-¡CUIDADO!- gritó mi madre, pero cuando lo hizo mi padre no logró reaccionar.
Aviones volaban sobre nosotros, y con ellos, bombas caían en todas partes haciendo estallar absolutamente todo lo que tocaban y tambien más aún.
Todos corrían para refugiarse y vivir, pero mi padre sin poder evitarlo, chocó contra varias personas que en ese momento corrían para salvarse.
-Sujétense- nos dijo mi padre mientras retrocedía, ya que a unas pocos metros la calle ya no existía.
Mi padre miró hacia atrás para no llevarse a nadie por delante, y yo seguía sin entender nada, intentaba entender todo lo que estaba sucediendo, hasta que el ruido de un vidrio rompiéndose me sacó de mi transe y el fluir de un líquido rojo se veía salir desde la cabeza de mi padre hacía abajo.
-¡PAPÁ!- grité y aquello fue lo último que grité pues el coche chocó y perdí el conocimiento por un par de minutos.
-¿Estás seguro que quieres acompañarnos?- me preguntó por tercera vez Anne mientras comenzábamos a caminar hacia el comienzo de lo que alguna vez había sido una ciudad.
Las bombas habían alcanzado aquel lugar y habían arrasado con muchos edificios, casas y establecimientos, pero aun así, se notaba de que se trataba de una ciudad lo bastante grande como para que un sudor frío comenzar a recorrer mi cuerpo imaginándome la cantidad de esas cosas podían haber caminado.
-Mi tío aun no despierta, y prefiero ser de utilidad que quedarme sentado y si se despierta JP, Lee y Austin estarán con él y le dirán que estoy bien- le contesté y ella me miró con una leve sonrisa en el rostro, la cual parecía algo triste porque me había enterado de que mi madre no había sido rescatada y podía ser que aun vagara por la ciudad, cosa que no me agradó y menos que Jared me dijera que no había quedado nadie con “vida” en el lugar.
¿Cómo era posible que él supiera aquello?
-De acuerdo. Entonces- se volteó al ver que habíamos llegado al comienzo de la ciudad, donde daban la bienvenida por haber llegado- Tobias, Walter, Gregory, Eric, Jared y tu irán al lado norte.
-¿Por qué siempre nos mandas al lado más alejado?- se quejó Gregory mirándola con cara de pocos amigos.
-Tú sabrás porqué- le contestó sin darle mucha importancia a su pregunta- Sam, no te preocupes, ellos te cuidarán ¿no es así?- les preguntó a los que irían conmigo con una cara que podía helar hasta la sangre más caliente, por lo que todos asintieron con temor, excepto por Jared, quien parecía poco interesado por cómo lo mirara la mujer- Mas les vale que me lo traigan de una sola pieza- los miró con los ojos entrecerrados- Porque saben lo que pasará si le pasa algo al nuevo.
-¡Que si mujer!- exclamó Gregory ya cansado.
-Solo se los quería dejar bien CLARO- le dijo enfrentándolo con la mirada, lo que obligó a Gregory a desviarla hacia otro lado.
Jared rodó los ojos a todo esto y comenzó a caminar hacia la ciudad.
El que se llamaba Tobias, quien llevaba lleva puesto unos pantalones camuflados con una sudadera que en algún momento había sido blanca, comenzó a caminar seguido por el otro que se llamaba Walter, quien llevaba una escopeta de caza con francotirador. Tobias por su parte, llevaba una pequeña arma con silenciador y dos machetes a cada lado de sus caderas.
Yo comencé a caminar cuando sentí que una mano sobre mi espalda me empujaba a que los siguiera, notando que se trataba de Eric, quien era el que más simpático parecía de todos.
Caminamos y de vez en cuando me volteaba a ver si alguien nos seguía.
-No te preocupes- me dijo Eric, quien se había quedado a mi altura y llevaba su arma en la mano- Nadie nos sigue por detrás.
-¿Cómo puedes estar tan seguro?- le preguntó susurrando para no hacer ruido.
-El primero que notará que alguien viene por detrás será Jared- me contestó sin quitar la vista del frente y de vez en cuando mirando a su alrededor.
Los edificios altos, o los que alguna vez había sido inmensos, comenzaron a aparecer.
-Estén alertas que nunca hemos venido aquí y no sabemos con qué nos podremos encontrar- dijo Jared para que nos calláramos y siguiéramos todos juntos, ya que por la charla que había mantenido con Eric, quien me contó varias cosas sobre cosas banales, nos habíamos comenzado a alejar del resto- Vamos a hacer más rápido si nos separamos en grupos como lo hacemos siempre.
-Si quieres Samuel puede venir con nosotros- comentó Tobias, quien me dedicó una tierna sonrisa, la cual pareció jovial y hasta aniñada.
-Irá conmigo- le contestó Jared- Ustedes preocúpense por sus parejas que yo me ocupo del nuevo. Ya tuvimos experiencia de dejar a alguno nuevo en sus manos y no ha salido bien.
-Sabes que no fue nuestra culpa- le contestó Walter mirándolo con cara de pocos amigos- El niñato se había quedado atrás y paralizado cuando la horda de esas cosas se acercó a nosotros y no pudimos salvarlo.
-La cosa es que prefiero cargar yo con la culpa que ustedes- le contestó haciéndome sentir no muy bien al respecto- ¿Todos tienen sus relojes?- les preguntó a lo que todos asintieron- Pues bien- miró el suyo- Nos volveremos a reunir aquí en una hora ¿de acuerdo?
-Está bien- contestaron todos al unisono y programaron sus relojes.
-¿No es algo arriesgado a que suenen unos relojes en medio de una ciudad que está completamente infectada de zombis?- pregunté sin poder creerme lo que estaban haciendo.
-No sonarán- me contestó Eric- Solo harán luces para avisarnos el tiempo que nos queda.
-Además, llamar su atención tampoco estaría tan mal- continuó Gregory con una sonrisa de diversión en su rostro.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Bicho de esos que nos cruzamos, bicho que aniquilamos- me contestó como si de un tema trivial se tratara- ¿No lo sabías? Mientras menos de esas cosas haya caminando, mejor para nosotros, así que es por eso que viajamos de ciudad en ciudad. Para acabar con ellos.
-Y para salvar a los que aún pueden ser salvados- terminó Eric mirando con cara de pocos amigos a su pareja- Aunque muy pocos quedan ya de ellos.
-¿Qué quieren decir con eso?
-¡Ya mucha charla!- cortó Jared- Nos vemos en una hora- y dicho aquello, me tomó de una de las muñecas y me comenzó a arrastrar hacia la ciudad, mientras que los otros se quedaban hablando sobre para donde irían antes de ponerse a caminar.
Me giré y miré a Jared.
-Toma- me dijo cuándo se detuvo de caminar, en un pequeño callejón entre dos edificios, los cuales habían perdido un par de pisos.
Me entregó una pistola con silenciador.
-¿Sabes usarla?- me preguntó, a lo que yo negué con la cabeza.
Suspiró.
-No te preocupes, mientras no salgas corriendo y gritando como niña- se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia la puerta de uno de los edificios que teníamos frente a nosotros y la cual se encontraba semi abierta.
-¿Por qué entramos aquí?- le pregunté mientras ingresábamos, hasta que escuché un grito de alguna planta de arriba.
-Cierra la puerta y mantén tu boca cerrada- fue lo único que me dijo antes de ponerse a caminar y dirigirse hacia las escaleras del edificio.
Yo cerré como me indicó y salí corriendo a su lado, porque ni loco me quedaba solo en aquel lugar, el cual parecía sacado de una película de terror, con sangre ya seca en las paredes e incluso algunos esqueletos.
-¿No es que todos se transforman en esas cosas al ser mordidos?- pregunté al llamarme la atención la cantidad de cadáveres que había por las escaleras.
-Los militares no solo tiraron bombas a las ciudades, sino que tambien tiraron un humo especial que mataba a los que aún no se habían transformado sin que puedan volver a la vida después de muertos.
-¿Cómo…?- comencé a preguntar cuando estábamos por llegar al primer piso, pero Jared se giró hacia mí a una velocidad que no me lo vi venir, me tomó del brazo girándome y pegándome contra la pared de frente y me tapó la boca.
-Shh- me susurró mientras unos gemidos y jadeos horribles se escuchaban a unos pocos metros de nosotros.
Unos cuerpos arrastrando los pies pasaron casi por nuestro lado, ya que nosotros estábamos cuatro escalones abajo, dirigiéndose hacia donde provenían los gritos de una mujer y los llantos de un niño, mezclado con los disparos de alguna arma.
Sentí como si mi corazón en aquel momento se paraba. Tenía más que miedo al tener a aquellas criaturas tan cerca, pero gracias a no sabía qué, aquellos cuerpos no se dieron cuenta de nuestra presencia.
-Quédate aquí- me dijo susurrándome en el oído, y despacio y sin hacer ruido, Jared subió hasta la planta y dobló hacia donde las criaturas esas se dirigían.
Un sudor frío recorrió todo mi cuerpo, cuando segundos después, vi a cuatro de esas criaturas corrían hacia donde Jared debía de estar acabando con las criaturas.
Sin pensarlo dos veces subí las escaleras y me giré hacia el pasillo donde se encontraba Jared disparándole con el arco a las criaturas que corrían hacia el con sed de carne y de sangre.
Mis ojos se abrieron de par en par, cuando de un solo tiro, logró enganchar a dos que iban uno detrás del otro.
Apuntó hacia mí y se le heló la sangre.
La flecha pasó rozando mi mejilla herida y lentamente, aun conteniendo la respiración me voltee a ver a qué le había tirado, encontrándome en cuerpo de una de esas cosas tirado a escasos centímetros de mí.
Jared quitó las flechas de los cuerpos y se acercó a mí algo cabreado.
-¿No te dije que te quedaras en la escalera?- me preguntó molesto quedándose parado a tan solo centímetros de mí, haciéndome dar cuenta recién allí, que él era unos cuantos centímetros más alto que yo.
-Es que…
-Yo se cuidarme muy bien solo y si te he dicho que te quedaras en las escaleras fue para que no fueras un estorbo- terminó, cosa que me dolió, no puedo mentir, pero, en parte era verdad; no lo había ayudado en nada, más que ponerme en medio.
Me llevé una de mis manos a mi mejilla, por donde había pasado la flecha y luego la dirigí nuevamente hacia el frente, viendo cómo Jared ya se encontraba doblando por el pasillo del primer piso.
Caminé hasta donde él se encontraba. Los disparos y los gritos había cesado, pero los llantos de un niño aún se escuchaban.
Jared abrió la puerta de donde se escuchaban los sollozos, la cual estaba semi abierta, y en medio de la habitación se encontraba un niño llorando al lado del cuerpo de una mujer.
Yo intenté adelantarme y ayudar al niño, pero Jared me tomó del hombro y me tiró hacia atrás.
-¿Por qué?- le pregunté, girándome a mirarlo.
Él solo se limitó a señalar uno de los brazos del niño, el cual, se veía desde donde y estaba, que estaba herido.
-Capaz es solo un herida que se hizo- le dije intentando convencerme de que no era lo que creía que era.
Él negó con la cabeza y soltando mi brazo, tomó su arco y apuntó hacia él.
Yo abrí los ojos de par en par, y me puse en medio.
-¿Qué crees que estás haciendo?- recién el niño se percató de nuestra presencia, porque los sollozos cesaron.
Un crujido de tablas se escuchó detrás de mí.
Jared me miraba con los ojos entrecerrados.
-Dijiste que había una cura.
-Él ya no puede tomarla- me contestó, mientras sentía que el niño lentamente se acercaba detrás de mí.
-¿Por qué?
-Porque ese niño…- a una velocidad que no consideré humana, me tomó del brazo y me tiró contra una de las paredes más cercana, dejándome ver el perfil del niño, en el cual se lograba ver una sonrisa macabra, sacada de una película de terror.
Se movió a una velocidad impresionante, esquivando la flecha de Jared y desapareció entre la penumbra.
-¿Qué… qué era eso?
-Debemos irnos- fue lo unico que dijo antes de acercarse a mí y tomarme de una de las muñecas para levantarme y arrastrarme hasta las escaleras.
Una risa de niño se comenzó a escuchar por todo el pasillo.
-¿Qué…?- volví a preguntar y frente a nosotros, a un par de metros apareció el niño con la cabeza gacha.
-Quédate detrás de mí- fue lo unico que me dijo Jared antes de colocarse delante de mí.
No entendía nada.
Detrás del niño aparecieron más de esas cosas que yo ya conocía.
El niño levantó la cabeza y en su rostro se lograba ver esa sonrisa que tanto me había asustado al verla entre la penumbra y tambien sus ojos rojos y negros, me recordaron a lo que había visto cuando había mirado a Jared por primera vez a los ojos.
-¡Joder!- exclamó al ver cómo poco a poco el pasillo se llenaba de esas cosas.
No íbamos a poder salir de allí con vida.
Disparos se comenzaron a escuchar detrás de toda la horda de esas cosas y poco a poco comenzaron a caer.
El niño miró hacia atrás y luego hacia Jared.
Corrió hacia nosotros, esquivando dos de las flechas que le tiró con una velocidad inhumana, hasta que la tercera, cuando ya se tiraba sobre su cuerpo, le dio en medio de corazón, provocando que cayera hacia atrás.
Sangre comenzó a brotar de sus labios y miró a Jared, mientras poco a poco sus ojos volvían a un color ámbar muy hermoso.
Jared tomó el arma que me había dado, y sin siquiera pensárselo dos veces, apuntó hacia la cabeza del niño, la cual estalló al recibir el disparo que mi compañero le dio.
-¿Están bien?- gritó Tobias acercándose a nosotros.
-Sí, estamos bien- le contestó Jared tendiéndome nuevamente el arma.
-¿Qué… Qué fue eso?- pregunté mientras veía cómo mis manos temblaban y mi cerebro aun no era capaz de procesar nada.
-¿Qué pasó?- preguntó Tobias sin entender nada, mientras su compañero se acercaba a nosotros.
-¿Qué…?- la pregunta quedó en mi garganta cuando mis ojos se toparon con los de Jared; rojos y negros.