Reproducirse no esta en mi radar

3607 Words
XIMENA Espero estar nerviosa de nuevo. Y lo estoy, pero solo un poco, no tanto como antes. Aunque me sudan las palmas de las manos como locas, mi corazón late con firmeza y mi estómago esta tranquilo. Casi siento que estoy flotando mientras Tyler y yo nos encontramos una vez más ante el juez de paz. Ella recita nuestros votos matrimoniales sobre el suave chapoteo de las olas del océano, los maullidos de las gaviota, el ocasional sonido metálico de las boyas y las campanas de los barcos. Nuestras dos filas de invitados observan desde sus sillas plegables en la playa. Y todo se siente perfecto en una manera que no lo hacia antes. Como si una pieza invisible del rompecabezas hubiera encajado en su lugar. Mis dudas finalmente se han disipado, dejándome ligera y libre. La juez presenta nuestra licencia de matrimonio y el contrato de herencia, todos completos excepto por la línea de la firma final. Tyler firma primero, luego yo, mi bolígrafo deslizándose sobre el papel con la misma facilidad con la que los veleros distantes se deslizan por el agua. finalmente, después de todos nuestros falsos comienzos, nuestras dos firmas estan a un lado de la otra. –Ahora puedes besar a la novia– dice la juez con una sonrisa. Los invitados aplauden y ríen mientras Tyler me acerca. sonrió contra su boca, una cálida luz florece en mi pecho. De repente, me doy cuenta de que Tyler siempre ha estado ahí para mí. y no solo últimamente, como con Josh, también cuando estábamos creciendo. Ha sido una constante en mi vida desde que éramos niños pequeños. Juguetón, a veces irritante, siempre magnético, nunca fuera de mi alcance. Tyler ha hecho mucho por mí, especialmente en el último mes. Se ha desviado tanto de su camino. La idea de lo mucho que debe preocuparse por mí es a la vez vertiginosa y humilde. Todavía no estoy segura de las partes románticas y sexuales de estar casada, pero nuestra amistad esta fuera de toda duda. Somos un equipo. Listos para afrontar lo que sea que nos depare el futuro. Pero por muy bien que sienta estar aquí con Tyler, el hecho de nuestro matrimonio sigue siendo asombroso. Mierda, ahora soy una esposa. Necesito un tiempo de tranquilidad a solas para asimilar esto. Cuando termina la recepción informal y todos comienzan a tirar sus platos de papel y a recoger sus bolsos y chaquetas para el viaje de regreso a la ciudad, respiro aliviada. Me despido de papá, de Emilia y del resto de los invitados, y luego me retiro a la tranquilidad de la casa de verano de mi familia. Agarro el bolso de mi portátil, me dirijo a mi antiguo dormitorio. Su escritorio es más que un poco estrecho ahora que soy adulta. Pero esta casa es demasiado pequeña para un estudio separado, y prefiero estar en mi propio espacio que en el dormitorio principal ahora mismo. No quiero darle a Tyler ninguna idea rara sobre compartir una cama en nuestra noche de bodas. Subo la ventana para que, entre la brisa del mar, me acomodo en mi pequeña silla de escritorio y abro mi portátil, lista para sumergirme en el trabajo. Pero mi pacífica soledad no dura mucho. Unos pasos se acercan desde el final del pasillo y se detienen en mi umbral. –¿Qué haces aquí? – La voz de Tyler pregunta detrás de mí. Mirando por el rabillo del ojo, respondo rotundamente: –Esta es mi habitación– Tyler señala mi portátil como si fuera una serpiente de cascabel enojada. –No, me refiero a que haces con esa cosa– –Análisis estratégico– como debería ser obvio por mi hoja de cálculo en la pantalla. Frunce el ceño. –¿Ahora mismo? ¿Después que nos acabamos de casar? – –¿Qué más haría? – Mi tono se ha enfriado, retándolo a contradecirme. Se muy bien lo que tiene en mente, pero de ninguna manera voy a poner esa sugerencia sobre la mesa. Es un niño grande, puede usar sus propias palabras. No es que rogar lo lleve a ninguna parte. Tyler entra y se sienta en la cama, mirándome. –Se que eres una adicta al trabajo. Copo de Nieve, pero esto es ridículo. Podemos permitirnos tomarnos libre nuestra noche de