Capitulo 5

2106 Words
Yohana. —¡Gracias Marce!. —Discúlpame Yohana, es un barrio terrible y sé que esta mal dejarte aca. —No te preocupes, voy con Dios. —le doy un beso y entro al barrio intentando caminar con calma, voy cantando alabanzas y faltan unas calles para entrar a lo peor del barrio. —Yohana. —Miguel desde una camioneta me habla—. Sube. —Si. —rodeo para subir a la camioneta y me inclino a darle un beso—. Uuhhh, me salvas. —¿Te seguían?. —mira por los espejos—. Intenté de llegar bien. —No, es que esta re fría la mañana. —Ah si, ¿hoy tienes el mismo horario?. —Si, hasta el jueves que ahí salgo de franco tres días. —Uh que bueno, ¿y qué horario te gusta trabajar?. —Las mañanas son hermosas. —lo digo riendo—. Hay mucho movimiento de gente que estas todo el tiempo haciendo algo y las horas se te pasan volando, pero las noches las pagan mas asi que tengo que hacerlo por necesidad. —Que porquería. —Y bueno, soy el sostén de mi casa, no me puedo quejar. —¿Tus hermanos no ayudan?. —El casi menor de mis tíos si, pero los otros no, tienen hijos y sus cosas. —Pero tu por no tener hijos no significa que puedes con todo o como que es tu deber, ¿Cuando tengas familia qué va a pasar?. —le alzo las cejas diciendo todo sin decir nada ya que en discusiones con mis hermanos les dije lo mismo. —Bueno, mi papá esta en tramite de la jubilación que aun no sale y mi mamá fue de casa toda su vida, asi que quedo yo. —llegamos a mi casa enseguida, me inclino a darle un beso para bajar pero también se hace para adelante que casi chocamos—. ¡Ay, no te vi, perdón!. —No pasa nada, espera un poco. —tira el brazo hacia atrás—. Toma, esto es tuyo. —me da una bolsa de papel un poco pesada, lo miro sonriendo. —¿Qué es?. —Ábrelo. —abro viendo mi biblia. —¡No puede ser!. —¿Es la tuya?. —Si... ¿Pero cómo la encontraste?. —Pregunté y la encontré. —¡Ay Dios mío!. —me tapo la boca—. ¿Fueron tus hermanos?. —Nooo, nada que ver, no son de este barrio, son de otro. —sonríe señalando la bolsa—. Revisa si están bien. —saco las biblias y sonrío feliz por mi botella rosa. —¡Mi botellaaaaa, ay que alegría!. —me inclino abrazándolo—. Gracias Miguel, y discúlpame por pensar que fueron tus hermanos. —No pasa nada, solo que nunca mas te ayudo. —Aaaaagggg. —me alejo riendo y él sonríe. —Gracias por contarme lo que pasó, puedes contarme todas las veces que pase algo o que te sientas incómoda con alguien, conozco a todo mundo aca, me crié en este barrio asi que los conozco a todos y no le tengo miedo a nadie. —Bueno, gracias Miguel, de verdad, esto significa mucho para mi, esta biblia es regalo de mis quince años. —Me alegro mucho. —se gira cuando mi papá golpea el vidrio. —AHI VOY PAPÁ... Me voy, muchas gracias. —no me importa que mi papá este de super mala cara, yo sigo feliz al entrar a la casa. —¿Yo le hablo a la pared Yohana?. —Mira lo que me dió. —saco de la bolsa las biblias, abre enorme los ojos—. Le conté que nos habían robado y dice que preguntó a esa gente con la que se junta y las encontró... Mira papaaaa. —Mi Dios amado. —agarra su biblia envolviéndola en los brazos—. ¡Que alegría Yohana!. —Siiii, unas ganas de saltar tremendas tenia. —Y yo que ni lo saludé. —¿Viste?. —lo apunto sacándome la campera—. Das esa imagen de evangélico hipócrita. —No te pases Yohana. —me rio tentada—. Ella ya tiene que decir cosas malas. —Pero lo saludas pa, no