Bebiendo por la pajilla de su zumo en caja, Andy observaba con emoción aquellas carretas que contenía las cosas que había pedido, específicamente, aquella que tenía libros. Con una semana transcurriendo desde que había llegado a la manada Luz de luna, solo había sobrevivido con los tres libros que llevó con él para su placer, los cuales hacia un tiempo ya que había terminado de leer. Lamentable, el volver a leerlos no era una opción para Andy desde que su memoria fotográfica recordaba exactamente cada capítulo y palabra. —Te ves feliz —observó Drake, quien por supuesto que caminaba al lado del hombrecito—. ¿Es porque te trajeron cosas de la ciudad? —Estoy emocionado —aclaró—. Ya me estaba acostumbrado a vivir en un pueblo atrasado en varios siglos, pero admito que algunas de las cosas q

