No obstante la contundencia de mis palabras, Camelia no se inmutó en ningún momento, se mantuvo firme en su intención de pretender ocultarme su secreto, algo que bien sé y de lo cual soy el responsable principal. Como la vi en estado de colapso, no por mi presión sino tal vez por no encontrar una solución diferente a la posibilidad de acceder a mi petición, decidí dejarla tranquila. Una vez que el Licenciado ingresó a su despacho respiré profundamente, me siento como si un camión de concreto hubiese caído encima de mí, no es posible que no encuentre una solución diferente a verme obligada a acceder a sus caprichos, para resolver el problema del dinero para el pago al centro de salud de la cuota de este mes. Si bien anoche había considerado rotundamente hacerlo, ya en la mañana aunque do

