Suelto un gran bostezo y me rasco una nalga mientras camino de mi habitación a la sala. —¿Ada va a venir, entonces? —le pregunto a Gillian que está acostada en el sofá, tecleando algo. —Sí. Dijo que vendría como a las siete —responde sin verme, porque continúa ensimismada en lo suyo. —¿Qué vamos a hacer? ¿Y qué vamos a comer? —No sé —responde despreocupadamente y continúa tecleando y riendo como boba. Estrecho los ojos mientras reparo en ella, sopesando lo que está haciendo. —¿Con quién hablas? ¿Algún tipo que conociste en Hawai? —indago, actuando como amiga celosa, mientras me acerco al refrigerador y abro el congelador para sacar un tarro de helado. —No, estúpida. Estoy mensajeando con Prady. —Se levanta, quedando sentada y me mira por encima del respaldo—. Escucha esto, ¿Recuerda