bodas– –¿Podemos? Después de todo el tiempo y dinero que he desperdiciado…– Me muerdo el labio, todavía avergonzada de lo que pasó en nuestro primer intento de boda. Y aunque ver a Josh reducido a su tamaño fue increíblemente satisfactorio, el abogado que redactó ese acuerdo no fue tacaño. Los bolsillos de Klein & Jonhson son mucho más delgados de lo que solían ser. Tyler extiende la mano para ahuecar suavemente mi barbilla. –Hey. No desperdiciaste nada, no causaste nada de esto. Fue ese imbécil quien decidió meterse contigo. Y tuvimos que detenerlo, porque nadie lastima a mi chica y se sale con la suya– Me levanta las cejas para enfatizar. –Así que no te atrevas a culparte– Sorprendida, no puedo evitar una pequeña sonrisa. Siempre me defiende, incluso de mí misma. Las palabras sinceras de Tyler significan mucho. Casi demasiado. –De acuerdo, me parece bien. intentaré dejar de lado el odio hacia mí misma. Aún así, tenemos que volver al trabajo– –Deberíamos al menos pasar esta noche juntos– insiste. Pongo los ojos en blanco, todavía sonriendo. –Dios, eres implacable. Bien. Entonces espero que también hayas traído tu portátil, porque este plan de negocios no se va a escribir solo– –Me temo que no– dice, levantando las cejas. –ya que asumí que estaríamos de vacaciones. Tendré que leer por encima de tu hombro– Se va y trae una silla de madera de la cocina, la empuja junto a la mía y se sienta. Lo suficientemente cerca como para sentir el calor destruyente de su cuerpo. De vez en cuando extiende la mano y me toca: pequeños roces contra mi muñeca, su mano en la parte baja de mi espalda, haciéndome hiperconsciente de él y de su distintiva masculinidad. Mi corazón se desboca con cada movimiento. Esto es todo lo que he estado tratando de evitar todo este tiempo: las semillas de esperanza floreciendo en mi pecho. Necesito acabar con estos sentimientos ahora porque sé lo que está haciendo Tyler. Se está poniendo una faja ortopédica y tratando de sacar lo mejor de nuestra situación. Es solo cuestión de tiempo antes de que toda la farsa se derrumbe a nuestro alrededor, dejando mi corazón hecho pedazos. Mi verdadero “felices para siempre” está ahí afuera, en algún lugar. Y cuando enderecemos el proverbial barco que es Klein & Johnson Eterprises, podré pensar en cosas como anular nuestro matrimonio y seguir adelante, pero hasta entonces, con la cabeza gacha. –Entonces, ¿Qué piensas hasta ahora? – pregunta Tyler en un tono bajo que suena demasiado íntimo para estar mirando un montón de gráficos financieros. Tratando de ignorar su intensa mirada, empiezo a explicarle mis argumentos sobre como deberíamos estructurar nuestro plan de ataque. Colaboramos hasta altas horas de la noche. En algún momento, una botella de champán aparece en el escritorio a mi lado. No sé cómo, estaba demasiado absorta en el trabajo como para darme cuenta de que Tyler se mueve. Todo lo que sé es que cuando giro la cabeza, veo una botella verde con tapa de aluminio y dos vasos que antes no estaban allí. Inmediatamente digo: –No me voy a emborrachar contigo– no puedo permitirme bajar la guardia, solo para encontrar mi ropa tirada por el suelo de la habitación por la mañana y un delicioso dolor de mis muslos. Incluso si quisiera. No, Ximena. Me regaño en silencio. Mala, cobarde. –¿Quién dijo algo sobre emborracharse? – responde Tyler despreocupadamente. –Solo pensé que estaría tan bien tomar una copa mientras trabajamos. Claro, los dos estamos muy ocupados, pero aún así nos acabamos de casar. Celebremos el inminente resurgimiento de Klein & Johnson– Las idea es sorpresivamente tentadora. Hago un ruido pensativo…y luego cedo. –De acuerdo. Pero solo una copa– Tal vez un poco de bebida efervescente me ayude a ser más creativa. Además, es muy difícil decirle que no a este hombre. Tyler llena dos copas y luego levanta la suya con un gesto deliberadamente exagerado. –Por Klein & Johnson Enterprises, que se levante de nuevo. Y por Copo de Nieve, mi brillante y guapísima esposa que nos va a sacar el apuro– Mis mejillas se sonrojan