3

4529 Words
—Es hora de irnos preciosa.— Aron llama su atención. Ella sale de sus pensamientos y asiente con la cabeza dejando el vaso sobre la mesada. Suspira y toma su cartera siguiendo a ambos. —Genial, supongo que es hora de la acción.— Murmura poniendo sus ojos en blanco. Mientras que su hermano suelta una carcajada negando con la cabeza por las ocurrencias de la pequeña. —¡Te aseguro que no va a ser tan malo!— Mueve su cabeza a un costado mirándola con ternura. A lo que ella sonríe mordiendo su labio inferior, —¡Eso nunca se sabe, menos que menos con él!— Insiste aguantando con una carcajada se escapó de sus labios. —¡No seas dura, es su cumpleaños intentemos pasar la fiesta en paz aprovechando que sólo lo ves una vez al año prácticamente!— Le recuerda poniéndose un poco más serio. Ella relame sus labios suspirando... Si tan sólo él supiera que no es solamente una vez al año lo que lo ve, sin embargo no dice ni una sola palabra más al respecto. —¿A donde vamos?— Le consulta al rubio, dado a que se extraña de que su hermano no toma las llaves de su auto, pero si ponía la alarma de la casa. —El lugar lo eligió el cumpleañero así que no te puedo decir a dónde es enana curiosa.— Sube sus hombros y hace una muñeca tierna con sus labios pero eso a su hermana no le genera nada de ternura. Por lo arruga sus cejas y los mira a ambos, esperando que alguien le responda con la verdad de a dónde se dirigen a celebrar el cumpleaños. —¿Y a dónde es ese lugar?— Suspira rodeando los ojos. —Creo que alguien está muy ansiosa por conocer a dónde vamos.— Murmura divertido Thomas. Sophia lo mira rodeando los ojos. —En absoluto, solamente quiero saber a dónde vamos.— Explica sin más subiendo sus hombros como si fuera muy difícil entender. Él sonríe irónico mientras que pasa una mano por la comisura de sus labios sin quitarle la vista de encima rubia. —París, princesa... Vamos justamente hacia París.— Responde Thomás sonriendo a un lado mientras la tomaba entre sus brazos de manera violenta, haciéndola sobresaltar. Aron niega con la cabeza de manera graciosa y una nube verdosa los envuelve a los tres. En menos de un parpadeo ya se encuentran pisando la ciudad del amor. Sophia observa su alrededor y aprieta sus labios completamente enfurecida principalmente con su hermano y luego con Thomas, pero con él vivía prácticamente enfurecida Por lo cual no era ninguna novedad. —¡¡¡Esto no estaba en los planes, Aron!!!— Se queja cuando después de unos segundos pisaron tierra firme. Se suelta con violencia del agarre de Thomas y mira a su hermano enfurecida, pero el intenta poner su mejor cara de ternura para que ella no lo regale por ni haberle contado el detalle principal de a dónde cenarian. —¿Había planes?— Bromea Thomás. —¡No lo sabía!— Lleva una mano sus labios fingiendo sorpresa. La rubia vuelve a poner sus ojos en blanco y niega con la cabeza, el sarcasmo del morocho era lo que menos extrañaba de no verlo muy seguido claramente. —No estoy preparada para viajar así, ¡Y lo sabes!— Se queja. Aron sabia que tenia razón, pero antes de que se disculpara con la rubia, Thomas fue mas rápido para la contestación. —Si algo te pasa, estoy yo, no seas aburrida, hace demasiados años que no vivís un poco la vida.— Aprieta sus labios en una fina linea delgada su mirada era penetrante. —¡Que seguridad!— Se burla rodeando los ojos. —Tu hermano no te va a exponer nunca, deberías de saberlo, princesita, no seas exagerada.— Brama. Ella lo ignora acomodándose su camisa. —¡Y si no vivo la vida es porque hay un imbécil que no me lo permite!— Le recuerda arqueando sus cejas. Thomás la mira para nada contento con su comentario y con su forma de dirigirse hacia él por lo que sus ojos comienzan a tornarse rojizos pero el rubio se posiciona delante de él con una sonrisa tierna mirando a su hermanita pequeña... —Perdon, Soph.