The real Slim Shady de Eminem suena en el estéreo de mi camioneta mientras manejo por el pueblo. Voy cantando la canción lo mejor que puedo.
-Feminist women love Eminem
Chicka-chicka-chicka Slim Shady, I'm sick of him
Look at him, walkin' around, grabbin' his you-know-what
Flippin' the you-know-who, yeah, but he's so cute though
Yeah, I probably got a couple of… ¿Qué demonios…?
Creo que estoy alucinando porque no hay forma alguna que lo que estoy viendo sea real. Cassie camina por la banqueta parándose en cada aparador de las tiendas. La ropa que trae puesta está sucia, como si no se hubiera cambiado en días y su cabello largo que por lo general siempre está bien peinado y cuidado, está hecho una maraña. Sin duda estoy alucinando porque no hay forma alguna de que Cassie este caminando por las calles del pueblo viéndose asi y sin ningún…vampiro que la esté vigilando.
Aun asi aparco mi camioneta en un espacio libre y me bajo. Cruzo la calle y camino detrás de ella asegurándome que no me vea. Aunque dudo mucho que se dé cuenta de su entorno. Se detiene afuera de la pastelería y se acerca al aparador con una mirada soñadora. Hay varios pasteles en exhibición y Cassie los observa todos antes de entrar a la pastelería. Me acerco a donde estaba parada hace unos segundos y la observo por el aparador. Se acerca al enorme refrigerador en donde tiene más pasteles en exhibición y Cassie se relame los labios.
Me imagine que estaría hambrienta pero no de pasteles particularmente. Un hombre con un vigota muy extraño se acerca a ella con una sonrisa y agudizo mi oído para escuchar lo que le dice.
-¿Puedo ayudarla en algo?- le pregunta. Cuando Cassie se gira en su dirección la sonrisa del hombre se borra y la barre de arriba abajo con escrutinio.
-Ah, eres tú-dice con un tono de resentimiento. Cassie no parece darle importancia o notar la actitud tan hostil del hombre.
- Quiero un pastel- le dice.
-Sí, recuerdo que esta conversación ya la tuvimos una vez. Y si espera que le haga un pastel con tan poco aviso le informo que esta vez no será posible. La última vez me apiade de usted y de su amiga porque parecían desesperadas pero me agarraron en un momento de debilidad.
Cassie inclina la cabeza a un lado y lo mira confundida. Entonces señala con un dedo detrás de ella y sonríe.
-Quiero ese pastel- se vuelve al refrigerador y le señala al hombre un pastel de chocolate con fresas en el centro. Hace el ademan de agarrarlo pero el hombre le da un pequeño empujoncito para apartarla.
-Solo yo puedo tomar los pasteles fuera del refrigerador- entonces abre el refrigerador y toma el pastel que Cassie le indico. La mira con desdén y camina hacia la caja con Cassie detrás de él. Teclea algo en la computadora y le da a Cassie el precio.
-¿Efectivo o tarjeta?- le pregunta. Cassie mira el pastel y traga saliva, su estómago gruñe y hace el ademan de agarrar el pastel pero el hombre lo aleja y entrecierra los ojos en su dirección.
-No tengo dinero- dice Cassie apenada. El hombre hace una mueca con los labios.
-Entonces no hay pastel- Cassie intenta agarrar el pastel otra vez pero el hombre lo aleja, repiten esto un par de veces y puedo ver un color rojizo subirle por el cuello al hombre. Entro a la tienda sin pensarlo dos veces y me acerco a la caja.
-Yo lo pago- le digo al hombre, sacando mi cartera y dejando un par de billetes sobre el mostrador. El hombre cambia de actitud inmediatamente y me sonríe. Mira a Cassie con desprecio nuevamente antes de tomar mi dinero y contarlo. Cassie me mira con los ojos bien abiertos y vuelve a tragar saliva.
-¿Qué estas habiendo?- le pregunto mientras el hombre pone el pastel en una caja para llevar. Me mira con el ceño fruncido, como si no entendiera lo que le estoy preguntando.
-Quiero pastel- vuelve a decir lo mismo que le dijo al hombre.
-Eso puedo verlo, lo que quise decir es ¿Qué estás haciendo tu sola aquí afuera y porque tienes hambre de pastel?- contempla mi pregunta durante un momento y exhala con fuerza. El hombre nos observa con curiosidad por el rabillo de sus ojos.
-Estaba caminando y vi los pasteles. Tengo hambre.
La observo detenidamente y no se con exactitud que será pero me da una vibra extraña, casi parece como si le costara trabajo actuar de una manera…normal. Digo, dado que ahora es una vampira no debería parecerme tan extraño pero aun asi no parece vampira, ni siquiera tiene el olor distintivo de los vampiros. Abro la boca para decir algo más pero el hombre se aclara la garganta y pone el pastel sobre el mostrador con una sonrisa en mi dirección.
