Capítulo 9.

1830 Words
No podía creer todo lo que su padre había dicho, ahora tenía mucho más sentido lo que había pasado en esos meses. Al terminar la conversación con su padre vago sin rumbo sin saber lo que hacía pero sus pasos lo llevaron de regreso hacia su suite, como llevado por una fuerza mayor a él hacia dónde estaba ella. -¿Está todo bien? Luces preocupado.- Había estado tan inmerso en sus pensamientos que no escucho cuando se acercó a él, pero cuando puso su suave mano sobre su hombro lo llevó de regreso a casa. -No lo sé, acabo de hablar con mi padre y nos dio noticias que no esperábamos. -Ya veo si quieres cuéntamelas ¿o es algo privado? -Es algo que le corresponde a la familia saberlo, pero prométeme que aún no se lo dirás a nadie más. Las noticias aún no deben salir a la luz. -Si le corresponde a tu familia saberlo no tienes por qué decírmelo, te dejaré solo si lo prefieres. -No por favor no te vayas te necesito.- La tomo de la mano con mucha dulzura y se la puso sobre la cara, no pudo resistirse, parecía muy solo y necesitado en ese momento y su corazón no quería alejarse de él otra vez. Con cuidado tomó sus hombros con el otro brazo y lo cubrió con él. Con una rapidez inaudita Leo la sentó sobre sus piernas y se recargó en ella. -Ya no pasa nada, estoy segura de que lo resolveremos ¿qué ocurre? -Mi padre está muriendo, le detectaron un cáncer muy agresivo y letal.- Las noticias la dejaron fría, se sintió inmediatamente mal por ellos, había sido un señor muy grosero pero era su padre y debían quererlo. -Lo lamento mucho, debe ser muy duro que se los dijera. -Lo fue, pero también es la explicación a todo lo que pasó. Cuando mi padre supo la noticia le pidió a los doctores que fueran muy precavidos con ella ya que aún no debía saberse por nada del mundo o la incertidumbre golpearía al país provocando un caos con los inversionistas, la economía del país depende mucho de los bancos que aquí se encuentran y ya que yo no era precisamente el príncipe heredero ideal mi reputación ponía en peligro el prestigio de la seguridad de Monterino. No me tomaba enserio mis responsabilidades y siempre estaba fuera del país haciendo tonterías. -Entiendo ¿por eso te organizó un matrimonio no? -Así es, creyó que si me casaba sentaría cabeza y dejaría de hacer tonterías y la boda con una princesa de un país árabe importante traería seguridad frente a las adversidades con una serie de tratados comerciales importantes, un plan elaborado pensando en que la noticia de su retiro dejaría en calma las aguas ya que su heredero tenía todas las cartas.- Mientras le decía todo aquello comenzó a jugar con su pelo y a inundarse de su dulce olor que lo tranquilizaban calmando sus nervios y ayudándolo a pensar con más claridad. -Entonces es muy importante que te cases con ella y supongo que ya no tendrás problema en firmar para que este bebe y yo podamos volver a casa.- Intentó levantarse porque la estaba poniendo muy inquieta tocándola de esa manera pero él no se lo permitió al poner los brazos firmemente sobre su cuerpo abrazándola. -Ustedes están en casa, comprendo el plan de mi padre, sin embargo eso no es lo mismo que apoyarlo. Es más importante que nunca tu presencia aquí, no sólo eres tú la que logra que yo sea una mejor persona y un gobernante más capaz, también traes contigo una seguridad que el pueblo de Monterino desea más que cualquier tratado, traes al heredero.- Dijo mientras ponía una mano suavemente sobre su vientre lo que le provocó una sensación de profunda emoción y amor, su hijo crecía dentro de ella una pequeña parte de él mismo estaba siempre dentro de ella, la sensación de posesión crecía dentro de suyo, esa mujer era su mujer y quería que todo el mundo lo supiese. -¿Porque no me lo dijiste? ¿Porque jamás me contaste quién eras realmente? -Al principio porque era muy egoísta, llevaba toda la vida rodeado de mujeres a las que sólo les interesaba mi dinero o mi título, pero de pronto apareciste tú que ni siquiera sabías quién era yo y solo porque no lees revistas rosas y porque yo era tan frívolo que jamás aparecía haciendo nada por mi país. Y quise aprovechar, hacer que te enamoraras de mí y no de un título, lograr que vieras al hombre y no al dinero. Pero después simplemente tenía miedo, cuando te conocí lo suficiente supe que de saber que te había estado escondiendo la verdad tú podrías dejarme y nunca nada me había asustado tanto, quería decírtelo explicando todo y de una forma suave y directa. Pero entonces apareció mi hermano y lo arruino todo. ¿Podrás perdonarme algún día amore mio? -Creo que puedo entender tus motivos así que no pasa nada, te perdono. Pero aun no entiendo donde entramos mi hijo y yo, creo que puedes darte cuenta de que no vamos con el papel, sería la peor idea del mundo que renunciaras a una mujer preparada para el reto de ser una reina y me prefirieras a mí, o peor aún que pretendieras tenerme aquí como la segundona. -Mi principessa si piensas eso es que no conoces a Aanisa, es demasiado dulce