La mujer de inmediato se levantó del lugar, porque se sintió extremadamente incómoda con ese hombre, y con una sonrisa fingida le dijo:
—¡Bueno, voy a cambiarme. Debo ayudar a las demás chicas!
José, velozmente, la tomó del brazo y acercándose a ella le dijo:
—Después de que te pongas el uniforme, debes venir de nuevo a la oficina para presentarte a tus otras compañeras extranjeras.
Irina asintió con su cabeza, y con disimulo logró zafarse del fuerte agarre de ese hombre. Pronto, estando en aquel baño, la morena mirándose en el espejo un poco asustada por lo que estaba viviendo dijo en voz baja:
—Bueno Irina, debes ser fuerte y resistir por un tiempo en este lugar, ya luego cambiarás de ambiente. Mely nunca debe saber de esto, sería muy humillante. Si aguanté a Harry por veinte años