un poco. Choco mi copa contra la suya tratando de ocultar mi sonrisa. –Pensé que este brindis iba a ser por negocios– Se ríe entre dientes. –Pero eres tan linda cuando te halago, Copo de Nieve– –No te des tanto crédito– murmuro. Pero tiene toda la razón. Me pone nerviosa fácilmente. Tomo mi primer sorbo de champán y luego añado: –Gracias, Tyler– Levanta la vista con una sonrisa diabólica. –Es nuestra noche de bodas. ¿Ni siquiera un beso? ¿Qué pasó con la primera base? – la punta de su lengua recorre lentamente sus labios carnosos, evocando imágenes mentales mucho más explicitas que un simple beso. Maldita sea, estoy mirando su boca. –D-deja de hacer tonterías y ayúdame a trabajar– espeto. ❊❊❊❊ Temprano a la mañana siguiente, me despierto en la silla de mi escritorio con un dolor de cabeza persistente y huellas de teclado en la mejilla. Me incorporo con un gemido de dolor; a mi columna no le gusta estar encorvada sobre mi escritorio durante seis horas. Prácticamente puedo oírla crujir. Algo suave y pesado se desliza de mi espalda. Miro a mi alrededor, confundida, y veo una manta tirada en el suelo detrás de mí. definitivamente no fui yo. Si hubiera estado lo suficientemente lucida como para recoger una manta anoche, habría estado lo suficientemente consciente como para dejar de trabajar y acostarme antes de quedarme dormida. Tyler debió haberme tapado. ¿Y dónde está él, de todos modos? – Frotándome los ojos para quitarme el sueño, me levanto y miro a mi alrededor. Me decepciona no ver ninguna señal de él. supongo que durmió en el dormitorio principal después de que quedó claro que no le tocaría la polla. Bueno, eso es bueno, ¿no? puedo completar mi rutina matutina rápidamente sin interrupciones y llegar al aeropuerto con tiempo de sobra. Cuando llego abajo a la cocina, Tyler eta en la estufa, friendo media docena de huevos estrellados. Tengo un destello de déjà vu que me recuerda nuestra primera mañana en nuestro nuevo pent-house. Aunque esta vez lleva una camisa, que es una lástima. Le queda bien el look de recién levantado. ¿A quién engaño? El idiota sexy le queda todo bien. –¿Tuviste una buena noche de bodas? – pregunta sin darse la vuelta, sonando divertido. Bromeando una vez más. Supongo que esto es lo que me espera el resto de mi vida. comento despreocupadamente. –Bueno, había un imbécil que no dejaba de rondar mientras yo intentaba trabajar…– –Suena como un problema. Tal vez debería hablar con el después de comer– Me acerco y me detengo detrás de él. Dudo luego rodeo su firme cintura con los brazos, apoyando la mejilla en la base de su cuello. Sus movimientos se detienen por un segundo; obviamente no se lo esperaba. –Hey– murmuro. –Quería darte las gracias de nuevo. Por ayudarme a manejar a Josh– por mucho que odie admitirlo, no sé qué habría hecho sin Tyler. –Y por…no sé. Por aguantar todas mis mierdas. Tiendo a volverme un poco loca cuando se trata de trabajo– Su risa retumba en su espalda y en mi pecho. –No seas tonta, Copo de Nieve. ¿para qué más están los maridos? – La gratitud me invade. Respiro profundamente, inhalando su aroma limpio y liegamente picante, y lo suspiro en su cabello. Eso fue tan fácil. Todo lo relacionado con estar con Tyler es mucho más fácil de lo que jamás pensé que podría ser una relación. Aunque admito que no tengo los mejores ejemplos con los que trabajar. Tyler me ha visto en mis peores momentos y, sin embargo, sigue aquí, preparándome el desayuno, dejándome abrazarlo. Perdonándome como si nada. Por un momento, me entrego a esta atmosfera de cálida y tranquila seguridad. Luego, a regañadientes, me despego de la espalda de mi nuevo esposo y empiezo a preparar nuestro café y té. Desayunamos afuera en el porche delantero mientras observamos los veleros meciéndose en el puerto. Tenía la intención de disfrutar de la vista, pero solo pasan unos diez minutos antes de que estemos enfrascados en una conversación de negocios. Tyler sugiere varias ideas nuevas para nuestra propuesta que desearía haber pensado yo. Tomo nota mental para