—¿Usted de nuevo? —Le he hecho una pregunta, señorita. —Necesito salir de aquí. —Para ser una dama, me parece bastante resistente. Realmente, tiene la vitalidad que posee un hombre. Rouse se compuso ante el comentario tan insinuante del sheriff, todos en ese pueblo eran muy indagadores, empezando por ese hombre. —¿Eso que tiene que ver con que yo quiera salir de aquí? —He dejado instrucciones de que nadie debe dejarla salir de esta casa, señorita LeRoy. —¿Y quién se cree usted para exigir tal cosa? —Soy quien mantiene a salvo a todos los ciudadanos de este pueblo. No le recomiendo que me lleve la contraria, suelo parecer un hombre paciente, pero la realidad es otra —La mira con aquellos ojos azules tan amenazadores, que le hace hervir la sangre a la rubia. Eso ni tenía que decírse

