Capítulo 1: La primera vez.

1182 Words
La suave brisa, golpea sutilmente en sus rostros y acuciosamente Mustafá declara: —En el mundo, no existe una mujer más hermosa que tu Sheila, te amo tanto. —Y yo a ti Mustafá—asienta la encantadora joven. En una rápida incursión, hasta la habitación se besan apasionadamente estos jóvenes enamorados, Sheila se despoja de sus prendas como mucha facilidad, Mustafá avista el deseo correr por todo su cuerpo, siente enseguida como palpita velozmente su corazón, ella se para frente a él apartando un poco el deseo y le dice: —Tengo tanto miedo, que tus padres nos puedan separar, cuando se enteren de lo nuestro. —Ay cariño, nuestras culturas son tan distintas. Pero, no pensemos en eso ahora—advierte Mustafá alejando las inseguridades en Sheila. Los miedos desaparecen, solo queda presente el apetito voraz circular por sus venas, en ese derroche de libertad, deseando ir lo más lejos posible, es allí donde Mustafá, siente que todo el riesgo corrido junto con Sheila ha valido la pena. Adentrándose en lo que consideran su paraíso, recobran la alegría y la jovialidad en sus rostros, sin atavío comienzan a bailar simulando un bolero. Repentinamente las dulces caricias del atractivo Mustafá, emocionan el sensible cuerpo de la bella Sheila, esperando que el deseo, los transporte por completo a una dimensión desconocida. Mustafá muy ágilmente, la hace inquietar y ella debate sus emociones, por la pasión provocada por él, para Sheila todo es paradisíaco. Comienzan a darle riendas sueltas, a una pasión que cada vez se exterioriza con más firmeza entre ambos, en lo más profundo de sus pensamientos, se ven envueltos por la fantasía de hacer el amor por primera vez. Ella cierra sus ojos, para sentir como él se adentra en ella, discerniendo en aguas profundas y de inmediato se inundan de esas ganas, que provienes de sus pieles, hasta finalizar gozosos. Mustafá Manzur, es un hermoso joven de veinte años de edad y de origen musulmán, es hijo de uno de los hombres más poderoso de Turquía, su padre es un hombre apegado a las costumbres de su país. Vive en medio de lujos, por el éxito que tiene mundialmente su compañía y por el gran dominio, que tienen sus empresas exportadoras. Mustafá es un joven soñador, que anhela de la vida, la libertad, sencillez y el amor de Sheila, quiso ser pintor, pero su padre se lo impidió haciendo que, entre a la facultad de derecho, ya que no tienen un abogado en la familia. Es el menor de tres hermanos, ellos radican en Turquía y cada uno se halla felizmente casado. Por otro lado, Sheila Antúnez es una joven de veinte años de edad, que junto con su madre trabaja en una fábrica procesadora de alimentos. Ambas migraron desde Suramérica, hasta los Estados Unidos buscando una mejor vida. Es una chica risueña, muy inteligente y noble, quien le entrega por amor todo su ser a Mustafá. Sin imaginar lo que está a punto de suceder entre ellos. —Ya nos tenemos que ir amor, si no mi padre me mata—apunta Mustafá. —Quedémonos Mustafá, no quiero separarme de ti—le propone aferrada a su pecho. —Pronto nos casaremos te lo juro mi vida, hoy mismo enfrento a mi padre. —Si quieres te acompaño, no estás solo en esta aventura. —Lo nuestro va más allá de una aventura, es una completa historia de amor. —Eres tan romántico, que hasta no pareces musulmán. —Ja, ja, ja, soy tuyo Sheila y eso más que suficiente, para que broten de mí, las más hermosas palabras de afecto. —No cabe duda, que elegí al hombre perfecto—se besan apasionadamente, antes de volver cada uno a sus vidas. ***** Mansión Manzur. Las Vegas, Nevada. —¿Dónde se fue a meter Mustafá? Debo de hacer algo por él pronto, ante que se pierda en este país, con tanta libertad e inmundicia—expone el padre de Mustafá. —Tenle paciencia a nuestro hijo, es solo un joven—recalca su madre Feriyek. —¡Paciencia! Tuve que haberlo criado en Estambul, como a sus hermanos, no tuve mano dura con ese muchacho y no sabes cómo me arrepiento. —Por favor Abdul. —Seguramente, está con la occidental esa que tiene por novia, jamás óyeme bien, voy aceptar a esa oportunista en la familia. Solo quiere su dinero, como todas las mujeres de este lugar. —No seas tan severo por Alá, el mundo ha evolucionado. —Te estás oyendo Feriyek, las idioteces que dices. Por eso es que Mustafá es así, lo tienes sujetado a tus faldas. Pero, eso se acabó ahora que venga, me va oír y va arder Troya—expresa el padre de Mustafá con desagrado y su madre se revela muy angustiada. Al cabo de unas horas, ingresa Mustafá a la mansión y su padre velozmente lo acorrala a gritos: —Se puede saber insensato, ¿dónde andabas?, derrumbas el techo de mi casa, encima de mi cabeza con tu irrespeto, ¿estás son horas de llegar mal hijo? Me vas a matar Mustafá y llevarás mi muerte en tu conciencia—Mustafá frunce el ceño, motivado al sermón de su padre. —¿Hijo dónde andabas? —pregunta su madre con actitud mediadora. —Estaba paseando. —Paseando, crees que me chupo el dedo, de seguro estabas con la mujerzuela esa, que solo quiere nuestro dinero, te tengo bien vigilado insolente. —¿Qué? ¿Me espías? Ahora si has llegado demasiado lejos papá. —¿Dime que te ha dado esa mujer, que pareces embrujado? Las mujeres de este lado del continente, tienen sus mañas. —Basta papá, no te permito que ofendas a mi novia. —Sobre mi c*****r será tu novia. —Muérete, que si lo es. —Eres un miserable Mustafá—le propina su padre, una bofetada dejándolo atónito. —Por Alá Abdul no lo golpes—se mete su madre en el medio. —Déjalo mamá, si eso lo hace feliz, que lo haga. Igual no dejaré a Sheila así me obligue. —Lo estás oyendo, si no aprende por las buenas, lo harás a las malas. Ya mismo organizo tu viaje a Turquía, no te dejaré unos minutos más aquí, para que te sigas pervirtiendo. —Papá, no estamos en el siglo pasado, el mundo no gira en torno a la cultura musulmana. —Lo oyes Feriyek, escuchas como enloda nuestras costumbres, tienes estiércol en tu cabeza Mustafá, eres mi hijo y te apartaré de todo el lodo donde pretendes sumergirte. —Papá, te agradezco que no te metas en mi vida. Y si pretendes llevarme a Turquía, pues lo tendrás que hacer con un ejército, porque no pretendo irme por mi propia voluntad—desafía fervientemente a su padre. —No estás en condiciones de retarme. —Mejor me voy a mi cuarto. —Mustafá ven aquí, que no he terminado contigo—ignora por completo a su padre y su sube a su habitación y su madre lo persigue.
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