Kublai no piensa considerar la oferta de Onan, no después de lo que le ha pasado con Godo. Tiene que buscar otra forma mucho más fácil y práctica para ganar mucho dinero y rápido. Se saca la idea de encima como perro que se sacude la lluvia. -No pienso trabajar nunca más para un fadeí. Pero lo que no puede olvidar, aunque quiera es lo sucedido en Alajnna Rai, y su encuentro con Heller, desde esa vez siente que todo el tiempo está ahí, presente, como una sombra persiguiéndolo. Los meses siguientes no son sos mejores, su mala suerte empeora, al grado de resignarse a regresar a su antiguo cuartucho. Ahora ronda en las calles de Délamir buscando robar algo a la gente que pasea distraída, varias veces ha presenciado a chicos gardianos o larianes, robando a turistas. “Pero si esto es pan

