TYLER
¿Este es el imbécil que le rompió el corazón a Ximena en la universidad? Sin pensarlo, entro en acción, retorciendo el brazo del hijo de puta por detrás de su espalda y estampándolo contra la pared.
Deja escapar un gruñido de impotencia y resopla. –¿Qué demonios? ¿No has oído quién soy? –
–Se exactamente quién eres. Eres el imbécil en el que Ximena invirtió años, solo para descubrir lo egoísta que eres en realidad–
Tira de mi control sobre él. No, no vas a ir a ninguna parte amigo.
–Ahora discúlpate con ella, con la promesa de que nunca volverás a decir algo así, y pensaré en dejarte ir–
–Con un demonio–
–Margarita– grito. Pasa con su carrito lleno de entregas. –Llama a seguridad–
Asiente una vez y se escabulle. Le giro el brazo a Joshua con más fuerza y luego me inclino para acercarme. –Dije que te disculpes–
Deja escapar un profundo suspiro, con la voz tensa por el dolor. –Lo siento, ¿de acuerdo? –
Cuando Ximena frunce la nariz, niego con la cabeza al pobre idiota. –Deberías saber que no debes acosar a una mujer tan poderosa–
Dos guardias de seguridad uniformados aparecen en un instante. –Saquen a este imbécil de la propiedad– les digo.
Flanquean a Joshua y lo escoltan de vuelta al ascensor. Me preparo para otro insulto lanzado por encima de su hombro; no hay forma de que baje sin luchar.
Justo en el momento justo, Joshua se gira para mirarnos antes de entrar en el ascensor. –Cuando sea el dueño de esta empresa, seré yo quién tome las daciones, y ninguno de ustedes volverá a trabajar en esta ciudad– grita, escupiendo las palabras con veneno.
Enderezo mi postura y atraigo a Ximena hacia mí. –No volverás a entrar en mi edificio a insultar a mi chica de esa manera nunca más. Sácalo de aquí antes de que elimine permanentemente tu opción de tener hijos–
Momentos después, las puertas del ascensor se cierran y Ximena se desploma a mi lado con alivio.
–¿Estás bien? – Me giro para mirarla pasando mis manos con un movimiento relajante por sus brazos.
Ella asiente una vez, sus labios apretados en una línea apretada. Me inclino y presiono mis labios contra los suyos, necesitando borrar ese puchero.
–Se ha ido, cariño– murmuro, acariciando su cabello.
Respira hondo y lo deja escapar lentamente. –Es un imbécil enorme– murmura, sacudiendo la cabeza. –¿Qué vi yo en él? –
Su tono destila un furioso desprecio, pero puedo oír el temblor subyacente. Josh debió haberla alterado mucho. Aprieto los dientes. Tal vez no debería haber dejado que ese cabrón saliera ileso después de todo.
–No dejaré que se acerque a ti de nuevo. Es una promesa–
Ella asiente. –Gracias, Tyler–
Ambos nos quedamos en silencio por un momento, como si ninguno de los dos estuviera listo para separarnos y volver al trabajo. Ximena me mira con un alivio, gratitud y ¿algo más? Hay una nueva luz en sus ojos. Una mirada que nunca antes me había dado.
–No es que necesite que defiendas mi honor, pero…– me dedica una pequeña sonrisa. –Me alegro de que lo hayas hecho–
El orgullo y el instinto protector me inundan el pecho. Intento disimularlo bromeando. –Hey, no hay problema. De todas formas, su cara pedía a gritos un puñetazo–
Me da una palmadita en el pecho y me doy la vuelta para dirigirme por el pasillo hacia mi oficina.
–¿Tyler? –
Esa palabra me detiene en seco. Su voz es suave, casi tímida, pero rebosante de emoción. Nunca había oído a Ximena hablar tan…no conozco la palabra. ¿ternuramente? O como sea que se diga. Sea lo que sea, me eleva como un barco en la marea creciente.
–¿Sí? – me giro para mirarla.
Su rostro está inundado de iluminación como si acabara de tener una idea. –Creo que estoy lista–
¿la escuché bien? casi no me atrevo a tener esperanzas. –¿Te refieres a? – Ella asiente, reprimiendo el primer atisbo de sonrisa.
Mi corazón se acelera. –Entonces, mierda, hagámoslo–
Me sonríe como si ambos estuviéramos en medio de una broma privada. Y tal vez lo estamos.
–Casémonos– dice con una risita.
XIMENA
Miro de reojo el reloj de mi mesita de noche y reprimo un gemido. Las tres de la maldita mañana y sigo completamente desierta.