tiene nada de malo. —Si, tienes razón, me dejo llevar por la familia que tiene y con quién se junta. —Juzgón. —riendo voy al pasillo—. Me baño y me acuesto, no doy mas. —¿No vas a comer nada?. —No pa, hubieron tres urgencias y me dejaron muerta de cansancio. —Bien, entonces cocinamos algo fuerte para cuando te levantes. —Si, no me levanten porfa, mañana hago doble turno, asi que necesito pasar de largo hasta las siete por lo menos. —Bueno, le digo a tu madre también. —Si por fa. —me baño rapido, mas que nada para sacarme el olor a medicamentos que siento cuando salgo del hospital, sentada en la cama miro mi celu que suena como llamada, es Miguel, corta y vuelve a llamar asi que atiendo enseguida—. ¿Hola?. —Al fin atiendes nena. —¿Pasa algo?. —sigo peinandome donde no se escucha necesitado de algo. —No, solo que te escribí y como no lo veías decidí llamar. —Ah bueno, es que cada vez que llego de trabajar me baño. —¿Todos los días?. —me hace reir donde lo dice como una sorpresa. —Por eso estoy quedando cada vez mas pálida. —Crei que era porque eres un vampiro. —¿Por no andar en la calle?. —Claaaro, trabajas de noche, duermes de día, un vampiro. —Aaaahhh, que malo. —La falta de sol te esta haciendo mas evidente todavía. —me da tremenda risa que lo dice super convencido, me paro a dejar el peine en mi tocador y apago la luz general. —Bueno, te lo confieso, soy un vampiro. —Visteeeee, nooo, soy tremendo, adivino todo. —¿Y adivinaste mi intención contigo?. —Ya como que no me agradas. —Aaahhh, ¿eres macho buscando cosas robadas y no para prestar tu cuello a un vampiro?. —¿Quieres mi sangre?. —Seco te voy a dejar, bajo tu propia voluntad te vuelves a acercar a mi. —me acomodo en la cama tapándome bien y gimiendo de gusto por las sabanas limpias y frescas. —¿Qué pasa?. —¿Con qué?. —Nada, escuché como gemías. —Aaahhh, él cree que me toco hablando y que su voz me excita. —AJAJAJA... Bueno si, estabas gimiendo. —Te digo la verdad y te bajo el ego. —Dime, ¿te estas tocando?. —Noooo, estoy en la cama con las sabanas. —Uuuhhh, me había re emocionado. —¿No vas manejando?. —cierro los ojos sonriendo. —Ya estoy en mi cama, acostado, viendo el techo porque no la comparto con nadie. —¡Que pena!. —Naaa, tampoco tanto. —Lo lamento mucho Migue. —Nooo nenaaaa. —enciendo la lampara porque siento que me duermo—. Ahora la cama esta muy fria, pero cuando vengas va a estar calentita. —¿Quieres que vaya a dormir a tu cama?. —Yyyy, obvio que si, eres una mujer muy hermosa. —¿Y por eso buscaste mi biblia?. —Nooo, porque eso hacen los amigos. —Bueno amigo, puedes venir a mi cama también. —¿Es grande?. —Que fanfarrón que eres por Dios. —se rie con mas ganas—. Te veía un tipo tranquilo, sin tanto bullicio. —sonrío porque mas se rie—. Eeeelllll cree que no sé, una cama de diez metros necesita. —Aaaajajajaa... Pero cuando vengas lo vas a saber Yohana. —Tienes veinte años Miguel, ¿de qué revolcada hablas?. —Veintidós casi veintitrés... —Oh uuhhh, peeeeerdoooon. —Y cuando vengas vas a ver la revolcada que te voy a dar Yohana. —hundo la cara en la almohada para no reír—. Vas a ver que la edad no dice nada y que mi cama que es enorme nos va a quedar pequeña. —Aaaahhh, Miguel, es re temprano para que digas esas cosas. —No es temprano, estamos pasado de rosca nosotros. —¿Pasados de qué?. —De rosca. —¿Y qué es eso?. —Es cuando estas mucho tiempo despierto y no... —se me cierran los ojos—. ¿Yohana?. —¿Mmm?. ..................... Me siento de golpe cuando la alarma suena, y me friego la cara con fuerza porque me duele mucho la cabeza y estoy no cansada, literalmente estoy para tirarme hacia atrás y chau trabajo, pero de solo pensar que en unos años ya puedo decidir los horarios a trabajar, planear mis guardias de ante mano y tener antigüedad me hace levantarme de la cama. —¿Mamiiii?. —Sshhh. —me acerco a donde están. —¿Qué hacen?. —hablo en susurro y cuando escucho a la vecina gritar lo entiendo. —No sé qué pasó, estábamos afuera acomodando las plantas cuando llegó el mayor de la vecina y entró como un loco. —salgo con mi papá que sigue con el arreglo del jardín delantero escuchando los gritos de los chicos y de golpe nada. —Como les da a esos pibes. —Creo que no fueron solo golpes papá. —salgo a la vereda y nadie esta viendo, me acerco a la casa de Miguel viendo a la hermanita con otro de los hermanos sentados afuera jugando con unos perros—. Hola. —Hola vecina. —la nena viene corriendo y sonriendo. —¿Están bien?. —Si. —se agarra de las rejas sonriendo sin parar—. Mi mano se hizo vivo con mamá y Mie le peo. —¿Muy feo le pegó?. —No, solo guita fuelte. —Aaaahhh, pense que se habia lastimado. —Ven aca Alma, sabes que no tienes que hablar con nadie. —Si, chao. —va con el hermano que me mira con una cara que da miedo sinceramente, son nenes pero tienen mirada de un adulto malo. —Nos vemos. —voy a mi casa viendo a mi papá—. Bueno, voy a comer algo y me voy. —Te guardamos comida y tu madre hizo unos sanguchitos asi te llevas. —Uuhhh si, —entramos los dos y yo directo a lavarme las manos. —¿Cómo vas a ir a ver Yohana?, mira si se ponen locos o sale el muchacho ese y te golpea nenaaa. —¡Ay mamá, hablas como si fueran salvajes!. —abro la heladera viendo que hay de tomar, mi papá tiene una obsesión con la gaseosa entonces siempre tenemos. —¿Y qué fuiste a hacer entonces?. —Fui a ver qué pasaba, se escuchaba tremenda la pelea mami. —Como las que tienen siempre. —Esta vez no se escuchaba como siempre. —El domingo cuando volvíamos de la iglesia con tu papá. —me siento en la mesa sirviéndome gaseosa y mi mamá revuelve la olla calentando la comida, y le sirvo a los dos también para que tomen—. Veníamos por la esquina cuando uno de los muchachitos estos nos pasa con la bici por al lado, pero iba desesperado, claro... —Gracias mami. —me pone un plato lleno de estofado. —Atrás venia el hermano en el auto, cuando llega, no sabes Yohana. —¿Qué?. —Frenó de golpe y el otro no podía entrar la bici cuando lo agarró ahí en la vereda hija. —Aaahhh mami. —Si Yoha. —miro a mi papá sonriendo—. Lo entró a los golpes a la casa, sabrá Dios qué hizo ese muchachito para que lo venga siguiendo y lo agarre de esa manera. —Yo lo que pienso es que es un muchachito intentando de guiar a otros y que no son su responsabilidad. —los dos me miran enseguida—. Es el mayor y es como que no esta su papá y alguien tenia que agarrar las riendas porque la madre no debe poder. —En eso tienes razón. —como la comida con ganas. —Esta buenísimo mami. —Ya te hice el bolsito. —Gracias. . . ¡Regalito! Quería pasar a aclarar que voy a estar usando muchas palabras descalificativos y fuera de lugar, espero sepan entender y no ofender a nadie. . .
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD