(25) Nuestros últimos días en Brasil fue en una pequeña isla de aguas azules, llamada Fernando de Noronha. Era un lugar tan relajante, que el solo de estar ahí, hizo que un romance tan estúpidamente bueno se hiciera presente. Esta vez no nos despegamos para nada. Y no puedo negar que uno de los momentos más memorables de mi vida, fue cuando puso sus labios en mis oídos y me dijo una y otra vez: -Te amo, te amo, te amo, te amo...-Parecía no ser suficiente para mí, era como un hermoso canto de ángeles. Era lo único que quería escuchar durante toda mi vida. A la mañana siguiente, sabía que teníamos que regresar a Londres, pero también sabía que jamás olvidaría toda esta semana. La mejor semana de toda mi vida, llena de amor y de sueño que jamás pude haber soñado antes. Así que abrí mis oj

