Capítulo 5

2192 Words
  La noche había llegado a penas nos habíamos juntados con el resto del grupo fuera del a ciudad.   Anne se había ido junto con los otros, mientras yo volví con mi tío y los otros que habían sobrevivido. -¡SAM!- exclamó mi tío con los ojos llorosos mientras corría hacia mí y me abrazaba.   La verdad era que nunca me había agradado mucho el cariño que siempre daba mi tío hacia todos. Era un llorón de primera, pero desde que había comenzado todo, se había vuelto frío y algo distante. Verlo de aquella manera me había traído memorias de antes… de cuando tenía una vida muy distinta a la que llevaba en ese momento… haciéndome añorar aquella vida… que aunque me parecía algo monótona, por lo menos, no era una mierda.   Le devolví el abrazo, feliz de que había vuelto entre los vivos.   JP, Austin y Lee se acercaron a mi lado. -¿Dónde fueron?- me preguntó Austin. -A la ciudad. A buscar provisiones- le contesté, sin saber si era correcto decirles toda la verdad. -¿Qué ha pasado? La mujer aquella parecía algo alterada- comentó JP. -Sí, salió como si se la llevara el diablo y luego volvió con ustedes. ¿Qué fue lo que pasó? -N…Nada- mentí, consciente de que no me creerían y más mi tío, quien parecía un sexto sentido, sabiendo si le mentían o no.   Pero la verdad era que yo tampoco era capaz de creerme todo aquello.   ¿Era posible todo lo que me habían dicho? -Samuel- me llamó Anne por detrás, por lo que me voltee, encontrándome con ella a tan solo centímetros de mí y acompañada por dos hombres que no reconocí- Vengan con nosotros. Les diremos donde dormirán esta noche.   Sin haberme dado siquiera cuenta, me percaté de que habían armado un grupo de carpas de acampar en forma de círculo, el cual estaba cerrado por todos los coches, o mejor dicho, por la mayoría. -¿No es algo arriesgado dormir así? Digo, ¿Qué no están esas cosas rondando cerca?- preguntó JP, quien no parecía muy convencido de la forma en que se organizaban. -No todos dormimos- comenzó a decir uno de los hombres que se había colocado a su altura- Hacemos turnos y tenemos cámaras que colocamos a unos cuantos metros del lugar. Si llega alguna de esas criaturas, las derribamos. -Llamando la atención de los demás ¿no?- preguntó con ¿recelo? -No, porque lo hacemos con esto- contestó levantando el arma que llevaba en su mano, claramente con un silenciador incorporado. -¿Cómo es que le han podido poner un silenciador a esa cosa? -Tenemos gente que se ocupa de reformar las armas a la necesidad de cada uno.   JP parecía no creérselo, mientras que los demás escuchaban sin siquiera decir ni mu, al igual que yo.   Estaba cansado. Cansado de todo, pero más por todo lo que había pasado en el día.    Quería dormir. Aunque tampoco era muy buena opción, porque siempre tenía pesadillas. -Dormirán aquí- nos dijo Anne cuando llegamos frente a dos carpas- Repártanse como quieran, pero dejen un lugar libre porque dormirá alguien del grupo con ustedes tambien.   Tobias se acercó a nosotros con una sonrisa en el rostro al verme. -¿Y? ¿Dónde dormiré?- preguntó mirándonos a todos y luego clavando su mirada en mí. -Creo que sería mejor que Austin, Lee y yo durmamos juntos. Fred y tú, junto con él pueden dormir en esa- comentó, o mejor dicho, ordenó, JP.   Asentimos con la cabeza y cada uno se fue a la carpa asignada. -¿Sabes algo de Jared, Walter y Gregory? -No te preocupes por ellos, estarán bien, te lo aseguro. Siempre llegan rondando la madrugada- me contestó mientras abría su bolsa de dormir.   No podía creer lo tan confiado que estaba. No podía. Tenía una sensación de angustia e impotencia dentro de mí, que me era casi imposible de quitármela.   ¿Cómo eran capaces de abandonarlos así como así? -¿De quienes están hablando?- preguntó mi tío y miró a Tobias para luego volver a mirarme a mí.   Tobias sonrió y luego de lograr acomodar todo dentro, comenzó a contarle todo a Fred, quien parecía no poder creerse del todo aquello. Él siempre había sido un profesor de física de secundaría y de aquel colegió nunca había salido. -¿Es verdad lo que ha dicho?