Capitulo 1

4281 Words
Itsuki solo acepto ese trabajo por el dinero, pero realmente lo odia. Cuando era joven el dojo de su padre se fue a la quiebra, debido a una deuda mal administrada. Siempre le habían dicho que era bueno con los números, por lo que volverse un corredor de bolsa era su futuro inminente. Al menos fue lo que sus allegados pronosticaban para él y era la misma cuestión que lo hacía mantener ese empleo. El dinero y todas las cosas que este podía comprar. Un auto bonito que lo pudiera llevar a donde fuera, como por ejemplo a esa función especial de medianoche. Itsuki Akutagawa se detiene frente a la enorme cartelera. Sus ojos azules brillando por el reflejo del póster iluminado. Saca su teléfono del bolsillo de su saco para conseguir una buena foto. Deberá pedirle a su amigo ese anuncio cuando la película salga de cartelera. —Oh, Taku. —Un hombre de cabello largo se acerca a Itsuki—. Ven, ven tengo algo para ti. —Es extraño que estés aquí tan tarde Eiji. ¿Sucedió algo? —Itsuki cuestiona. —Es una función especial, y ya sabes. Ese actor es muy conocido. La sala ya está vendida y habrá muchos “Queriendo hablar con el gerente”. Evito que el problema se vuelva mayor. —Nishimura camina por delante gesticulando a medida que avanza y se detiene detrás del mostrador de los tiques—. Ya que siempre pides los carteles promocionales y bueno, ese préstamo me sacó de algunos apuros tengo esto para ti. Nishimura entrega un paquete de cartón blanco al corredor de bolsa. Este le mira con desconcierto y revisa la caja. — ¿Puedo preguntar qué es esto? —Akutagawa toca el borde de la caja apenas con la punta de sus dedos. —Es una figura de cartón de tamaño real de ese sujeto. —Dice Eiji, mientras susurra señalando al cartel promociona en la entrada de una de las salas—. Es idéntica a esa, enviaron dos, pero guardé una para ti. Eres mi amigo y sé que… —Estoy profundamente agradecido. —Itsuki dice haciendo una larga reverencia—. Eres un excelente amigo, estaré en deuda contigo toda la vida. —No tienes que ser exagerado Taku. Es solo cartón. —No digas eso. Es mucho más, es Ryūhei. —Reclama Akutagawa mirando con ilusión la caja en sus manos. —De verdad que te gusta ese actor. —Es maravilloso, Eiji. Él hace todas sus escenas de acción, no es solo atractivo… —Ya sé, siempre que vienes tenemos la misma conversación. Como sea, disfrútalo. —Las manos de Itsuki tiemblan cuando entra a la sala. Es un manojo de nervios cuando maneja de camino a casa también. Al llegar a su hogar se sienta sobre el suelo de tatami mirando la caja. La abre con sumo cuidado, como si fuera el tesoro más preciado del mundo. Ahí está él. Su cabello rubio brillante, sus ojos dorados como el oro. Esa sonrisa que ilumina la habitación que está en penumbras. No es necesario más luz pues él ya brilla lo suficiente. Itsuki jadea y pone la réplica de cartón de pie, levantándose también. Es solo un par de centímetros más bajo que el actor. —Ryūhei. —Akutagawa susurra envolviendo sus brazos alrededor del cartón—. Ryūhei, eres precioso. … Itsuki se despierta a su ritmo natural, ha sido una noche maravillosa. Descansó como nunca, siente su cuerpo revitalizado, listo para correr una maratón de ser necesario. Toma su réplica de cartón que se encuentra de pie al lado derecho de la cama y sale a la cocina. Se prepara el desayuno mientras le cuenta a Ryūhei los por menores de su trabajo. Es obvio que no obtiene una respuesta, la figura se queda inmóvil sobre la silla, su mirada fija en la espalda de Akutagawa. — ¿Quieres ver la televisión Ryūhei? —Itsuki pregunta para después encender la TV. Se queda en silencio un rato observando la subida y bajada en las acciones—. Es una suerte que Uber haya bajado hoy, podremos comprar a bajo precio y revender más tarde. Quizá Roko este preocupado, debería de enviarle un mensaje. Itsuki toma nota en su teléfono, escribe un corto mensaje a su compañero y