Capítulo 2

2013 Words
— Halley. Me observa sin borrar aquella perfecta sonrisa de su rostro. Deja la taza de inmediato sobre la mesa antes de levantarse para abrazarme fuertemente. — Estoy muy feliz de verte. Te vez muy diferente, pero no me tomes a mal, estás muy hermosa como siempre. — Yo también estoy muy feliz de verte Richard. — Me aferro a aquel abrazo. — Feliz cumpleaños. Richard me da una caja de terciopelo n***o, al abrirla veo un hermoso brazalete de plata. — Gracias. — No puedo borrar la enorme sonrisa de mi rostro. — ¿Te molestaría ponérmelo? — Si, claro. — Richard se nota nervioso al ponerme el brazalete. — Es hermoso. — Digo admirando cada detalle. — Gracias. — ¿Cómo estás? — Bien, algo confundida ¿Qué haces aquí? — Es una larga historia. Se escuchan pasos afuera del comedor, luego escucho la voz de tío Frank, tomo la mano de Richard para guiarlo al patio por la puerta de servicio, caminamos alrededor de la casa hasta llegar a la puerta de entrada, abro la puerta silenciosamente para que no la escuche nadie, entramos por el vestíbulo hasta llegar a las escaleras, continúo guiándolo por el pasillo hasta meterlo en mi habitación. — Quédate aquí y no hagas ruido. — Digo recuperando el aliento. — Está bien. — Se sienta en el borde de mi cama. — Tengo que hacer algo, espérame por favor. Salgo de la habitación con dirección a la cocina, allí encuentro al tío Frank bebiendo café. — Buenos días. — Digo sentándome en la silla frente a él. — Buenos días, Emily. — Dice tomando un sorbo de café. — Luces agitada. — Es que bajé corriendo por las escaleras. — Miento. — Feliz cumpleaños Emily ¿Ya decidiste que quieres de regalo? — Quizás un viaje a Suiza me gustaría visitar el lugar al que mi padre quería ir cuando... ya sabes. — Eso lo haremos en compensación por tu fiesta. — ¿Ya no la haremos? — No, lo siento. Hay una emergencia en el trabajo, iré a una reunión muy importante en Dublín, regresare el lunes por la mañana. — Avísame cuando estés allá. — Si, lo haré. ¿Estarás bien sin mí por unos días? — Si, no hay problema, estaré bien. — Bueno, es tarde, debo irme. — Adiós. — Lo abrazo para despedirme. — Pórtate bien Emily. Si necesitas algo llámame. — Tenlo por seguro. Acompaño al tío Frank a la puerta, espero a que el auto salga por la reja antes de cerrar la puerta. — Su desayuno está listo. — Dice Lory colocando el plato sobre la mesa. — ¿Dónde está el joven que vino a verla? ¿Quiere que le prepare algo de comer? — Él ya se fue. Gracias, comeré en mi habitación. Tomo el plato junto con el vaso de jugo de naranja antes de correr a las escaleras. — ¿Necesita ayuda señorita? — Grita Lory asomándose a las escaleras. — No, yo puedo. — Grito desde arriba. — ¿Podrías preparar un poco más de huevos con tocino? Hoy amanecí con mucha hambre. — Si señorita. — ¡Gracias! Entro en la habitación cuidando de que nadie esté en los alrededores. — Esto es para ti. — Pongo el plato y el vaso en mi mesa de noche. Vuelvo a abrir la puerta para asegurarme de que nadie me siguió, para posteriormente cerrar la puerta con llave. — Gracias, no tenías que molestarte. — No hay de que. Ahora ¿Podrías decirme que haces aquí? — Saco el arma de mi pantalón para dejarlo nuevamente en la gaveta de la mesa de noche. — Vine a verte. ¿Sabes? Desde que te fuiste no he podido dejar de pensar en ti. Hace unos meses pensé en venir a verte, pero sabía que era muy peligroso para ti, así que hice un plan, si viajaba a muchas partes del mundo podría despistar a cualquier persona que estuviera siguiéndome. — ¿Como conseguiste tanto dinero? — Pienso en lo mucho que debió haber gastado solo para llegar hasta aquí. — Vendí mi casa y mi auto. — Frota incómodamente su nuca con su mano. — ¡¿Qué?! Dime que no es verdad. — Es broma ¿Recuerdas el dinero que tenías en una maleta? — Si, quedaban como $80000. — Eran $84000 para ser más exactos. El embajador Frank dijo que no lo enviaran porque podrían rastrearlos y encontrarlos, así que le pidió al detective Carter que se quedara él con $24000 para la investigación y que nos repartiera a Terry y a mí el resto. Guardé ese dinero por mucho tiempo, enserio quería verte. — Eres muy dulce Richard. Me alegro de que estés aquí, pero si tío Frank se entera que viniste a verme, me mata. — Lo sé, tranquila si quieres que me vaya me iré. — Me mira fijamente a los ojos. Aquella conversación es interrumpida por unos cuantos golpes a la puerta, tomo la mano de Richard para guiarlo al walking closet, cierro la puerta para que nadie pueda ver hacia dentro. — Señorita Emily. — Lory continúa tocando. — Aquí esta su desayuno. — Ahora voy. Abro la puerta únicamente para recibir el plato y los cubiertos. — ¿Necesita algo más señorita? — Creo que Lory sospecha que algo está pasando aquí dentro. — No, gracias. Estaré estudiando para mi parcial del lunes. Ya puedes retirarte. — Solo quería desearle feliz cumpleaños y darle esto. — Lory me da una bolsa de regalo. Al abrirla encuentro una bonita blusa blanca. — ¡Me encanta! Gracias. — Le doy un abrazo. — No hay de que. Si necesita algo avíseme. Lory sale de la habitación cerrando la puerta detrás de ella, aprovecho eso para ponerle seguro nuevamente. — Ya puedes salir. — Digo tocando la puerta del closet. Tomo un bocado de comida mientras espero a Richard. — Fue un gusto verte Halley. — Dice mientras se dirige a la puerta. — No te vayas todavía. — Digo dejando el plato sobre la cama. — No quiero meterte en problemas. — Tío Frank salió de viaje y volverá el lunes, puedes quedarte hasta entonces. — ¿Estás segura? — Si, por la noche hablare con Lory para decirle que te quedarás un par de días. Mientras tanto nos quedaremos aquí. — Solo tengo que ir a traer mis maletas al hotel donde me estaba hospedando. — Puedo pedirle al chofer que te lleve, no hay problema. Pero dime ¿Como está todo en casa? — El dueño de la empresa de tu padre ahora es Jason Fields. — ¿Jason Fields? ¿Quién es? — Es el socio de tu padre, espera. — Saca su celular para buscar algo. — Él es Jason Fields. — Me muestra una foto de aquel hombre. No puedo creerlo, ese es el rostro que vi en mis sueños, por alguna extraña razón me dan unos horribles escalofríos, mis manos tiemblan y me quedo paralizada ante aquella imagen. — ¿Estas bien? — Me observa desconcertado. — Sí. — Digo con la voz temblorosa. — ¿Cómo esta Terry? ¿Has sabido algo de él? — La última vez que lo vi estaba con su novia, creo que se llama Ashley, le propuso matrimonio hace tres semanas. — Eso es genial. — Digo fingiendo una sonrisa. — ¿Y tú conociste a alguien? — No Halley, yo nunca pude sacarte de mi cabeza. — Me observa tan dulcemente que mi corazón se derrite. — Eres muy dulce Richard. — Aparto la mirada al sentirme sonrojada. — ¿Y que ha sido de tu vida? — Estoy en el segundo año de veterinaria. Como puedes ver también me hice una cirugía plástica, uso lentes de contacto y mi cabello es rubio. No hay más que pueda decir. — Los cambios te sientan muy bien. No es que antes no fueras linda, solo digo que no te queda mal tu nuevo aspecto... ya mejor voy a callarme. — Dice nervioso. — Gracias. — Me rio de él. — ¿Has podido recordado algo? — Desvía el tema. — Aun no. Estoy yendo con un psicólogo para que me ayude a recordar algo. — ¿Has pensado en volver? — A veces, pero el tío Frank insiste en que es muy peligroso — Ahora ya no te reconocerían, además para todos Halley Messer murió hace mucho tiempo. Deberían conocer a Emily Cooper, ella es grandiosa. — No lo sé, además ¿Por qué regresaría? Ya no hay nada allí para mí. Ahora mi vida está aquí con el tío Frank y Andrew. — ¿Andrew? ¿Quién es él? — Se cruza de brazos. — Es mi mejor amigo, lo conocí cuando me mudé aquí, deberías conocerlo, te va a caer bien. — Sí, quizás luego. — Arquea su ceja derecha. — Yo vine también para decirte que cerraron el caso de homicidio. — Lo sé. — Digo viendo el suelo. — Lo vi en las noticias. — Yo puedo ayudarte a investigar si tu quisieras regresar a intentar resolverlo por ti misma. Sé que tienes algunas pistas. — El problema es que no recuerdo muchas cosas ¿Podrías contarme lo que sabes? — Tus padres y tu hermano fueron asesinados en tu casa, tu sobreviviste con 8 puñaladas, estuviste en coma unos días y luego escapaste del hospital, la policía te encontró en la casa de Alexander Dawson, sospechoso de la muerte de tu familia, ahora se encuentra en coma en un hospital de Kentucky, te asignaron a Terry para que te cuidara y te enviaron a otro lugar, el compañero de Terry, Joseph... no recuerdo su apellido. De repente un recuerdo vino a mí, el nombre me pareció conocido, Joseph, Joseph Phillips. — Joseph Philips. — Susurro. — ¡Lograste recordar algo! — Dice Richard muy entusiasmado. — Si eso creo. — Digo con una enorme sonrisa en mis labios. El psicólogo tenía razón, los recuerdos van brotando por si solos. — ¿Qué más recuerdas? — No lo sé. Sigue contándome por favor. — Joseph Phillips fue encontrado muerto en un hotel en las Vegas y lo relacionaron con la muerte de tu familia por una nota que encontraron en la habitación del hotel. Nos conocimos cuando unos tipos querían secuestrarte y chocaron con un tráiler, milagrosamente sobreviviste, yo atendí la emergencia y te saqué del auto, tiempo después te encontré en el hospital y te pedí tu número, luego de eso. — Espera. Comencé a recordar algo, Richard vestía un traje n***o y conducía un auto azul, me llevó a un hermoso restaurante. — ¿Qué pasa? ¿Recordaste algo más? — Sí, de hecho, lo hice. Te recuerdo a ti en traje n***o, luces de candelas en una mesa, a nosotros riendo mientras hablábamos en un... ¿Restaurante? — No puedo creerlo. — Sus ojos se humedecen. — ¿Recuerdas aquella cita? ¿De verdad me recuerdas? — Si, bueno no te recuerdo muy bien, pero recuerdo algunas cosas de esa cita. Richard se para frente a mí, posando su mano delicadamente sobre mi mejilla, la calidez de su mano me resulta familiar, poco a poco se acerca a mi para posar sus labios en los míos. Nuestras respiraciones se sincronizan conforme se profundiza aquel beso. En ese momento recuerdo algo más, nosotros ya nos habíamos besado, fue en un lugar muy oscuro y silencioso, también recuerdo algo más, es a Richard cargándome hacia una camilla mientras me miraba con mucha preocupación. — Creo que ahora te recuerdo un poco mejor. — Digo al terminar aquel beso. — ¿Puedo preguntarte algo? — Lo que quieras. — ¿Tú y yo éramos novios? Richard me mira un poco sorprendido por la pregunta, se queda en silencio unos segundos analizando lo que está por decir. — Sí, éramos novios. Tú y yo estábamos muy enamorados. Por eso es por lo que no pude resistir venir a verte, de verdad te extraño.
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