Ava: ― ¿Estamos en Italia?― pregunto sin poder creerlo aunque tenga todas las pruebas en frente de mi. El océano mediterraneo se abre con un hermoso azul oscuro y se pierde en el horizonte. Giro a mi izquierda y observo las casas agrupadas a lo alto de la montaña, con colores brillantes y balcones decorados con plantas. Me volteo a Maxon, que me observa contento, y lo abrazo con toda mi fuerza. ―Si te ha gustado esto espera a que te muestre tu regalo de cumpleaños.― murmura en mi oído antes de soltarme. ¿Este viaje no es mi regalo? Maxon lee mi mente y enseguida me jala con él hacia el muelle donde varios yates, iguales o más grandes que el de él, están atracados. Cruzamos en una de las esquinas y luego frenamos al ver uno de los barcos más grandes que he visto en mi vida. Debe tener