- me preguntó para comprobar que Tobias no deliraba.   Yo solo pude asentir con la cabeza.   Los ojos de mi tío parecía que se iban a salírsele de las orbitas. -Esto es… es…- no encontraba las palabras para poder decir lo que estaba pensando. -Voy a buscar algo para comer- comenzó a decir Tobias y se levantó- Iré tambien a ver si los otros tambien quieren algo para comer- fue lo último que dijo antes de irse. -Debemos irnos Sam- fue lo único que me dijo mi tío cuando Tobias ya se había ido. -Si no fuera por ellos no estaríamos aquí protegidos tío- le dije reprochándole con la mirada- Ellos nos salvaron. -Lo sé, pero ¿has oído todo lo que han hecho? Lo que son. Eso es… es… de locos. -Yo confió el ellos- le dije seguro de mis palabras. -¿Estás seguro?     Asentí con la cabeza. -Bueno, aunque estar con ellos significa que ellos no nos seguirán, no con todo el armamento que tienen- concordó con lo que yo había pensado anteriormente minutos después de un silencio algo incómodo- Pero… ¿sabes a donde nos dirigimos? -Según tengo entendido, esta era la ciudad que querían ver para buscar provisiones y eso. Ahora vuelven al campamento. -¿Sabes dónde está?   Negué con la cabeza.   No parecía muy convencido de nada y era entendible, luego de todo lo que tuvimos que pasar para llegar a donde estábamos… lo entendía. -Esta vez estoy seguro que no nos equivocamos- intenté alentarlo. -Permiso- dijo Tobias apareciéndose nuevamente- Tomen- nos tendió unas latas- Sé que no es mucho, pero somos bastantes y no tenemos mucho. Como tampoco encontramos mucho en la ciudad- comentó mientras se sentaba en su bolsa de dormir con las piernas cruzadas al igual que estábamos nosotros- Prometo que cuando lleguemos la comida va a ser mejor- nos sonrió y comenzó a comer.   Mi tío continuó mirándolo con desconfianza, aun cuando cada uno se acomodó en su bolsa de dormir para poder descansar y tener energías para el día siguiente que nos esperaba.   Un quejido se escapó de mis labios al sentir como aquel hombre me penetraba, como ya lo hacía constantemente, más de una vez por día.   Me sentía sucio. Ni pasándome una lija por todo el cuerpo quitaría esa sensación de sucio  que sentía cada vez que sus manos callosas y algo deformadas pasaban por mi cuerpo descubierto.   Aun no entendía cómo no había pescado algo. Me pasaba todo el tiempo desnudo, sin siquiera una manta para poder abrigarme.   Morir, en ese momento, debía de ser hermoso.   Poco a poco la vista se me fue nublando. No era la primera vez que me sucedía. Ya más de una vez había perdido la consciencia mientras mi cuerpo era violado por aquel hombre.   Ya ni siquiera lágrimas eran capaces de salir de mis ojos. Las había agotado a todas.   Sentía que alguien me sacudía y me pedía que despertara, pero no quería. No quería hacerlo. -¡Vamos Sam! No tenemos mucho tiempo- escuché decir por una voz muy conocida para mis oídos.   Lentamente comencé a abrir los ojos, acostumbrándome a la luz y lo vi. Él estaba frente a mí.   ¿Cómo era eso posible? -Vamos Sammy- me sonrió y me ayudó a levarme- ¿Puedes caminar?   Orientarme aun me era casi imposible, mi cerebro parecía que no era capaz de asimilar absolutamente nada de lo que estaba sucediendo. -¿Có…?- intenté preguntar, pero una voz completamente distinta a la que había estado acostumbrado a escuchar, suplantó a la original.   ¿Cuándo tiempo había pasado en aquel lugar? ¿Cuánto tiempo había pasado? -¡Sam!- intentó hacerme volver de la nube a la que me había ido.   Mantener una idea clara en mi cerebro era imposible.   Me sentía ido. Incluso drogado no me había sentido de aquella manera tan… tan… ido. -Vamos Sam, tenemos que irnos- colocó uno de mis brazos detrás de su cuello y me ayudó a levantarme. Un quejido salió de mis labios cuando intenté comenzar a caminar.   Sabía que si me soltaba iba a terminar de bruces contra el suelo.   Dolía y mucho. Me dolía todo el cuerpo, pero más la parte baja de la espalda. -Voy a matar a ese hijo de puta- gruñó con rabia. -Ja… Jack…- intentaba hablar, pero me era imposible.    La garganta la tenía seca y áspera. Como si hubiese estado meses y meses sin tomar algo, y en parte era verdad. -Aguanta Sam, ya nos vamos, ya nos vamos- repetía una y otra vez.   Llegamos junto con mi tío y mi madre. Mi tío me ayudó a subir a su espalda junto con Jack, quien me había sacado del lugar. -¡ALLÍ ESTAN!- escuchamos gritar y todos se voltearon a ver.   Los hombres que nos habían engañado estaban corriendo hacia nosotros con las armas en manos. -¡ATRAPENLOS!- gritó otro. -¡Corran!- gritó mi tío y comenzó a correr conmigo arriba.   Un sudor frío recorrió todo mi ser.   Tenía miedo. No quería volver allí.   Comenzaron a disparar.   De pronto Jack desapareció de mi campo de vista. Lo había visto caer. -¡JACK!- grité y miré hacia atrás.   Mi tío tambien se volteó para ayudarlo, pero cuando lo hizo, el cuerpo de Jack no se movió del suelo. -Hay que ayudarlo- le dijo a mi tío con miedo y terror de confirmar lo que había pasado por mi mente.   Quiso acercarse, pero los hombres aquellos seguían corriendo hacia nosotros.   Jack no se movió.   Me senté tan de prisa en la bolsa de dormir, que se me movió un poco todo lo que me rodeaba. El sol ya hacía asomo en el horizonte.   Fred y Tobias seguían dormidos, así que sin hacer ruido y haciendo malabares, logré salir de la tienda.   Me desperecé y miré a mí alrededor. No parecía haber nadie.   ¿Qué acaso todos dormían? -¿Ya estas despierto?- me preguntó una voz que me sobresaltó.   Me voltee y a unos pocos metros, Jared estaba apoyado contra uno de los coches que había rodeado a todas las carpas. -Estas… -¿Vivo?- preguntó con una media sonrisa falsa en sus labios- Anne me ha dicho que ya te contó todo, así que no creo que tendría que sorprenderte que siga vivo al igual que los otros dos. -Es que… -Esas cosas no nos atacan a nosotros. Incluso creen que somos lo mismo que ellos, así que no nos vemos afectados. Podemos pasar días y días a su lado y ni se dan cuenta que no somos como ellos- se acercó a mi lado- Toma- me dio un vaso térmico. -¿Qué es esto?- pregunté y lo miré, sin lograr ver nada, porque estaba tapado. -Café- me contestó encogiéndose de hombros- Supongo que te vendría bien con la cara que tienes. Parece que no has pegado un ojo en toda la noche. -No lo he hecho- me sinceré. -¿Y eso? -Nunca he logrado dormir decentemente desde… que…- incluso pensar en aquello me dolía. -Todos perdemos seres queridos Samuel. No por ello, nos quedamos estancados en ese tiempo. -No lo entenderías- giré mi rostro evitando el suyo.   Suspiró y se acercó a mi lado. -¿Mataste a alguien que querías?    ¡Que directo!   No contesté. -Supongo que eso es un sí. -No… no es que… lo haya matado… directamente… pero… lo he dejado… lo he abandonado… y nunca… me lo voy a perdonar. -En estos tiempos, salvar a todos los que uno quiere, es como intentar escalar la montaña más alta sin equipo. Es imposible. -Pero él me salvó y yo… lo dejé- le dije sin quitar la vista del vaso que me había dado.   Colocó una de sus manos sobre mi cabeza. -Todos tenemos nuestras razones, y no creo que lo hayas dejado porque hayas querido. Hay veces en las que por el miedo, podemos dejar atrás a alguien y salvarnos a nosotros mismos. Pero eso no te hace una mala persona ni tampoco un asesino. Tienes que aprender a llevar ese dolor que tienes en tu corazón sin que afecte tu salud o incluso tu sueño. Todos vivimos cosas horribles y más aún en este tiempo, pero tenemos que seguir adelante, junto con las decisiones que tomamos.   En verdad que lo escuchaba y lo entendía, pero me era imposible. Me era imposible perdonarme a mí mismo. Lo había dejado. Lo había abandonado, cuando él me había salvado.    ¿Cómo podía seguir viviendo sabiendo aquello?   ¿Acaso no hubiese sido mejor que muriera yo? ¿Qué me volvieran a atrapar así mi madre, mi tío y él se salvaban?   Vi cómo una lágrima cayó sobre la tapa del vaso.   Parecía que… nuevamente… podría llorar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD