Shana. Corro hacia mi padre y salto sobre él, aferrándome a su cuello con una necesidad que me abruma. Aunque ellos viajan a visitarme a Italia, los días que no los tengo cerca son grises y desanimados. Verlos, y por fin ver a mis hermanos, me inyecta una energía vital. —Mi pequeña princesa —Besa mi frente con profundo amor—. ¡Qué maravillosa sorpresa! —Por supuesto que iba a venir. Eres el mejor padre del mundo —Beso repetidamente su mejilla, marcando mi territorio invisible frente a la mesa. —Fue tan difícil guardar el secreto —dice Mamá Selena, acercándose a nosotros con una sonrisa cómplice—. Shana llegó esta mañana, y ha sido un desafío no contarte nada, mi amor. —Oh, cariño, esto es demasiado para mí —Papá me da una vuelta en sus brazos, haciéndome reír con la genuina alegría qu