-¿Algo más en lo que pueda ayudarlo?- me pregunta. Cassie toma el pastel y sale rápidamente de la pastelería. Miro al hombre y niego con la cabeza.
-No, gracias- le digo rápidamente y salgo detrás de Cassie. A cruzado la calle mientras abre la caja del pastel y toma un pedazo con la mano antes de llevárselo a la boca. Hago una mueca. Definitivamente algo extraño está pasando. He conocido a Cassie por muchos años y estoy seguro que nunca haría algo asi. Vampira o no.
-¡Oye!- la llamo y voltea en mi dirección desconcertada. Tiene toda la boca manchada de chocolate. -¿A dónde vas?
-Uh…-duda y mira alrededor, regresa su mirada a mí y se encoje de hombros- Estoy buscando a alguien.
-¿A quién?- pregunto.
-A Cassie
Parpadeo perplejo ante eso y no me doy cuenta que tengo la boca abierta hasta que una mujer pasa por nuestro lado y mira a Cassie con una mueca de disgusto. Sin duda no me esperaba eso ¿será posible que Cassie se ha desasociado debido a lo que le paso? Quizá ha creado otra personalidad o un alter ego. La tomo del brazo y nos alejó de la mitad de la calle. Cassie parece sorprendida ante esto y acerca la caja de pastel a su pecho con la otra mano, casi temerosa de que le pase algo.
Nos cruzó la calle nuevamente y me aseguro de que no haya alguien observándonos antes de adentrarnos en el bosque. No podemos estar en plena vista con Cassie en esta condición ¿acaso es posible que un vampiro tenga un alter ego? A estas alturas ya no estoy seguro de nada. Observo a Cassie que mira todo alredor temerosa, cuando sus ojos recaen en mi parece casi temerosa. Intenta zafar su brazo de mi agarre pero no la dejo.
-¿A dónde vamos?-pregunta en un susurro.
-A un lugar en donde nadie pueda vernos u oírnos.
-¿Por qué?- vuelve a susurrar y mira los árboles y detrás de nosotros temerosa. Traga saliva. Una vez que llegamos a un lugar del bosque que este lo suficientemente alejado del pueblo la suelto y su primer instinto es retroceder. Sujeta la caja del pastel con las dos manos y me mira con los ojos bien abiertos casi sin parpadear.
Nos quedamos en silencio observándonos. Definitivamente no hay algo bien con ella. Tal vez se le zafo un tornillo con la transformación y todo eso. No me sorprendería, supongo que cualquiera podría volverse loco por eso. Yo lo haría. Algo parece dar clic en su cabeza y si es posible abre más los ojos y deja caer el pastel en el suelo.
-Eres un lobo- retrocede rápidamente y la intento agarrar nuevamente pero esta vez logra esquivarme.
-¿Qué te pasa? Eso ya lo sabias- hace el ademan de salir corriendo pero la alcanzo y la sujeto por los hombros. Tiembla bajo mi agarre y mira alrededor como si esperara que alguien más saliera de la nada.- Oye…-digo y la sacudo ligeramente- mírame- sus ojos finalmente me miran y es entonces que me doy cuenta que su corazón está latiendo como loco-. No voy a lastimarte. ¿Si te suelto prometes no correr?- considera mi pregunta por un momento y asiente lentamente. La suelto dudoso y retrocedo un par de pasos.
Y entonces puedo ver el estado de su ropa. No solo está sucia sino que tambien tiene agujeros no, no agujeros. Rasgada. Su playera esta rasgada en el estómago y el pantalón tambien en la pierna derecha. Y para que la ropa de alguien se desgarre de ese tamaño solo significa algo: un lobo debió hacerlo.
Esta vez soy yo el que retrocede y Cassie me mira temerosa. No, en definitiva esta no es Cassie. O almenos no la Cassie que recuerdo. Decido seguirle la corriente y para ser sincero temo su respuesta.
-¿Quién eres?- su pecho sube y baja rápidamente.
-Rebecca
Oh por dios. ¡Cassie se ha vuelto loca! Saco rápidamente mi celular del bolsillo de mi pantalón y marco el número de Caleb. Suena un par de veces y cuando finalmente contesta no lo dejo hablar.
-Tienes que venir a donde estoy ahora mismo- digo.
-¿Paso algo?-pregunta Caleb alerta.
-Se podría decir- respondo- , pero no te lo pudo decir por el teléfono porque no creo que me creas hasta que no lo veas con tus propios ojos.
-¿En dónde estás?- me pregunta Caleb.
-Te mando la dirección por GPS- respondo y cuelgo. Sin desperdiciar ni un minuto le mando la localización y guardo mi celular. Cassie me observa con curiosidad y parece haberse tranquilizado un poco. Mira el suelo en donde dejo caer el pastel y hace un puchero aun con la boca llena de chocolate.