Sebastián. —¿Qué están haciendo aquí? —pregunté, entre asombrado y exasperado. Valeria dio un paso a la frente, un tanto nerviosa. —Bueno, verán, después de un análisis exhaustivo de la situación, llegamos a la conclusión de que era imperativo acompañarlos en su luna de miel para... para... Renata y yo nos miramos atónitos, sin saber si reír o llorar. —¿Protegernos de los bebés? —pregunté, tratando de mantener la calma. —¿Alguna me puede explicar qué significa eso? Lucía salió de su maleta, con su rostro un poco pálido. —Es que en el colegio dijeron que en la luna de miel los papás hacen bebés. Y si tienen otro, nos van a olvidar. —¡Sí! —exclamó Emilia. —¡No quelemos un helmanito que llole todo el día! —pronunció con un tono más infantil. —Además, ocupa mucho espacio. Y mama va a

