Estuve alrededor de una hora recuperándome de la impresión que me llevé al conocer el objeto de castigo de Bianca. Ella siempre ha sido una mujer de decisiones radicales, pero tanto como lo que acabo de ver, jamás. Esto no tiene precedentes, por lo menos en mi entorno Con razón mi padre siempre decía que era de temer. Llevarle la contraría es tentar al demonio, pero uno que no avisa sino que asienta su estocada donde más duele. Bianca al conocer mi debilidad por las mujeres bonitas y bien dotadas en sus atributos físicos, al seleccionar a esta rara mujer, frustró toda posibilidad de que caiga una vez más en la tentación de llevarme a mi nueva secretaria a la cama.
Ofuscado por esta forma de actuar, decido llamarla.
—¿A qué se supone estás jugando? —Le pregunto apenas me c
