Luka sentía el estrés en sus hombros. Los negocios eran cada vez más demandantes requiriendo su presencia. Desde que se había casado hace casi un año y las empresas de habían fusionado, su trabajo aumento y su vida se volvió un infierno.
Estaba con su copa de coñac en la mano. Por lo menos vivir al pie de la playa le hacía tener cierta tranquilidad. Dio un sorbo al licor mientras escuchaba las olas romper contra la arena con la luna que se reflejaba en el agua.
Era una noche tranquila hasta que algo en la oscuridad captó su vista. Un bulto oscuro se movía sigiloso entre la arena rodeando su casa.
Luka arrugó la frente tratando de ver de quién se podría tratar. El corazón se le aceleró en una mezcla de furia y sorpresa al reconocer la figura de su esposa que huía despavorida como alma
