Ambos se miraban fijamente, eran dos personas demasiado orgullosas como para retirar la mirada. Y cada uno tenía sus propias razones. —¿De dónde vienes? ¿Por qué has llegado a este pueblo? Todo el mundo es consciente de que Coloma es un lugar tranquilo. —No vengo de ninguna parte. —Será mejor que coopere conmigo, si de verdad se quiere ir de aquí. —Cuando tenga el dinero que gasto con mi atención médica, se lo devolveré todo, y me largaré de aquí. No tiene por qué saber nada más de mí, señor Wesley. —¿Y cómo pretende irse? Un caballo cuesta mucho, señorita. ¿Intenta volver a robarse otro? —No me provoque, señor Wesley. Rouse le dice completamente irritada, la rubia da un paso más hacia él, y ya para ese entonces, entre ambos no existía más espacio. —¿O qué?, señorita LeRoy —Contest