Las sábanas crujen detrás de mí. –¿No puedes dormir? – pregunta Tyler. Su voz es clara, nada aturdida. Evidentemente, no soy la única con insomnio. Suspirando niego con la cabeza.
–Ven aquí– dice suavemente.
Me doy la vuelta para mirarlo. Tyler esta tumbado de lado, frente a mí. Extiende su brazo superior. Dudo un momento; todavía me estoy acostumbrando al contacto casual con él. Pero pronto me acurruco en su cálido abrazo, apoyando la cabeza con su bíceps.
Me acerca aún más con un brazo alrededor de mis hombros. Inhalo su aroma masculino, no menos agradable y emocionante por lo familiar que se ha vuelto, y trato de no notar lo perfectamente que encajo acurrucada a su lado.
–¿Cómo te sientes? – pregunta.
–Un poco nerviosa– confieso.
Tyler suelta una suave risa. –No te culparía. Es normal tener algunos nervios antes de la boda–
La palabra boda me revuelve el estómago de forma extraña. A pesar de todo lo que he pensado en la idea del matrimonio durante el último mes, se siente totalmente diferente cuanto está en el horizonte. En menos de dieciséis horas, ya no estaré soltera. Seré la esposa de alguien.
Siempre me he imaginado casándome algún día. Pero en es fantasía, mi padre me acompañaría por un amplio pasillo de la iglesia, con los bancos decorados con peonias, mientras mis eufóricos amigos y mi extensa familia observan. Mi esposo será un hombre que me amara tan profundamente que no podría soportar vivir un solo día sin mí.
Pero la realidad de mi vida no se parece en nada a esa dulce historia. En cambio, soporto la presión de un contrato legalmente vinculante, seguido de una larga y dura batalla para mantener a Klein & Johnson fuera del alcance del enemigo.
Las circunstancias definitivamente dejan mucho que desear. Aunque mis sentimientos sobre el novio en si…son mucho más ambiguos.
Las cosas entre nosotros solían ser simples. Tyler era solo un dolor de cabeza. Un conocido en el mejor de los casos; un rival o una molestia en el peor. Su actitud despreocupada todavía me enfuerce a veces. Y odio la forma en que sabe exactamente lo guapo que es y usa descaradamente su buena apariencia para conseguir lo que quiere. Aunque lo que realmente odio puede ser el hecho de que su encanto también funciona en mí, me guste o no. No importa cuánto lo intente, nunca he podido enterrar por completo mi gran enamoramiento por él.
Últimamente, sin embargo, todo está cambiando. Vamos por buen camino para convertirnos en amigos ahora. y verlo saltar en mi defensa contra Josh me dió mariposas en el estómago.
Tyler ha estado a la altura de mi desafío y me ha convencido de que una relación entre nosotros es posible. No de inmediato, ni sin esfuerzo; este no es un cuento de hadas donde chasqueamos los dedos y vivimos felices para siempre, pero si seguimos intentándolo de buena fe…
Incluso estoy empezando a preguntarme si mis sentimientos por el cuando era adolescente no eran totalmente infundados. Tal vez mi yo más joven estaba en algo. Tal vez no solo estaba cachonda, aunque bueno, la calentura definitivamente es un factor, pero, aún así. Ella sintió un corazón apasionado y ferozmente amable latiendo bajo su fachada de playboy. He aprendido que solo porque Tyler no se tome todo en serio no significa que no se toma nada en serio. Sus prioridades y estrategias son diferentes a las mías, no necesariamente mejores ni peores.
Una docena de emociones diferentes me recorren, algunas buenas, otras malas. Pero, aunque Tyler me lo preguntó, me resisto a revelarlas todas. ¿Porque no quiero mostrar vulnerabilidad o porque…no quiero herir sus sentimientos? No estoy segura.
Finalmente, incapaz de decidir como responder, simplemente murmuro en su pecho: –Todavía es un poco surrealista para mí, ¿sabes? –
–Si– Tyler me da un apretón tranquilizador y presiona sus labios contra mi frente…
Parpadeo ante su beso suave como una pluma. La ternura inesperada simplemente confunde aún más mis sentimientos.
Ajeno a mi confusión, Tyler se acuesta boca arriba, rodeándolo con mi brazo por la cintura. Intento apartar mis pensamientos que me distraen y me relajan en él. Me acurruco más cerca, apoyando mi cabeza en su pecho y apoyando mi pierna sobre la suya. Es tan cálido, como estar acostada junto a una chimenea.
El latido constante de su corazón debajo de mi oído me tranquiliza para dormir.