para ser una reina, le falta un poco de carácter y se pone muy nerviosa al rededor mío, seríamos un desastre juntos. Sin embargo tú me cuestionas y me retas, haces que piense más las cosas y logras que quiera ser una mejor persona cada día para merecerte porque eres fuerte, dulce, amable, noble y sincera. Eso es lo que el país necesita en una reina. Una mujer que se preocupe por su gente y que sepa actuar en momentos de crisis. -No creo que pueda, es demasiada presión. No sé si realmente tenga lo que se necesita para hacer algo así. -Tú fuiste la que me dijo que tendrías que ser una presidenta para poder hacer todo lo que querías, bueno pues aquí tienes la oportunidad para hacer el bien desde Monterino, sé que no es un país muy grande y que tampoco tiene la influencia que tiene México pero es la oportunidad de hacer cosas grandes, como regentes de un país independiente tendrás el acceso a cualquier plataforma internacional y además el dinero suficiente para hacer un cambio. Yo te apoyaré en todo lo que decidas emprender. -Estaba en una entrevista de trabajo y yo ni siquiera lo sabía. ¿Por eso tanto interés en cuando acabaría la carrera? ¿Querías saber cuándo sería libre de irme de mi país? Y todo lo que me dijiste de que viniera y después decidiríamos donde viviríamos ¿también fue una mentira? -Yo esperaba que te enamoraras de aquí y lo escogieras, pero no, no fue mentira, si tú hubieras elegido regresar a México me habría ido contigo, pero yo no sabía, nunca imaginé que mi padre estuviera muriendo, jamás pensé que me quedaba tan poco tiempo para prepararme. -Tienes razón lo lamento y gracias por decirme la verdad. Pero aún no sé qué esperas de mí ni que es lo que debería hacer. Ni siquiera hablo el idioma. -Tú solo debes amarme y enamorarte de aquí, lo demás tu corazón lo decidirá, confió plenamente en que tú encontrarás el camino, estas más preparada para el reto de lo que te imaginas. Naciste para ser mía y para ser reina. Lo demás lo aprenderás con rapidez, yo te enseñaré. -Es dulce de tu parte pero ¿y la princesa Aanisa? -Oh descuida amore mío, me encargaré de que sea feliz. Ahora ven vamos te enseñaré el país que reinaras.- Los puso en pie a ambos pero antes de que dieran un paso la detuvo. -Pero antes debo preguntarte nuevamente, eres el amor de mi vida y la persona con quien deseó pasar el resto de mis días y porque cuando crucemos estas puertas quiero que seas oficialmente y ante la vista de todos solo mía, te prometo que siempre voy a amarte y que estaremos juntos a cada paso, jamás volveré a mentirte y jamás traicionaré tu confianza, por favor hazme el hombre más feliz ¿te casarías conmigo? Cuando él puso una rodilla en el piso el corazón se le detuvo, solo pudo verlo estupefacta y observar cómo sacaba una pequeña cajita negra de su bolsillo, la abrió lentamente y dejo ver el anillo más hermoso que nunca había visto. Un intrincado dibujo de oro blanco decorado con diminutos diamantes y zafiros rodeaban un hermoso diamante coronado con un círculo de pequeños zafiros, el anillo era elegante y perfecto. -Este anillo perteneció a mi abuela, es algo antiguo porque sé que te gustan las cosas de época y que quieres coleccionarlas pero si lo prefieres te compraré un anillo más moderno.- El nerviosismo era palpable, este era el momento más importante de su vida y ella no decía nada, solo tenía la vista fija en el anillo hasta que una pequeña lagrima escapó de sus ojos. -Es la cosa más hermosa que haya visto jamás, su historia no hace más que hacerlo simplemente perfecto. Siempre soñé con tener una posesión así, una joya antigua que heredar a mis hijos. Eres el hombre más dulce y maravilloso que conozco te amo con toda el alma y será un honor ser tu esposa. Con una agradecida sonrisa puso el anillo en su dedo y se levantó con soltura, cada movimiento de su cuerpo parecía grácil y ágil, como un felino, pero ella ya no era su presa, era su compañera. Se besaron profundamente con una promesa de amor eterno hasta que sintió como el m*****o de él, crecía casi de golpe y prefirió interrumpir el beso. -Si seguimos así creo que no saldremos de aquí por lo que queda del día. -¿Y eso es malo? Te he extrañado demasiado y si no te importa creo que te enseñaré el país mañana, hoy tengo un par de ideas mejores. Sin decir nada rodeó su cuello con los brazos y permitió que la llevara en voladas hasta la cama más cercana donde reconocieron sus cuerpos como si no se hubieran visto en años, recorrió cada rincón de su cuerpo haciendo la suya, dejando su impronta en cada poro de su piel, ambos se demostraron cuanto se habían extrañado y cuanto se amaban una y otra vez durante horas, hasta ya muy entrada la noche. Y una vez que ella se quedó profundamente dormida en sus brazos recorrió con suavemente con las puntas de sus dedos su vientre, dando gracias por la felicidad que le esperaba. La abrazo con cariño y se preparó para el mañana, siempre que ella estuviera a su lado todo saldría bien.
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