vuelve a repasar el porcentaje de la caída. Si hace buenos movimientos podría ganarles a sus compradores 20%, obtener una comisión generosa y subir al segundo lugar de ventas. Akutagawa busca una servilleta y escribe concentrado hasta que la conocida voz llama su atención. El verdadero Ryūhei está en la televisión. —Dígame Sasaki-san. —La entrevistadora se acomoda sobre el sillón y revisa sus notas—. Irá a América en unos días. Tengo entendido que esta película es su debut en occidente. Itsuki se queda imposiblemente quieto, incluso su propia respiración es silenciosa. ¿América? Él no sabía eso, Ryūhei se irá de Japón, era un increíble actor, talentoso, atractivo. Era su futuro obvio. Pero Estados Unidos, Hollywood. Eran muchos kilómetros, muchas zonas horarias… —Cumplirás 27 la próxima semana. ¿Tienes algo preparado? —La mujer sigue preguntando. —Ah, es cierto. —Itsuki se lleva las manos al rostro y ríe. Hace casi 10 años que conoce a Sasaki. Aún recuerda la primera vez que lo vio cuando estaban en la escuela preparatoria. En ese entonces Ryūhei había debutado como modelo, más tarde se volvería actor. —Nada en particular, quizá esté con mi familia y algunos amigos. —Sasaki responde. —10 años. —Itsuki repite—. Eras tan joven en aquel momento. Yo era más joven incluso. Has mejorado tanto desde ese momento Ryūhei, es una lástima, una total lástima. Itsuki deja su lugar en la mesa y se acerca a la televisión. La figura de cartón del actor se mantiene inmóvil en su sitio, mirando por la ventana de la cocina. Akutagawa revisa su teléfono para ver las reacciones de los otros fans en tiempo real, para encontrar a alguien más que opine lo mismo que él. “Es el mayor error de tu vida, no lo haga Sasaki-san”. Un Tweet expresa lo que Taku ha estado pensando. —Alguien tan talentoso como tú, todo el mundo debería conocerte. Todos deberían de saber cuan maravilloso eres Ryūhei. Pero es tan triste, la vida en América no será para ti. Desperdiciarás tu talento iniciando en otro país. Tu esfuerzo se habrá perdido. Me llena de tristeza solo creer que fracases. Que envejezcas y mueras solo. —Akutagawa se detiene, se cubre la boca con ambas manos y solloza—. Es impensable, ver tu hermoso rostro corroído por el tiempo, ese precioso cabello dorado volverse blanco. Todo ese tiempo de entrenamiento y esa perfección absoluta siendo apagadas. Es vil nada más suponer que serás olvidado. No. —Sí, estoy muy feliz de que mis fans hayan comprado los boletos para la premier y espero que me apoyen en esta nueva etapa de mi carrera. —Sasaki hace una reverencia para concluir la entrevista. Akutagawa se levanta con rapidez llegando hasta la figura de cartón en la silla. —No lo permitiré Ryūhei. Que acabes con tu carrera saliendo de Japón. Que envejezcas y mueras. No permitiré que seas olvidado. Lo prometo, lo prometo Ryūhei. Te haré inmortal en la historia. Porque te amo. —Itsuki toma su abrigo y sale de la casa, necesita algunas cosas. Hablar con un par de amigos, un auto nuevo y un contratista. El tiempo comienza a correr, debe de encontrar la solución antes de que Sasaki se mude a América. … No es muy difícil encontrar el departamento de Sasaki en Shinjuku, no es muy difícil rentar un lugar desde donde pueda observarlo. Algunas cosas las compra fuera de Tokio, otras en internet y tiendas físicas. Un telescopio, binoculares, cuerdas de distintos tamaños. Un libro sobre cómo hacer nudos. Consigue cloroformo con un conocido que es maestro de química. De igual manera, tiene un poco de éter y otros tranquilizantes si algo sale mal. El reloj marca las nueve cuando Ryūhei vuelve a casa. Realiza su rutina sin ninguna alteración, los ojos vivaces de Itsuki lo siguen a través de la casa. Con el pecho desnudo va hasta la cocina, la primera alteración en su rutina. No toma su cena, solo bebe agua y vuelve a su recámara. — ¿Qué demonios estás haciendo Ryūhei? Debes de irte a la cama