CONFESIONARIO EN MI ALCOBA

640 Words
Ven, acércate, que muy despacio y cerquita a tu oído te contaré los secretos que sueño contigo, las formas en que haces humedecer mis labios, tus dedos recorriendo el contorno de mis curvas y tu deseo conociendo mi pecado. No temas que no muerdo; a menos que así lo quieras, y si te quedan dudas de mis ganas un recuerdo dejaré en tus nalgas, pero no pidas que sea suave, porque ahora mi hambre puede más y mi animal desea cazar. Sé que me veía tierna, inocente y quizás un poco coqueta, pero esa era la trampa de miel y tú quedaste atrapado en la venus de mi piel ¿Me temes? No lo hagas, no hay nada que temer, cuando quieras me detendré y serás libre de irte por esa puerta, pero hasta entonces yo gobernaré y te mostraré que de tierna e inocente solo tengo la almohada que ves, o quizás ni ella, porque incluso allí anoche pequé. (…) Mi bello cordero, mi inocente conejo, ha llegado el momento, corre, corre como si no hubiese mañana porque si te quedas en mis garras te demostraré la oscuridad que vive entre estos muros, eres tan hermoso cuando chillas que excitas mis demonios, aviva la llama con tus gemidos, opaca los molestos ruidos de la calle con tus gritos. Pobre cordero, dos horas de tortuoso placer y ya partió de este mundo, cada vez es más difícil encontrar a alguien que pueda soportar mi lujuria ¿acaso no hay nadie que pueda hacerme estremecer una noche completa? No sé en dónde buscar, no sé si existirá, pero no me rendiré; alguien debe haber, lo sé, estoy segura. Calzo mis botas, visto mi jean azul oscuro y un top rojo, quizás lleve la campera por si llueve, sí, mejor lo haré, hoy no quiero ser inocente, hoy mostraré al depredador en la selva. Enciendo mi auto para dirigirme a otro club famoso de la ciudad, pido una cerveza en la barra y salgo a la pista a bailar, al cabo de unos minutos siento una fragancia detrás de mí, es exquisita y me dejo llevar por la música y sus movimientos. Pego más mi trasero sintiendo su bulto, sus labios comienzan a recorrer mi cuello, noto sus grandes manos desplazarse de mis piernas a mi cintura, repasa el borde de mi top y mis pezones hacen presencia llamando su atención, lo sé porque escuché un suave gruñido. Un par de canciones más, una cerveza extra para el camino y ya lo tenía en mi auto con dirección a mi casa. Nunca me fijé en su cuerpo hasta encender las luces de la sala, él se abalanzó sobre mi boca en cuanto cerró la puerta, de nuevo sus manos se pasearon por mi cuerpo hasta alcanza mi trasero y levantarme, enredé mis piernas en su cintura y lo guie a mi alcoba. Retiré sus prendas entre besos y provocaciones, lo amarré a la cama y lo dejé deleitar la vista mientras mi ropa desaparecía, -Eres tan sexy- dijo. –Lo sé- respondí. Me coloqué en cuatro para desplazarme peligrosamente sobre él, mordí su labio con una sonrisa, él estaba tan encantado que me pareció tierna su inocencia. Me levanté un poco para que él levantara mi top con sus dientes, entendió el mensaje y así hizo, retiré la prenda frente a él, me levanté nuevamente para que repitiera el proceso bajando mi braga, dejó besos, lamidas y mordidas en el camino, parecía prometedor. Me fui hacia atrás dejando que la prenda se fuese retirando con su piel, cuando llegué a su m*****o la retiré por completo dejando expuesta su perdición, él sonreía victorioso sin saber que había caído en mi trampa. Pobre infeliz, no tiene ni idea que está en el peor lugar de la ciudad y en este reino mando yo.
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