agregarlas a nuestro borrador mientras estamos en el aire. ¿En el aire?. Espera un minuto. Entorno los ojos por la ventana para mirar el reloj de pared de la cocina y luego salto de la mesa del patio. –¡Mierda, vamos a perder el avión! – Tyler es encoge de hombros, tomando otro sorbo de té tranquilamente. –No es gran cosa. Siempre podemos tomar el siguiente– Mi mirada fulminante lo dice todo. –Está bien, está bien– levanta las manos en señal de rendición. –De vuelta al trabajo– ❊❊❊❊ Llegamos al edificio K&J después de la hora del almuerzo. Siento una opresión en el estómago mientras camino por sus pasillos. Es casi seguro que estoy siendo paranoico, pero siento como si estuviera haciendo un paseo de la vergüenza. Como si todos supieran que anoche fue mi noche de bodas. No importa que ni siquiera follé a Tyler, todo el mundo asume que lo hice, ¿verdad? Dios mío…tal vez debería haberlo hecho. Mañana incomoda después, también podría haber disfrutado de una noche divertida antes. Espera, claro que no. Ni siquiera considere la idea de follar con Tyler. Por ahí viene la locura. Aunque claramente me quiere y una parte de mi lo quiere de vuelta, porque su maldita cara sexy, su voz, su cuerpo y sus palabras sucias siempre me golpean justo en mi… Con las mejillas ardiendo, me apresuro a ir a mi oficina. Le envío a papá el borrador de nuestra propuesta por correo electrónico, me sirvo una taza gigante de café y reviso mi lista de mensajes atrasados. La tediosa tarea funciona casi tan bien como una ducha fría. Media hora después, recibo una respuesta de papá. La propuesta se ve genial. ¿Lo hablamos? Pediré pastramis de Sal´s. Sonrió para mí misma. Papa sabe que ese lugar es mi tienda favorita. Y, evidentemente, también sabe que no he comido desde antes de nuestro vuelo. Cierro mi portátil y camino a su oficina. Al abrir la puerta, papá me sonríe desde detrás de su escritorio. –Tu trabajo es de primera, como siempre. ¿Cuándo encontraste tiempo para escribir esto? – –Tyler y yo trabajamos juntos anoche– por mucho que Tyler se haya quejado a sí mismo, merece el crédito. La expresión de papá cambia de orgullo a lástima. –¿Anoche? Oh, cariño– –Está bien– digo, interrumpiéndolo. No quiero oír a dos hombres diferentes protestar por mi noche de bodas en menos de veinticuatro horas. Y aunque mi vida s****l es inexistente, hablar de ello con mi propio padre seguirá siendo demasiado asqueroso. –Entonces, ¿Qué opinas de la propuesta? – Papá suspira, pero capta la indirecta. –Se ve mejor que cualquier cosa que se me haya ocurrido. Supongo que tome la decisión correcta al ponerlos a ustedes, niños, en el caso– Algo en su tono me hace entrecerrar los ojos. –Siento venir un “pero”– –No estoy seguro de donde vamos a sacar el dinero para todo ese entrenamiento– –¿Qué quieres decir? revisé dos veces nuestro presupuesto. A menos que…– Mi voz se apaga, mordiéndome el labio. –¿Pasó algo mientras no estaba? – Asiente con gravedad. –Óptica Red Dog se retiró. A mitad de un proyecto. Nos estan pagando por los entregables que terminamos, más nuestra tarifa por cancelación anticipada, pero todo lo que teníamos en proceso de trabajo se fue a la basura. Y, por supuesto, ya no podemos contar con esos ingresos futuros…– Me aprieto el puente de la nariz con fuerza, tratando de evitar un inminente dolor de cabeza por estrés. Es uno de nuestros clientes más importantes, bueno, lo era, de todos modos. Hijo de puta. Estoy fuera de la oficina por menos de dos días hábiles completos, y mira lo que me pierdo. Gracias a Dios que no dejé que Tyler me convenciera de tomar un vuelo más tarde. –¿Por qué demonios harían eso? – pregunto. Ya hemos perdido clientes antes…con lo que quiero decir, nos hemos estado desangrando constantemente durante años. –Pero nunca tan repentinamente. ¿Por qué no cumplir con nuestro contrato actual y luego evitar firmar otro? – Papá niega con la cabeza. –Ni idea. Nuestro trabajo en este proyecto parecía estar a la altura de nuestro estándar habitual, por lo que puedo ver. La única explicación que