Aarón se acercó a ella. Quedándose fijamente a observando cada fracción de su rostro. Hasta que ahí se dio cuenta, no tenía miedo en su rostro. —Necesitó que me des el número de tu novio—dijo él. —No lo tengo, y no me lo sé. —No entiendo que hacías allí, Justo en ese momento—seguía indignado. —Uno siempre está justo, donde debe estar. —Dame su número—sacó el teléfono esperando sus indicaciones para marcar. —La verdad no me lo sé, ¿qué quieres con él?—sus ojos se cruzaban con una mirada fuerte entre ambos, tratando de entender que pasaba, o en qué situación estaban involucrados. —Tengo que devolverle algo que le pertenece—dijo él sin más. —Las buenas intenciones son siempre agradecidas, pero personas como tú no las tienen. —¿Personas como yo?—apretó los dientes—. Personas com

