamente, "no es como si fueras a invocar a un demonio si dices sus nombres." Mi hermana me saca la lengua y yo le hago lo mismo.