se me ocurre es que algo los asustó– –¿Qué? ¿Pensaron que colapsaríamos antes de que pudiéramos terminar su proyecto? – me lamo el labio enrojecido con nerviosismo. Klein & Johnson ciertamente no lo está haciendo muy bien, y sabía que nuestra reputación se vería afectada después de que la junta directiva comenzara a reunirse con los compradores y se corriera la voz…pero nuestra situación no es lo suficientemente mala como para que Ópticas Red Dog reaccione así. Respiro hondo, obligándome a calmarme. Estoy siendo paranoica. Algún idiota probablemente solo hizo un comentario descuidado a su compañero de golf, se malinterpretó y los rumores se descontrolaron. Si algo sospechoso vuelve a suceder, entonces tal vez deberíamos investigar. Pero por ahora, no tenemos el tiempo o los recursos para gastar en una búsqueda inútil. –Entonces tendremos que encontrar un consultor que esté dispuesto a encargarse de nuestra formación por poco dinero– digo con mucha más confianza de la que siento. Ojalá no obtengamos lo que pagamos. –Y podemos concentrarnos en recuperar algunos clientes antiguos antes de intentar cortejar a nuevos– –Suena como un buen plan, cariño. Los apoyo completamente, chicos­– papá se inclina hacia adelante en su escritorio. –Cuento con ustedes para que sean creativos y salven esto que hemos construido juntos, no solo por su futro, sino también por el de sus hijos– Lo miro confundida. –¿Hijos? Eso está muy lejos, papá– reproducirse no está en mi radar en absoluto. No he querido tener bebés desde que supe que en realidad no los traían las cigüeñas. Papá me devuelve la mirada confusa. –¿Qué tan lejos…? – Suena mi teléfono. Lo saco y veo un mensaje de texto. Tyler: ¿Has oído hablar de Red Dog? –Lo siento, papá– suspiro sin sentirme muy arrepentida de salir del tema de los niños. gracias a la vía de escape para conversar con Tyler. –Probablemente debería reunirme con Tyler para empezar con esto. ¿puedes decirle al repartidor que lleve mi pastrami a mi oficina cuando llegue? – Papá asiente con la cabeza y me apresuro a ir a la oficina de Tyler, lejos de cualquier indirecta insignificante sobre formar una familia. Esta última parte de nuestra charla fue surrealista. Estoy segura de que papá tiene todo un final de cuento de hadas imaginado para Tyler y para mí, pero ¿en serio? No soy ni de lejos del tipo maternal. Bien, volvamos al modo trabajo. tenemos que averiguar cómo empezar a implementar nuestro plan de negocios de forma económica y recuperar al menos algunos clientes antiguos. Tyler definitivamente puede ayudar en ambos frentes. La persuasión es su…especialidad: hablar dulcemente, regatear tratos, pedir favores. Y si hay una mujer en cualquier posición de influencia, puede usar el encanto de playboy y su atractivo rostro para ayudar a convencerla. Como hizo con Arleth Osbourne en Claro de Luna. Aprieto la mandíbula mientras camino un poco más rápido. recordar esa cena todavía me molesta mucho más de lo que debería. No es que Tyler sea realmente mi marido. Demonios, nunca quise que fuera “mío” en absoluto, en ningún sentido de la palabra. Al menos, no lo quería hace un mes. Tal vez incluso hace dos semanas. Pero ahora, tal vez…creo que podría. Dios, ni siquiera lo sé, mis sentimientos se han vuelto tan complicados últimamente. Pienso en la sonrisa traviesa de Tyler, su voz baja y suave diciendo mi nombre… Entonces alejo esos pensamientos de mi cabeza. somos profesionales. Soy una profesional. Nuestro trabajo es sacar adelante a nuestra empresa de este atolladero. Ese único problema que comeremos, dormiremos y respiraremos hasta que convenzamos a la junta de que revierta su decisión de vender Klein & Johnson. No tenemos espacio para las emociones ni los deseos. Tal vez Tyler tenga razón sobre que a veces soy una reina de hielo. Pero ahora mismo, con más de seis mil futuros en juego, eso es mucho más seguro que ser humana. Solo necesito mantener la concentración y la compostura, y rezar para que salgamos de esto.
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