Solo era cuestión de tiempo. La vida de todos estaba por cambiarles. Y varios allí lo sabían, solo que para ellos era mejor mantenerse en calma y en espera de la tormenta. —Me alegra que estés con bien—dijo Karyme cuando se acercó a su hermano y a Alessia—. Bienvenida a Colombia—esa vez se dirigió a ella. —Me alegra poder sentirme segura, y sobre todo, libre—la manera en la que hablaba era dulce y comprensible. —No veo la hora de descanso. ¿Quién la va a cuidar estos días?—preguntó Ethan. A lo que ella solo entrecerraba los ojos y lo miraba con cara de culpabilidad. —De hecho…—comenzó a decir—. Ya mandé que ordenaran tu casa, allí se quedara—lo dijo a la velocidad de la luz para que no se atreverá a interrumpirla. —¡Pero te volviste loca!—grito tan fuerte que todos voltearon a ver

