Narrador omnisciente
—Necesito hablar con ustedes —Ella se acercó a Ethan y Marcos, solo dijo eso, dio la vuelta y siguió su camino mientras que ambos la seguían hasta su oficina, preguntándose que era lo que le sucedía, ninguno de los dos tenía idea de que la tenía así.
—Ha sido un día largo, ¿Vamos a continuar con las reuniones? —A pesar de Ethan y Karyme son hermanos, ellos tenían caracteres muy distintos, uno más fuerte y el otro más hostil.
—Bájale a tus ánimos —Reprendió ella a su hermano, no estaba para sus idioteces —. Esto es muy importante. Vamos a rescatar a una princesa, ¡Que no es poca cosa!. Se pondrá todo un reino en su contra, en cuanto sea acusada de abandonar a su esposo, y hasta que no logre liberarse de él, jamás podrá volver a su vida normal.
—Eso ya lo sabíamos, no es nada nuevo —Objetó él, no de muy buen ánimo.
—Ethan, lo que es nuevo, es que el plan acaba de cambiar —Le hace saber sin tantos rodeos.
—Cambiar ¿Por qué? —Se escuchaba indignado y lo estaba, pero a ella no le importaba nada. Ya estaba curada de su hermano, sus cambios de humor y malas respuestas.
—¡PORQUE YO LO DIGO! —El grito de Karyme hizo a Marcos reaccionar, el cual se veía como si estuviera en un gran limbo, gracias a qué no creía lo que escuchaba.
—¿Usarás mi plan? —Habló al fin Marcos, aunque muy sorprendido. Sabía que su plan era bueno, pero no que a Karyme le pudiese convencer su funcionalidad.
—Ya no es tuyo, es de la empresa. Y sí, se usará —Hasta Ethan la miró sorprendido.
—¡Vaya! —Fue la única expresión que dijo él, con una sonrisa de lado.
—Necesitaré que trabajen juntos —Los dos se miraron esperando que ella terminara de hablar —. Iremos a Génova, veremos a la princesa mañana mismo.
Estaban preparando todo para viajar a Génova, Karyme estaba al tanto de cada detalle. En ese momento se encontraba en la puerta del instituto, esperando a Jorge, el cual le daría unas instrucciones que debían tomar en cuenta al momento de preparar a los chicos, revisar el ambiente e idear el plan para invadir un palacio lleno de personas y sobre todo seguridad en exceso.
—¿Analizando el panorama? —Escuchar la voz desprevenida de Jorge, hizo que se exaltara, y colocara sus manos a la altura de el corazón por la sorpresa que se ha llevado.
—Para la próxima por lo menos ladre. Me va a matar del susto —Le hizo ver aún agitada por la sorpresa.
—Así tendrás la conciencia —Se burló él.
—Quiero darlo todo en este caso, pero siento que algo me falta —Le manifestó sus dudas e inseguridad.
—Si así soy yo. No estoy disponible —Ese era el momento en el que siempre Jorge, se quitaba la coraza de jefe y se ponía la de amigo, Él quería y cuidaba a Karyme como una hermana más y siempre estaba para ella, sin importar qué, la admiraba ante todo.
—Lo harás bien. Yo sé que sí —La alentó tratando de animarlo.
—Gracias por tus ánimos, pero dejémonos de melancolías y —Lo pensó un poco, pero decidió hablar —, ayúdame con algo —Le pidió.
—Esa es la mujer que conozco —Se alegró él.
—Necesito unas identidades falsas, hasta que nos cambien el tipo de sangre de ser necesario —dijo ella volteando a verlo, sabiendo que si a alguien le podía pedir eso era a él, lo había hecho tantas veces, que una más no sería problema.
—Cuenta con eso. Pero antes dime. ¿Qué te pasa con Marcos? —Se puso bastante nerviosa cuando le comentó eso, no sabiendo el porqué de la pregunta, pero él ya lo sabía, lo notaba, solo quería que fuera ella quien se lo dijera.
—Nada, tú solo ayúdame con lo que te pedí y listo —Salió de allí directo a buscar a sus compañeros de viaje, los cuales estaban aún en el vestidor, y como siempre estuvo acostumbrada a entrar donde le dé la gana, pero nunca a ponerse nerviosa por ver a un hombre en toalla, como lo hizo al ver a Marcos.
—¡Carajo! Ya deja esas manías —Le reprendió su hermano, haciendo como que le importaba y se tapaba, pero la verdad es que le valía.
—Nos tenemos que ir —dijo nerviosa y salió de allí.
Ella esperaba en el avión a que los demás llegaran, pero estaban durando bastante según ella. Hasta que casi media hora después los vio bajar por esas escaleras, no podía creer que los hombres se tardaran más que una mujer.
—Ya era hora, me tenían en ascuas. Vamos —Le dio la orden de subir, la cual acataron de inmediato.
Ambos entraron detrás de ella al avión, y allí fue donde se miró en un espejo, y solo se podía decir a sí misma que esperaba que todo saliera bien, porque de eso dependía salvar una vida.
Habían llegado luego de varias horas al lugar donde se quedarían, el que la princesa le había asignado, no queriendo que ninguno llegara parecido a algo que tuviera que ver con sus oficios, nada de policías, militares o guardaespaldas, una persona normal, más parecido a la realeza, que era a lo único que la princesa podía tener acceso.
A Karyme el lugar le pareció muy bonito y elegante, aunque para Marcos no era muy su estilo, él era un poco más contemporáneo. Ethan le daba igual, solo quería llegar y sentarse a descansar en un buen sofá.
Los tres se adentraron en la casa con la compañía del personal que tenían a sus servicios, todos en busca de algo distinto, pero con el mismo fin, era hora de comenzar a planear.
—La princesa ha ordenado que les trajeran ropa adecuada para la fiesta. Deben ponerse algo de lo que encontrarán en su closet, nosotros pasaremos por ustedes a las ocho en punto —Les informaron.
Parecían cronogramas, decían las cosas tan perfectas y como si hubiese un guion. Salieron de la casa y se dirigieron a sus autos, Marcos no les quitó los ojos hasta que ya no se podían visualizar desde donde ellos se encontraban.
Fueron a revisar las cosas que dijeron, y efectivamente tenían ropas muy elegantes allí. A la cual Karyme miró con desagrado, ella era una mujer muy poco femenina en ese aspecto, y ponerse un vestido de princesa que no era capaz de ponerse, sí por su cuenta corría, claro está. Aun así, sabía que era lo más adecuado, si no no pasaría desapercibida. ¡Irónico! Pero así era.
—No me pienso disfrazar —dijo Ethan con una muy mala aptitud, como de costumbre, ya su hermana empezaba a fastidiarse.
—A mí me dan vestidos de princesa, y a ti lo peor que te puede pasar es que te pongan guapo, querido —dijo ella de un muy mal humor, le provocaba darle un golpe para que entendiera que no era darle gusto a él, era un trabajo y debía hacer lo que se le indicara.
—No te quejes, este es tu caso, estamos aquí porque tú aceptaste —Eran dos hermanos que, por más que se quisieran, no eran capaz de ponerse de acuerdo en muchas cosas.
—Muy lindo los trajes —dijo Marcos, intento animar el ambiente que tenían ellos, pero ambos volvieron a verlo con una cara acusadora. Así que varios guardar silencio, no quería que lo atacaran ambos.
—Tenemos que estar a tiempo. Y necesito descansar, si me necesitan, no me busquen —dijo Ethan yendo a su habitación, dejando a Karyme en el sofá, y Marcos en la cocina.