ahora, ya es casi medianoche. —El hombre dice claramente enojado. Sasaki se dirige a la puerta—. Espera, ¿Qué? ¿Alguien te visita? ¿A esta hora? ¿Qué estás ocultándome Ryūhei? El hombre del cabello n***o busca el segundo par de binoculares, pasa por la cocina y llega hasta el ventanal. Desde ahí tiene una mejor vista. Pero también queda expuesto. Apaga las luces del interior y se acomoda con el pecho sobre el suelo. Ahí lo ve, Hiroki Komaeda. Le conoce por supuesto, estuvo con Sasaki durante la última película. —Komaeda. Komaeda. Komaeda. ¿Qué haces visitando a Ryūhei tan tarde? Pero si es solo un maldito mocoso. No, Ryūhei, no. —Akutagawa continúa susurrando sin dejar de mirar a los actores en el otro edificio. Sasaki cierra la puerta y se inclina sobre el joven. Hiroki le corresponde, cerrando sus ojos para recibir el beso que su amante ofrece—. Ryūhei, Ryūhei, no, no, es imposible. Ese maldito niño, ese estúpido mocoso. Si alguien se entera de esto, tu carrera se acaba Ryūhei. No, no. Tengo que salvarte, no puedo dejar que sigas jugando con fuego. Salir con un hombre, públicamente. No, Ryūhei. ¿Debo de matar a Komaeda? No, no. Tengo que apresurar nuestra huida, tenemos que estar juntos pronto. Itsuki lanza los binoculares contra la pared haciéndolos añicos. Sube las escaleras en búsqueda del telescopio para confirmar que sus ojos no lo engañan. Las lágrimas bajan gruesas por sus comisuras cuando reafirma el hecho. Ryūhei ahora tiene un amante, no cualquier amante, un hombre. El joven actor Hiroki Komaeda. Akutagawa aprieta los dientes, sumamente molesto, da vueltas por la habitación como un animal enjaulado. Se tira del corto cabello n***o. Dos semanas más, fue lo que el contratista dijo. Su sótano que serviría como “sala de esparcimiento” quedaría listo en esa fecha. El sitio todavía estaba en obras, aún no podía llevarlo. No debía apresurarse. Aun si el odio recorre sus venas como metal caliente se controla. Aun si quiere irrumpir en el departamento de Ryūhei y matar a ese niño a golpes. No puede, porque esto no se trata de Komaeda. Se trata de él y de Ryūhei. De hacerlo inmortal y mantenerlo joven y bello. Por siempre. Un mes más tarde todo está meticulosamente planeado. Itsuki es un perfeccionista. Consiguió un atuendo similar al de Komaeda por lo que entrar resulta sencillo. Una peluca émula el cabello revuelto del joven. Visto desde el picaporte parecerá que se trata de su amante. Es cierto que no es la primera vez que está en aquel edificio. Entró en diversas ocasiones para ver los sitios de las cámaras de seguridad y revisar sus vías de escape. Akutagawa camina por el pasillo, el resto de los departamentos son rentados por familias. Es pasada la medianoche, los inquilinos están dormidos y la luz del corredor está apagada. Las cámaras de visión nocturna no tendrán pista de su tono de piel o el color de sus ropas, por eso subió usando las escaleras. El joven del cabello n***o golpea la puerta… Son los segundos más angustiantes de su vida. Sasaki está en casa, por supuesto, él lo vio a través de la ventana. El actor se asoma por la mirilla. Su plan ha funcionado, Ryūhei abre la puerta de manera inmediata al confundirlo con su amante. — ¿Komaeda? ¿Qué haces aquí? ¿sucedió algo? —Sasaki pregunta a la par que la puerta se abre. Su voz es maravillosa. Es la primera vez que lo escucha tan cerca, en cualquier otra situación se habría tomado el tiempo de deleitarse con ese tono tan profundo que tiene. Pero ahora no es el momento. Itsuki aprieta el pequeño paño que guardó en su bolsillo y con rapidez se lanza sobre el actor como si intentara abrazarlo. Ryūhei con la guardia baja no opone resistencia. Hasta que la tela húmeda se presiona sobre su boca y nariz. No fue a Hiroki a quien abrió su puerta. —Ahora podremos estar juntos, Ryūhei. —El intruso dice. Un par de enormes ojos azules, con pupilas negras que casi eclipsan por completo