Estaba llegando al Centro de salud cuando sentí el móvil vibrar en mi bolso, distraída lo tomé del fono del bolso y contesté sin ver el identificador de la pantalla. —Buenas noches —saludo. —Buenas noches Camelia —me paralicé en el acto al escuchar su voz—. Espero haya descansado. Espero le haya quedado lo que le envié. —Las recibí, pero no me las probé —Le contesto con nerviosismo—. —Pues debería hacerlo para ver si es necesario comprar uno que se ajuste a su fisionomía —recomienda—, hágalo ahora mismo. Ponga el móvil en altavoz y me va hablando. —Ahora lo veo imposible Licenciado —Le informo. —¿No me diga que está con alguien? —Me pregunta con autoridad en la voz. —No

