Melanie.
Un maldito mes. Ha transcurrido un largo mes de cautiverio autoimpuesto en el que mi padre, mi hermano, Bruno y Louis me han mantenido confinada en la mansión Bellerose desde la llegada de aquel macabro "regalo". Amandus ha hablado con mi padre para que me retuviera como a un animal salvaje, y, por supuesto, mi padre lo hizo por mi seguridad.
Solo he podido comunicarme con Amandus un par de veces, siempre bajo la estricta vigilancia de Bruno. Me ha asegurado que todo en Italia permanecía tranquilo, sin intentos de ataque o robos. Aquí, la calma era idéntica, lo cual me resulta profundamente inquietante. Saben que estoy aquí, bajo custodia, y que cualquier asalto sería inútil. Pero yo no puedo permanecer prisionera de estas cuatro paredes; necesito ir a Italia. Se que me están oc
