Miguel. Envolviéndola que casi la levanto la beso a Yohana contra el portón de su casa, es un beso que nunca di, suave, nada de chocarnos o mordidas, es simplemente lento, sabroso, lengua y mis manos por todos lados y las de ella envolviéndome por el cuello, mis manos en sus nalgas abundantes que no enseña porque todo lo que usa es suelto y no marca, entonces al tocarlas, uufff, grandes, bien llenas, como me gusta. —Mmm. —apoyo la frente en la de ella jadeando—. Creo que debemos entrar cada uno a su casa. —¿De verdad dices eso?. —No me siento lista Miguel, no todavía, espérame un poco. —Lo sé, y me refería que nos podemos besar un poco mas, —vuelvo a darle un beso—. Y voy a esperar, cuando estés lista voy a estar preparado. —De eso no hay duda. —miramos los dos hacia abajo, en donde