— Murmura Aron pasando una mano por su nuca. —¡¡No se porque siempre actúas de manera tan estúpida, son tus raíces. Así somos, princesa, te guste o no perteneces a esto para toda la eternidad!!— Alza sus cejas mirándola. —¡Deberías de fijarte primero vos porque actúa de esta manera!— Se cruza de brazos y la enfrenta arqueando sus cejas. Thomas niega con la cabeza y chasquea la lengua ocultando una pequeña sonrisa burlona. —¡Si quieres que empecemos a pelear no tengo ningún problema, pero sabes que no voy a parar hasta conseguir lo que quiero!— Sisea acercándose por demás a su cuerpo. Ella aprieta sus labios y lo amiga claramente incómoda. —¡¡Que castigo!!— Murmura tomando su cartera con más fuerza, como si eso la fuera a salvar de tener que compartir la noche con Thomas. —Vamos.— Ordena mirando a los dos mientras se adentran en un restaurante sumamente elegante y pintoresco por sobre todas las cosas. —Si terminemos con esto cuanto antes.— Suspira apretando sus labios para mirar hacia el frente. Thomas vuelve a sonreír burlón, —Ya quisieras, princesita.— Le guiña un ojo relamiendo sus labios. Si había algo que ella no podía evitar admitir era lo increíblemente sensual y atractivo que se veía cada día que lo volvía a ver y claramente eso era algo bastante peligroso para sus emociones y las sensaciones que en su cuerpo vibraban al estar cerca del morocho. Era claro que estaban destinados a estar juntos y ambos se sentían atraídos el uno por el otro, sin embargo, el párate que había puesto el morocho entre los dos, era el que los alejaba cada vez más de poder cumplir su destino. Sophia se sentía obligada a también tener que actuar de la misma manera que él lo hacía para mostrarse fuerte y en ningún momento de mostrar algún signo de debilidad ante el hecho de que ellos se hubieran rechazado muchos años atrás y tuvieron que vivir con eso Igualmente les gustará o no. Por eso mismo, no estaba para nada acuerdo en tener encuentros por más lejanos que fueran entre uno y el otro, ya que cada ves que se veían en persona y veía sus ojos de ese color gris tan intenso es que ella caía en la tentación de desearlo de una manera incontrolable. Era un dolor que se procesaba por dentro y que era realmente muy angustiante y doloroso. ~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~ La cena fue dentro de todo pacifica, cuando Thomás hablaba con Aron, Sophia los miraba y escuchaba con atención mientras que luego los dos hermanos charlaban y el morocho ponía atención a cada palabra que saliera de la boca de la rubia. Él estaba completamente pendiente a todo momento de cada gesto sonrisa o palabras que ella soltaba para su hermano pidiendo que en algún momento una de esas muecas fueran para él, tampoco era un santo y sabía que eso estaba muy lejos a suceder y que se había ganado el completo rechazo de la rubia hacia su persona pero soñar no estaba prohibido por el momento y él soñaba cada vez que la tenía enfrente con poder tenerla entre sus brazos. Sin embargo, no podía evitar soñar y creer que algún día una de esas sonrisas volverían a ser hacia su persona para volverlo a llenar por completo y dejar de sentirse tan miserable como lo hacía todos los días de su vida... De cualquier manera, no cambiaría todo lo que hizo y hace continuamente para protegerla y mantenerla a salvo de cualquier mínima cosa que pudiera llegar a lastimarla. Lo único que no puede hacer es proteger la de el mismo y del daño que le genera constantemente con tan sólo mirarla y poner aquella mueca de desprecio hacia la rubia, mueca que para nada ese desprecio sino que es de dolor y de enojo con el mismo por comportarse de esa manera tan impulsiva y rebelde con la persona que más amará durante toda su eternidad. Las doce se hicieron y ya estaban por el postre, el mismo era mas que nada disfrutado por aron que amaba las cosas dulces. Mientras que esos dos no podían dejar de mirarse de reojo y a la vez rechazar la mirada del otro, era una sensación muy incómoda y los dos lo sabía Y no tenían que si quiera admitirlo sin embargo estaban ahí pasando el momento y deseando que terminara cuanto antes al menos por el lado de la rubia ya que por el lado de Thomas esperaba que ella no se levantará de esas y ya nunca jamás y se quedará frente a él. Por más que no le dirigiera la palabra y menos que menos la mirada contener la frente a sus ojos era más que suficiente para apaciguar un poco los espasmos de su alma que toda la angustia que él sentía cuando sabía que se tenía que alejar de ella. —Podria comer todos los días marquisse.— Admite risueño su hermano. Era un gran alivio decir verdad ya que eso significaba que estaban a muy poco de no tener que volver a verse. —Ya lo creo.— Murmura la rubia mirando el plato completamente limpio. —¡Le vamos a decir a la pastelera de la casa que te haga o te enseñe la receta mejor dicho!— Thomas acota de manera burlona. —Creo que sería imposible que yo pueda seguir las reglas de una receta, pero con que me lo dejen preparado ya me conformo.— Le guiña un ojo a su amigo. Generando en los tres una pequeña carcajada, hasta incluso el morocho había sonreído y ella la había dedicado una pequeña mirada cómplice por lo currencia de Aron, pero estaba tan desacostumbrado a verla sonreír y menos que menos hacia el que ni siquiera sabía si había sido un completo espejismo en el que le había jugado una mala pasada su mente... —Por eso renuncian.— Murmura Thomas burlón. —Eso no me ofende.— Admite con orgullo y muecas divertidas en su rostro. Sophia sube su mirada de su plato y centra sus ojos grises oscuros en los ojos de thomas los cuales eran casi de su mismo tono nada mas que el día de hoy estaban muy dilatados. —Felicidades, feliz cumpleaños.— Murmura sin quitar la vista de él. Él se impresiona de que lo haya saludado, sonríe de costado y agradece con la mirada. —Muchas gracias, princesita.— Murmura ronco. —Ya voy a perder la cuenta un día de estos, pero jamas dejare de festejar un cumpleaños a tu lado.— Aron le guiña un ojo a su mejor amigo. —Ahora que existe la tecnología es mas fácil anotar esos datos.— Sonríe ronco Thomas. Los amigos se abrazan dándose fuertes palmadas en las espaldas, mientras que Sophia sonríe tímidamente ante ese gesto, eran grandes amigos y nunca dejarían de serlo, si no detestara al morocho cómo lo hace le agradaría la escena que está viendo frente a ella. La hora del brindis estaba por la mitad cuando Thomás se tensa en la silla, al momento rueda los ojos y sonríe al ver que alguien se acercaba a saludarlo. —Aron lleva a Sophia afuera.— Demanda de un momento al otro. Ella alza sus cejas mirándolo desconcertada, pero su hermano niega con la cabeza mirando en la dirección en la que su amigo miraba. —Tarde hermano.— Menciona Aron moviendo su cabeza descontracturandola para luego tomar su copa de vino. —"No digas ni una sola palabra."— Ordena a la rubia que tenia en diagonal. Ella asiente con sus pensamientos, los cuales sabia perfectamente que podía ver y oír. —No creí verte por acá.— Saluda a Thomás con la mano al igual que gira su vista al rubio al cual también lo saluda con el mismo gesto. —Buenas noches.— Responde seco. —Bueno, se ve que los buenos amigos y socios se han juntado.— Sonríe enfocando su vista en la rubia, quien solamente miraba su plato a medio terminar como si su vida dependiera de ellos. —Asi es.— Vuelve a responde seco. —Y veo que comparten a una amiga.— Vuelve a sonreír con malicia. —Es mi mujer.— Asegura Thomas mientras mira a su alma gemela. Sabiendo que comienza a sentirse abrumada y asustada, pero espera que pueda aguantar tan sólo un poco más. —Eso hace las cosas mas interesantes, supongo.