los iris es lo último que Sasaki ve antes de dormirse—. No tienes que preocuparte más, yo cuidaré de ti ahora. Sasaki es más pesado de lo que él imaginó. Lo toma por debajo de los hombros y arrastra hasta el sillón. Itsuki entró a revisar la casa antes, para poder desconectar las cámaras. Se dirige inmediatamente hasta la recámara y cambia su ropa por algo del clóset de Ryūhei. Su complexión física es similar a la del actor, solo que un poco más bajo. Busca el arcón de madera que este guarda debajo de la cama. Ahí encuentra algunos bienes personales. Cosas que Ryūhei pensaba llevar a su mudanza a América. Fotografías, ropa, algunos muñecos y cartas. Taku se toma el tiempo de poner todo de nuevo en su lugar, sabe el sitio correcto de cada artículo pues él vio a Ryūhei acomodarlo en el arcón. El hombre del cabello rubio respira con tranquilidad, ajeno a lo que pasa a su alrededor. Ahora con el cofre vacío Itsuki lo lleva hasta la sala, para después envolver las manos y piernas del actor con las cuerdas que ha llevado consigo. Le llena la boca con un paño limpio para posteriormente cubrirlo con un poco de cinta que ha encontrado en el departamento. El arcón es lo suficientemente grande para que él desmayado hombre quepa en su interior. Itsuki cubre su cabeza con una gorra y con la capucha de la sudadera. El reloj en su muñeca marca las 3:00 am cuando sale al corredor arrastrando el arcón hasta el elevador. Su mirada se mantiene baja, concentrado en observar el tapete del suelo. Es imposible que se encuentre con alguien. Finalmente, llega al sótano, el auto de Ryūhei es sin dudas el más lujoso en aquel estacionamiento, es fácil hallarlo. Subir el cofre al maletero es lo más complicado, por el peso de Sasaki y la densidad de la madera juntos. Después de un par de intentos la cajuela cierra y él puede ponerse a andar. La puerta del departamento está cerrada, dejó dentro de la casa algunas cosas que servirán después, antes de salir a carretera necesita comprar algo en la tienda de conveniencia y recargar gasolina. Es un viaje considerablemente largo manejar hacia las afueras de Tokio. En el sitio donde la ciudad termina y los campos comienzan. Ryūhei sigue dormido cuando Itsuki se detiene en una ladera desierta. Su propio auto está estacionado cerca para poder hacer el cambio. En ese momento agradece el seguir entrenando, pues si fuera menos musculoso no podría sacar a Sasaki del auto. Llevarlo hasta su propio vehículo y traer a quien serviría como mártir para esa labor. Montar la escena es lo más meticuloso de todo. Vestir al sujeto que se quemara en el auto de Sasaki con la ropa que él tomó para sí mismo. Ponerle los anillos y pulseras, ese collar que también usa. Empaparlo con licor para simular que ha estado bebiendo. Es solo una excusa para usar el alcohol como acelerante. El tanque del vehículo también está lleno. Realmente no es que se arrepienta de quemar vivo a un sujeto. Ni siquiera lo conoce, solamente fue alguien con mala suerte. Aun si puede parecer cruel le llena la boca de petardos para que no pueda ser identificado por el registro dental. ¿Podría pensar que fue un suicidio? ¿Podrían creer que fue un asesinato? Eso no importaba, Sasaki Ryūhei habría muerto de una manera trágica a los 27 años. Era el final que buscaba. Itsuki se queda mirando el auto arder durante unos segundos, hasta que la primera explosión lo alerta. Casi es hora de que el sol salga y él debe de volver a casa. Fue una excelente idea construir una cochera. Así nadie lo vería bajar el cuerpo inerte de Sasaki y meterlo a la casa. De nuevo, es complicado descender todas esas escaleras hasta el recién inaugurado sótano, pero cuando llega al fondo del pozo es como tocar el cielo. Ryūhei Sasaki es finalmente suyo. … Sasaki siente un profundo dolor en la mandíbula, sus manos y piernas hormiguean en señal de que lleva mucho tiempo en la misma posición. Abre sus ojos despacio, parpadea con lentitud acostumbrándose a la penumbra. Sus manos están atadas a un tubo sobre su cabeza. Sus tobillos unidos juntos con una cuerda gruesa en un tipo de nudo que nunca ha visto. Hay una cama en una de las esquinas, una mesa de metal y una silla, ambas clavadas al piso. El suelo está cubierto por una alfombra, no puede distinguir nada más, intenta volver su cabeza para ver que se encuentra detrás de él. Imposible, el tubo no lo permite. —Finalmente despiertas Ryūhei. —Es necesario solo que escuche ese tono de voz para recordar lo que pasó. La manera en que ese sujeto dice su nombre—. Estoy tan feliz de que estés conmigo ahora. Él se inclina quitando la cinta de la boca del actor y removiendo la tela en su cavidad. Sasaki mueve su mandíbula. Está lleno de preguntas, ¿Quién es él? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Va a matarlo? ¿Le pedirá dinero? Aun en la obscuridad los ojos azules parecen centellar, como si brillaran rebosantes de júbilo, empapados de algún tipo de placer. — ¿Quién eres? —Es lo primero que sale del cerebro congestionado de Sasaki. —Pero que tonto soy. —El hombre se ríe mostrando un par de filas de dientes blancos y brillantes—. Puedes llamarme Taku y soy tu salvador, Ryūhei. — ¿Mi salvador? —Cuestiona el rubio con el cejo profundamente fruncido—. ¿Salvarme de qué? ¿Estás loco? Eres, eres uno de “esos”. — ¡No lo digas! —Itsuki se abalanza sobre Sasaki, tomando su rostro entre sus manos y buscando un lugar en el regazo del actor—. No soy como ellos, te amo Ryūhei. ¿Acaso no lo entiendes? Estas al borde de la perfección como artista, en el punto más alto de tu carrera… Tú… Tú… —Oh dios. —El rubio exclama. —Tú pensabas irte a América y empezar de nuevo. ¿Si eso no funcionaba? No, no. Perderías tu carrera aquí, ellos te olvidarían. Solo tendrías papeles pequeños ahí, nada digno de tu grandeza, ¿Por qué? ¿Por qué quieres irte? ¿Si aquí todo es genial? ¿Por qué desperdiciar tu talento donde nadie lo apreciará? —Bájate de mí, estás enfermo. —No, no lo entiendes. Hago esto por ti. Por tu carrera, para que seas inmortal. —La última afirmación deja frío al actor. Sus ojos abiertos con puro terror mirar al hombre sobre sus piernas. — ¿Qué hiciste? —Te asesiné. —Taku responde. Sasaki jadea y baja su mirada al suelo—. Ahora mismo deben de estar recogiendo tu cadáver y reconociéndolo por los accesorios que llevabas. — ¡Estás loco! —Grita el rubio y hecha su cabeza hasta para golpear a Itsuki. El azabache gime cayendo de espaldas y se ríe. —Sigues sin entenderlo Ryūhei. —No me llames Ryūhei. —Estabas en la cúspide de tu carrera. —Y ahora estoy muerto. —No, no. Ahora eres inmortal. Serás joven, fuerte y hermoso por siempre. —Taku se inclina sobre él de nuevo. Acuñando el rostro del actor entre sus manos—. Cuando alguien piense en ti siempre tendrá esa imagen maravillosa. Un actor de primera, que nunca cometió equivocaciones, ¿no lo entiendes Ryūhei? Te convertí en una leyenda. —Porque no viví lo suficiente. —Porque serás joven para siempre, todos envejecerán y serán olvidados. Morirán en el olvido, pero tú no Ryūhei. Te convertí en James Dean. —No. —Todo el mundo allá afuera está hablando de ti ahora. —No. —Serás una leyenda. Como Cobain, como Lennon. Más importante aún, serás joven y fuerte por siempre. No podía quedarme y ver como tu talento y tu carrera morían de a poco. No podía dejar que te convirtieras en Elvis, cuando podías ser John. —El que no lo entiende eres tú. —Sasaki aprieta sus puños temblando—. ¿Quién te crees para tomar mis decisiones? ¿No pensaste que yo quería ir a América a fracasar? Caerse y levantarse son placeres valiosos de la vida. Tú estás negándome el crecimiento personal. Estás decidiendo mi futuro, pude ser aún más conocido, aún mejor actor y tú. —O pudiste tomar un solo papel y desperdiciar todo por lo que has trabajado. Reflexiónalo Ryūhei, ya habías alcanzado tu punto máximo. Desde ahora solamente podías decrecer. Es mejor morir ahora, cuando serás reconocido por tu belleza y talento. Cuando estás tan cerca de la perfección que eres casi un dios. —No me toques. — ¿Por qué? No puedes decir que no te gustan los hombres. Sé sobre lo tuyo con Komaeda. Él debe de estar muy triste ahora, espero que no diga que estaba contigo, eso podría machar tu reputación. Me pregunto si debería matarlo. —Esto no se trata de él, no lo inmiscuyas aquí. Estás loco, ¿Cómo no me di cuenta de que me estabas siguiendo? Fui un imbécil, dios, ahora mis padres. Mi hermano. —No únicamente ellos, todo Japón está de luto por tu pérdida. Tu nombre es trending toping y las noticias mundiales hablan de ti, Ryūhei. Es lo que quería, es lo que mereces, serás inmortal, vivirás a través de tus películas por siempre. Un rostro joven y fuerte, nunca se pintarán canas en tu cabello, nunca se marchitará tu faz. —Lo hará, ¿no vas a matarme de verdad o sí? —Pero el mundo nunca podrá verlo. Ante los ojos de internet, de los críticos, de la historia de la humanidad. Serás el talentoso actor que murió joven. Quien solo tuvo logros y éxitos en su carrera, lo repito, serás inmortal a través de tu trabajo. No importa cuántos años o siglos pasen, en la pantalla serás joven por siempre. —Mátame entonces. —No, no. Quiero estar contigo, aunque si intentas escapar de aquí no dudaré en matarte. Ve esto como una segunda oportunidad, Ryūhei. —El joven del cabello n***o pasa sus manos sobre el rostro de Sasaki. Trazando con sus dedos las facciones del actor, su nariz, el contorno de sus labios. Los parpados y sus pestañas—. De cerca eres incluso más hermoso. Taku se inclina, acercando sus labios a los del rubio. El mayor mueve su cabeza evitando el beso que Itsuki pensaba darle. El azabache suelto una pequeña risa y se acerca al cuello de Sasaki, frotando su nariz sobre la piel blanquecina. Subiendo hasta detrás de las orejas del actor y pasando su lengua sobre la dermis. — ¿Eres de los que no besan? —Taku se burla. —No me toques, es asqueroso. —Sasaki protesta, alejando su rostro para evitar el toque del hombre del cabello n***o. —No tienes que hacerte el difícil. —Itsuki se acerca a su rostro de nuevo, tomando las mejillas en sus manos. Ryūhei acumula saliva en su boca, tomando una gran bocanada de aire le escupe directamente a su secuestrador. Akutagawa cierra los ojos por la sorpresa del impacto. El líquido caliente escurre por su nariz goteando hasta sus labios. El hombre de los ojos azules limpia la saliva con sus dedos, para después llevarlos a su boca—. Creo que no entiendes tu posición. —Vete al maldito infierno. —El rubio gruñe con enojo. Itsuki suspira y se pone de pie, sacudiendo sus ropas deportivas, para posteriormente limpiar su cara. —Te quedarás aquí. —El azabache señala el piso con su dedo—. Pensando en por que lo que hiciste está mal, hasta que aprendas la lección. —La lección es que deberías matarme, si me amas tanto como dices mátame ahora. —No quiero matarte, eres mi mundo Ryūhei. Eres todo lo que tengo, por eso solo yo puedo cuidarte y atesorarte. —Itsuki acaricia el rostro del actor, subiendo por sus mejillas y acomoda el cabello rubio detrás de su oreja—. Ten dulces sueños, nos veremos mañana. —Desátame. —El mayor ordena. —Si te portas bien lo pensaré. —No puedes dejarme así, es incómodo. Necesito ir al baño. —Debiste pensar en eso cuando me rechazaste. —La voz de Taku es lejana, Ryūhei puede oír las pisadas del azabache mientras sube las escaleras. La luz se apaga, no hay ventanas o algo que le indique si es de día o de noche. Sasaki está cansado, a pesar de que recién se despierta de aquella forzada siesta. El rubio cierra sus ojos, intentando adaptarse a la oscuridad. Ni un sonido, únicamente el latido de su corazón retumbando en sus orejas. No será fácil vivir de esa forma.
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