— Ladea una sonrisa asquerosa por sus labios. El hombre de mayor edad sonríe con su asquerosa sonrisa de dientes amarillos. Aron le mandaba calma a su hermana para que su nerviosismo no se hiciera notorio. Mentalmente Thomas agradece eso. —No lo creo.— Responde seco y con una mirada muy penetrante. —Supongo que tu padre le va a gustar saber que está compartiendo una cena juntos.— Mira a Aron y Sophia nota como Thomas se tensa al escucharlo. —Me parece bastante curioso que todavía sigas haciendo de su plebeyo sabiendo lo poco confiable que sos.— Menciona, Thomas bebiendo tranquilo de su copa. El hombre sonríe de costado mientras asiente con la cabeza sin quitar la vista de la única mujer en la mesa. —Cuídala bien, y esperemos que ella te cuide bien, que queremos seguir viviendo en un mundo feliz.— Sonríe una vez más generando náuseas en Sophia. Y con esa simple y asquerosa frase se despide de todos los comensales volviéndolos a dejar en absoluta soledad cómo estaban al principio. —No tenia idea que podría estar acá... No es una maldita coincidencia.— Niega con la cabeza el rubio entre dientes. —¡¡¡Maldito imbécil!!!— Se queja, ahora, el jefe del inframundo apretando sus labios e intentando mantener la calma porque sabe que todavía aquel hombre los está observando. —Tranquilo, Thomas.— Lo mira perspicaz. —¡Voy a matarlo!— Asegura. Sophia lame sus labios con cautela, pero lo hace en un gesto involuntario de su cuerpo generado por los nervios. —¿Quien es?— Indaga mirandolo solo a el. Thomás ante ese gesto traga saliva y mira a su amigo. —Escoria.— Responden al unisono. —¡Creo que tengo derecho a saber ¿quien era no?!— Sonríe de manera nerviosa mirando a los dos. —No es necesario princesa.— Demanda ronco. —Y quisiera saber porque me acabo de sentir amenazada.— Thomas niega con la cabeza mientras que pide la cuenta con un gesto de mano. —De cualquier manera en unas horas va a estar muerto, así que no hay necesidad de contarte quién es.— Asegura subiendo sus hombros. Ante la falta de respuesta Sophia niega con la cabeza. —"No te preocupes por alguien que no va a llegar ni a saber tu nombre, princesa."— Sonríe con malicia mirándola con sus penetrantes ojos grises. —¡¡Me das asco!! Es humano... ¿Que daño te puede hacer cómo para que lo quieras matar?— Pregunta levantándose de su silla ya no pudiendo aguantar un segundo más frente a él. —¡No son tus negocios, Sophia, no te metas!— Bufa pasando una mano por su cabello frustrado. Ella rueda los ojos y lo mira —Entonces no vengo nunca más a un maldito cumpleaños tuyo, Thomas, si tanto te molesta que acote o me meta en algo que me parece injusto.— Se queja apretando sus manos en forma de puños. Él sólo sonríe burlón de costado, —Creeme que se lo merece, princesita.— Él sonríe siguiendo su mismo gesto. Aron por su parte toma a su hermana por la parte baja de su cintura encaminandola a la puerta para salir con respeto y tranquilidad del restaurante y no causar un alboroto. —Hace muchos siglos dejé de creer en vos.— Esa es una respuesta acompañada de un gran golpe bajo que no hace más que el morocho apriete sus labios y elevé su barbilla. —¡Son negocios que no te tienen que importar, cree lo que quieras porque me da igual lo que creas!— Le deja en Claro demostrándole que sus palabras no lo golpean. Aunque es claro que sí lo hacen, sólo que es un gran experto en ocultar el dolor que la gente le genera. —¡Cómo es tan fácil todo para vos!— Se queja murmurando. Thomas sonríe malicioso y la mira divertido —¿Que decías, princesita?— Parpadea fingiendo que no escucho cuando claramente si lo hizo A lo que ella suspira cerrando los ojos por solo unos segundos. Aquello era clave en su respiración para poder calmar su desesperación y por sobre todas las cosas evitar ponerse ansiosa. —¡¡No pueden jugar así porque así con la gente!!— Les recrimina. —Sophia.— Murmura Aron sin soltar su brazo a medida que avanzan. Ella se suelta de su agarre de manera furiosa apenas pasan el arco, Thomás se ríe de costado, observando muy de cerca a la escena. —¡Sophia nada!— Se queja frustrada. —¡Dejala que hable, Aron, vive solo para quejarse y recordarnos todo lo que hago mal sin embargo no mueve un solo dedo por nuestra naturaleza!— El desprecio se hace presente en su rostro. —¡¡Paren los dos, con sus emociones cambiando a cada segundo me van a matar!!— Asegura molesto el rubio. —Lo siento... Yo... No quería.— Sophia se remueve incomoda. Hacia mucho frió y estaba comenzando a nevar en parís. —Como siempre.— Murmura Thomas frustrado. —Solo... Tranquilos... Podemos hablar todo de manera civilizada, y no tiene porqué ser acá, donde sabemos que hay ojos iguales a los nuestros al rededor.— agrega con calma. La rubia sube su cabeza al cielo sonriendo y disfrutando de la fría nieve golpeando su rostro. —Solo... un segundo más.— Pide ella mordiendo su labio inferior. —¡Genial!— Murmura el morocho. —Thomas...— Lo llama Aron para que se calme y relaje la ira que esta conteniendo en su interior. Thomás rueda los ojos ante el comentario de su amigo y le manda una que otra maldición internamente. —¡Solo callate!— Pide suspirando mientras que pasa una mano por el puente de su nariz. Comienzan a caminar por inercia, porque Sophia lo estaba haciendo encaminándose hacia los tantos parques que tiene la hermosa ciudad de París. No puede evitar observar como ella ama realmente ese lugar, y por sobre todas las cosas como observa todo aquella inocencia de como si fuera la primera vez. No por nada el morocho había elegido aquel lugar para celebrar su cumpleaños, sabía muy cuales era cada uno de los gustos de la rubia... Que él fingiera no conocerlos era otra historia. —Hay que irnos, ahora, Aron.— Asegura molesto y ronco Thomas al cabo de tres cuadras y media caminadas. Aron suspira asintiendo mientras que mira a su alrededor, no parecía ser muy seguro y si seguía nevando de esa manera Sophia al estar tan desabrigada podría sufrir alguna clase de enfriamiento. —Si... será lo mejor.— Responde relamiendo sus labios. —¿Ya?— Pregunta desganada. La desilusión se hace presente tanto en su tono de voz como en el gesto con el que los está mirando. La verdad es que tiene frío pero no puede desaprovechar la oportunidad de estar en París, ella no podía aparecer inmediatamente como Thomas o su hermano lo hacían, y para eso debía de viajar como cualquier persona normal en avión y llevaba su tiempo. —Eso dije, el clima se torna feo.— Mira el cielo y se abrocha su saco mientras envuelve rápidamente a los tres en una nube de calor. Ella suspira relajando su cuerpo cuando la ola de calor la envuelve y protege, la verdad es que estaba agradecida pero no decía nada al respecto, aunque no necesitaba decirlo Thomas vigilaba su mente a todo momento y su hermano captaba cada una de sus emociones. —Si hay si el clima se torna feo es nada más y nada menos porque vos te estás poniendo histérico, Thomas...— Le recuerda arqueando sus cejas. Thomas aprieta sus puños con fuerza —¡¡Estoy hablando en serio, Sophia!!— responde de mala gana. Ella lo mira como si fuera una niña pequeña, por lo que suspira y hace un pequeño puchero negando con la cabeza. Thomas se pierde en sus encantos y tiene que el también negar y quitar su vista de ella. —Estoy disfrutando el paseo, por si no te diste cuenta, ¡Una vez que lo hago, Thomas!— Le reprocha Sophia abriendo sus brazos levemente. Mostrandole así las maravillas que tenían a su alrededor las cuales se estaban comenzando a cubrir poco a poco de escarcha. Pero ella ya no podía sentir esa sensación tan fresca gracias al escudo de Thomas y eso era algo irritante a decir verdad. —¡¡Es una orden, Sophia, se que estas muy mal acostumbrada a no respetarlas, pero esta la harás!!— Sentencia bufando. Ella solo achina sus ojos negando. —Tus heridas de tus manos están abiertas, la nieve no ayuda en eso, tenes la opción de morir desangrada poco a poco, también cabe la opción de morir congelada, porque la verdad con esa ropa no estas para nada abrigada, desmayarte e irte a una dimensión que ni conocemos cuando estemos volviendo a Londres.— Sube sus hombros pensativo. Sin embargo, le preocupa más el echo de que los pudieran estar observando, no la expondría en absoluto, no se lo podía permitir. —¡¿Y ahora quien es el exagerado?!— Se burla. —No veo fallas a su lógica, es solo nieve, Thomas.— Bromea Aron molestando a su amigo. —"¿No crees que estemos solos o si?"— Sonríe malicioso mirando a Aron cuándo le habla a él solo. Aron traga saliva y lo mira preocupado. —No dejarías que nada malo me pase, Thomas, deja de ser tan aburrido... Y quejoso.— Demanda cruzando se de brazos. El morocho sonríe arqueando sus cejas. —No te olvides que no tenes ni idea de como ir como un jumper de un lado al otro, princesa.— Eso la hace sentirse mal. Recordar su infancia y recordar como el siempre se burlaba de que ella era simplemente un ángel sin ningún poder... —¡¡Imbecil!!— Escupe frustrada. —¡Tus palabras no cambiaran nada Sophia, ni me dañan!— Murmura perdiendo ya la paciencia. —Sabes que no puedo morir de igual manera así que tus amenazas no me interesan en absoluto, Thomas.— Alza su barbilla enfrentándolo. Él chasquea la lengua. —Probablemente tengas razón o simplemente podes terminar bebiendo de mi después de que te ocurra todo eso.— Sonríe mostrando sus dedos al decir cada frase. Ella simplemente se dedica a negar con al cabeza suspirando... Mira a su hermano esperando que él de una manera u otra a la ayude a quedarse un rato más allí pero el mismo niega con la cabeza dándole a entender que está en absoluto acuerdo con el jefe del inframundo. —Vendremos en unos días, te lo prometo.— Besa su frente con ternura, ella sonríe dándose por vencida y cierra los ojos antes ese gesto. Thomas miran la escena y mueve su mano nuevamente y la bruma verde los envuelve a los tres. ~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠`⁠)⁠~⁠~⁠~ —¡¡Se lo dije!!— Carga a Sophia. Su hermano cierra sus ojos maldiciéndose por dentro y lamentando tener que darle la razón a Thomas. —Lo se.— Pasa una mano por su nuca. —¡Es tan terca!¡Me había olvidado porque nos desterraron!— Ya estaban en la casa que compartían ellos dos... —"De cualquier manera estás disfrutando tenerla entre tus brazos."— Aron se ríe burlón en sus pensamientos. —Te puedo escuchar, hermano, no hagas tanta pantomima que esto esta pasando meramente por culpa de tu hermanita, la llevo a la habitación, nada más, no me la voy a comer.— Informa desapareciendo dejando un aura negra de humo en el aire. —Ya quisieras poder comértela.— Se burla mirándolo con diversión en sus ojos... Mientras que el morocho no puedo hacer otra cosa que poner sus ojos en blanco y chasquear la lengua. —Puede que yo quisiera hacer eso, pero es claro que ella nunca me va a dejar, así que podes estar tranquilo.— Murmura suspirando. Aron suelta una carcajada —¡Buena suerte con eso!— Le guiña un ojo. —¡Imbecil!— Murmura Thomas con su mandíbula tiesa. Aron se dedica a negar con la cabeza mientras se encamina de manera humana hacia su habitación, por más que quisiera ir a ver su hermana su amigo no se lo permitiría. Estaba seguro de que de cualquier manera el no le daría de su sangre... No aun. Pero algo lo mantenía con calma respecto a ella y era de que su amigo iba a cuidar de su alma gemela mas que cualquier otra persona. No obstante, tampoco podía entrometerse mucho en ellos dos y sabía que la rubia estaba en buenas manos por más que ella quisiera admitir y asegurar completamente lo contrario. No había persona que la iba a mantener más cuidada y protegida que el morocho.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD