Capítulo 12

3628 Words
Miriam caminó en dirección a la casa, mis ojos iban siguiendo su enorme trasero, mientras sentía algo de satisfacción por haber logrado mi objetivo, también me sentía algo culpable, pero ya anteriormente Sharon lo había hecho. Estaba tratando de no pensar en Sharon, pero en vez de eso, solo lo volvía a pensar. Mis ánimos subían y bajaban, y mi amigo allá abajo no quería colaborar al parecer, estaba perturbando mi paz. —¿Te vas a quedar allí parado? ¿O solo eres de lo que buscas un sí, y luego se arrepienten? —me dijo Miriam, atacando mi ego por completo. Sonreí, estaba un poco aterrado. Una mujer desconocida iba a entrar a mi casa, las cosas casuales antes de conocer a Sharon terminaban en una habitación de hotel, o terminaba en un apartamento ajeno, nadie había pisado una frontera así. Gracias al alcohol que me permitía hacer este tipo de locuras. Caminé dado pasos cortos, mientras pensaba en cosas que me subieran el ánimo, pero concentrarme más, solo hacía que mi muchacho solo se escondiera más. Tuve que optar por el método más sencillo, olvidarme de todo y solo dejarme llevar, y al cabo de un momento se sabría o no, si había servido la técnica. Toda la noche deseando estar con esta mujer, y en el momento que me dice que sí, me pasa esto, son cosas de películas, verdaderamente. Ella estaba allí mordiéndose el labio, un poco impaciente, esperando ser atacado por una bestia salvaje, pero la batalla en mi cabeza que se libraba era algo complicada.   Miriam estaba de espalda a la puerta, cerrando el paso por completo, al parecer, quería empezar el espectáculo allí mismo, inclinó su parte alta de la espalda y su trasero a la puerta, así se exhibían más mis lindos senos. Me fui acercando poco a poco, mientras una sonrisa de éxtasis salía de sus ojos. Ella quería esto igual o más que yo, me estaba devorando con la mirada, al momento que llegué. —¿Esta segura de esto? —le pregunté acercándome a su rostro. —No —me dijo, en el momento que se abalanzó sobre mí, saltando a la altura de mi cintura, tomé sus piernas entre mis brazos, mientras le acariciaba el trasero. Al tocarlo era tal cual como lo había imaginado, era firme. Estábamos en la entrada, besándonos apasionadamente, su lengua entraba en mi boca , mientras yo con mis labios la iba acariciando, luego yo metí mi lengua, y empezamos a tocar una lengua con la otra, ella me llevaba el ritmo, como si ya lo hubiese hecho con ella muchas veces, en el momento que empezó a succionarme la lengua con sus labios, ella apartó la boca, mostrándome su cuello, invitándome a besarlo, fui muy delicadamente con mi lengua, tocando un poco su cuello, dejando una línea imaginaria de placer, su cuello estaba totalmente erguido, mientras fui subiendo a su oreja, jugando con su lóbulo izquierdo, lo metía en mi boca, y luego baje lentamente de nuevo hasta su cuello, veía muy e cerca como su piel se había puesto completamente de gallina. Escuché el primer gemido de placer de Miriam, el cual hizo excitarme un poco, levanté sus manos contra la puerta, sujetando sus dos manos con mi mano izquierda, tocando su pierna con mi mano libre, mientras estaba recostado a ella, la estaba sintiendo toda, ella empezó a mover las caderas, deseando obtener placer. Busqué de nuevo su boca, los besos fueron más rápidos, nuestros corazones parecían latir al mismo ritmo, era una melodía de éxtasis, al liberar sus manos, sus dedos temblaban cuando intentaba quitar los botones de mi camisa, para agilizar las cosas, con mis dos manos abrí mi camisa bruscamente, saliendo botones disparados en diferentes direcciones. Miriam hizo una especie de risa erótica, y metió sus manos por dentro de la camisa, clavando sus largas uñas en mi espalda, subiendo un poco hasta mis hombros, aunque fue un rasguño lo sentí con mucho placer, pues allí me decía lo mucho que lo estaba disfrutando. luego movió sus manos hacia delante, tocando mi duro abdomen, tocaba mi abdomen como grabándose cada línea entre sus dedos, luego se llevó el dedo índice a la boca, mordiéndoselo y mirándome con sus ojos entrecerrados, elevó sus ojos hasta arriba mostrándome lo blancos que se habían puesto. —Umm, jefe —me dijo Miriam con una voz de placer. —¿Te gusta? —le pregunte, y era algo obvio, pero, sin embargo, quería escuchar más esa voz. Ya a esta altura había olvidado mi problema, mi pene estaba muy duro, ya no tenía problemas algunos, y no creía capaz que se volviera a rendir, pues la voz de Miriam era tan sexy, y la forma como movía su cuerpo, parecía que se había transformado completamente; el deseo desbordaba de Miriam, y yo me alimentaba de ella. —Me encantas —me dijo Miriam, mientras se echaba hacia delante para morder mi labio. Luego tomó la camisa y la deslizó de mis hombros; agarrando fuertemente mis hombros, y abajando sus manos sobre mis brazos. Coloque las manos hacia atrás, para que la camisa saliera más fácil. Mostrando mis fuertes brazos, y ella en vez de enfocarse en la camisa, agarró mis brazos, apretándolos fuertemente. Bajé mi mano tocando suavemente sus piernas; y ella hizo un movimiento involuntario de escalofrio. —¡Ohh! Siiiii. Levanté un poco su vestido, mientras que tocaba su firme trasero que solo lo cubría una diminuta tanga negra. Empecé acariciando su trasero con mis dos manos, levanté una de sus piernas a nivel de mi cintura, sosteniéndola con una mano, mientras hice un roce con mi pantalón sobre su tanga, la fui apretujando un poco, recostándolo más, empecé a mover la cintura hacia afuera y hacia adentro, luego dejaba el pene recostado nuevamente, y lo subía y lo bajaba. Mi pantalón parecía que iba atravesarse en cualquier momento, ya que mi pene quizás estaba a punto de romperlo. luego le di la vuelta inmediatamente, colocando sus manos encima de la puerta, quedando el trasero levantado, palmeé un poco su trasero, mientras deje recostado mi pene allí, ella empezó a moverse suavemente, levantando las manos, como si estuviese bailándome una canción, mi pene estaba completamente erecto, el cual sentí que ya no cabía dentro de mi pantalón. —Ummmm. Volvi hacerlo más duro, golpeando de nuevo su trasero, sobre su nalga desnuda, la palma de mi mano quedo levemente marcada. —Mmmmmm. Y nuevamente lo volví hacer, le di una nalgada, y baje mi mano, tocando su v****a por encima de sus bragas, con mis tres dedos. Volteé su rostro hacía mí, buscando su boca nuevamente mientras mis dedos jugaban por encima de ella, de vez en cuando mis dedos se deslizaban un poco, sintiendo la humedad de su v****a. ¡Ayyy! ¡Ssssí! ¡Ohhh! Estiré la mano, para introducir la contraseña de la puerta, la cual coloqué errada en dos ocasiones, tuve que fijarme bien, en una tercera vez pues si no la empresa de seguridad digital mandaría a la policía inmediatamente. Luego de que lo hice la puerta se abrió, llevándome a Miriam conmigo adentro. Entramos a la casa, destruyendo mis cosas en el paso salvaje, nos íbamos recostando a cualquier pared que veíamos, entrelazados, no sabía si yo la tenía agarrada o ella a mí, pues mis piernas y las suyas y los brazos en ocasiones cambiaban de posición, como si lleváramos la sincronía total. Después de tantos abrazos, apretujes, besos, y una caída que tuvimos sobre la alfombra, la actual fue uno de los puntos de unos minutos más, cuando ella estaba abajo, yo me coloqué de lado, jugando con su v****a dentro de sus bragas, la cual estaba muy húmeda, sus ojos estaban perdidos, ya no había ninguna Miriam allí, solo había fuego puro, la cual movía la cabeza en distintas ocasiones, tocándose el cabello, y pasando sus manos por encima de su vestido a nivel de sus senos. Yo agarré sus manos liberando sus hermosos senos, y toque sus pezones por encima del vestido, los cuales se sentían completamente duros, puse la mano a la altura de sus botones, y rasgué el vestido completamente, abriéndolo de par en par. —Ahhhh —volvió a gemir Miriam al ver esto. Sus senos habían salido del vestido, los cuales se sentían prisioneros, porque al liberarlos se veían más grandes aún, eran tan grandes que mis manos se veían pequeñas para ellos. Empecé a tocarlos lentamente uno a uno, pasando mi mano por encima de ellos con mucho cuidado, cada vez que hacía esto, Miriam se erizaba, movía mi dedo índice alrededor de sus pezones, los cuales estaban elevados. Ella bajo su mano y empezó a estimular su v****a en ese momento, tocando dentro de su braga con el dedo índice y el dedo anular. Inmediatamente empezó a gemir, como si éxtasis fuera difícil de soportar, ella quería dejar escapar todo eso dentro de ella, y se sentía libre de expresarse. Allí conmigo. Parecía ser el punto exacto donde terminaríamos, pero no fue así, me levanté para terminar de llegar a la habitación, donde al entrar, la lance contra la pared, ella quito el cabello se había colocado encima de su rostro, yo bajé lentamente, besando alrededor de sus aureolas, moviendo la lengua en círculos, ella hundió mi cabeza fuertemente, quería tragarme con sus senos, movía mi cabeza de un seno a otro, y yo seguí los movimientos de sus manos. Con mi mano derecha toque su seno izquierdo, y con mi lengua toque el otro seno, y ella estaba allí moviéndose de placer una vez más.    Luego baje lentamente, pasando la lengua desde sus senos, hasta su abdomen duro, besando más debajo de su ombligo, ella me bajaba un poco la cabeza, pero en vez de bajar me fui a un lado, besando uno de sus huesitos, y lo mordí suavemente, ella volvió a estremecerse, baje un poco hasta su pierna besándola y pase mi lengua sobre su tanga, hasta llegar a la otra pierna. Con mis dos manos las estiré por debajo de su trasero, bajando su tanga lentamente, mientras su hermosa v****a aparecía frente a mí, mostrándose, la cual quería ser tocada y besada. Con mi medio, la toque suavemente, mientras vi por el rabillo del ojo que venía la mano de Miriam a unirse a la fiesta; ella empezó a tocarse con sus dos dedos favoritos, dejando espacio para que mi lengua también jugara, empecé a besarla suavemente. —AHHHHH,  OHHHH SIIIIIIIIIII Ay, que ri….co… ohhhhhhhh. Sus piernas estaban temblando en ese momento, vi que era imposible mantenerse en pie, monté las dos piernas encima de mi hombro quedando ella montada entre mi hombro y mi rostro, mis manos llegaban para acariciar sus grandes senos. Solo se escuchaba, mi lengua lamiendo su v****a y los gritos de placer de Miriam por toda la casa. Me alce sobre mis pies, llevándome a Miriam sobre mí, dirigiéndola a la cama en ese momento, cuando estuve cerca nos deje caer, ella cayendo sobre las sabanas azules, ella no le importó la caída, al parecer ella no estaba ya allí. Yo quedé parado frente a ella, la cual se levantó de la cama e inmediato, arrodillándose sobre la alfombra del cuarto, quedando frente a mi pene, con sus manos empezó a acariciar desde mis pectorales, hasta tocar mis abdominales, y cuando estaba a punto de bajar a mi pene volvía a subir, lo cual hizo que mi pene se elevara más de lo ya estaba. En el momento menos pensado Miriam hio un movimiento muy rápido, mordiendo mi pene de lado, pues se notaba mucho sobre mi pantalón, parecía una gran banana presa, estaba de lado. Ella empezó a tocarlo suavemente con su lengua por encima de mi pantalón, lo cual me produjo un cosquilleo. Nadie nunca me había besado por encima del pantalón, se sentía raro, pero me producía mucho placer. Sus manos estaban detrás de mis glúteos, que servían de buen agarre para Miriam en ese momento, subió su lengua hasta mi abdomen y bajo sus manos desabrochando mi pantalón bajándolo inmediatamente, subí un pie y luego el otro para quitármelo completamente, lanzándolo de lado, desde ese momento quería siempre estar frente a Miriam sin ropa. Ella repitió lo mismo nuevamente, empezó a morder mi pene y a besarlo suavemente, ahora se sentía un poco más fuerte la sensación, sus manos estaban más agarradas de mi trasero en ese momento, sus manos subieron a mi espalda, estaba restregando sus senos contra mi pene, lo cual me hizo erizarme completamente, la sangre que corría por todo mi cuerpo se había calentado de un momento a otro, empecé a mover la punta de mis pies, pues se sentía muy bien. —Ohhh que rico, me gusta —le dije en ese momento. Ella con otro movimiento brusco enredó sus manos encima por mis calzoncillos, bajándolos completamente, dejando mi pene al descubierto, mi pene ese día estaba más grande lo normal, la estimulación de Miriam, lo había elevado al cien por ciento. Miriam bajó un poco, tomando mi pene por la punta y lamiendo mis testículos, luego subió bajando mi pene, lamió mi abdomen, ella estaba jugueteando un poco conmigo, colocó mi pene de lado, lamiendo muy cerca de la base del mismo; y volvió a subir recostando sus grandes senos sobre mi pene, luego abrió sus senos introduciendo mi pene dentro, apretó sus senos de lado a lado, haciendo presión sobre mi pene, y empezó a moverse de arriba abajo, haciendo fricción, mientras sus ojos estaban puestos en mí. La vi morderse los labios en varias ocasiones, mientras mantenía su vista fija en mí. Luego de unos segundos mi pene fue liberado, elevándose sobre un trampolín que inmediatamente con una grana agilidad quedó dentro de la boca de Miriam, la cual lo envolvió inmediatamente humedeciéndolo, pasándolo por dentro de cada una de sus mejillas. El cual hacía de vez en cuando una protuberancia en sus mejillas, me encantaba mucho el contacto visual que mantenía conmigo, hacia que yo lo disfrutara aún más. Miriam me agarraba fuertemente por el trasero con sus manos, mientras mi pene entraba a su boca, ella realmente lo disfrutaba, era como si se estuviese comiendo un gran caramelo, pasaba la lengua por cada parte de mi pene, haciendo masajes con su lengua, lo introducía completamente y duraba dos segundos con el pene dentro de ella, moviendo la lengua en círculos. Luego sacó el pene de su boca y cuando pensé que la función estaba terminando, agarró su cabello con sus manos, detrás de su nuca, y con los codos empezó a masturbarme, los movía desde arriba hasta abajo, creo que esto era difícil como comer con palillos chinos, pero ella al parecer tenía dominada el arte de los codos. Explicar el placer que sentí era difícil en ese momento, porque yo solo me perdí en ese momento, estaba tan extasiado. —Eres… muy… buena —le dije, con mi voz entrecortada. Ella solo sonrió y luego se mordió el labio inferior. Estaba a punto de acabar, y ella lo sintió, porque abrió su boca lo bastante grande, sacando su larga lengua, aunque estaba alejada, parecía estar en el lugar correcto, ya que mi semen salió a lo lejos cayendo sobre su boca y sobre sus senos. Ella terminó de comerme el pene, tratando de que no se perdiera nada de mi semen. Siguió lamiendo mi pene lentamente, yo cuando pensé que todo estaba acabado, mi pene volvió a revivir, elevándose un mes más, y ahora estaba más fuerte que nunca para la batalla. Cuando Miriam se cercioró que estaba listo, se levantó del piso, colocándose sobre la cama, quedando de espaldas a mí, con su gran trasero elevado apuntando hacía mi pene, el cual estaba en la dirección correcta, tomé mi pene con la mano, acercándome a donde estaba Miriam, con sus piernas abiertas, su trasero enorme y desnudo que provocaba, le di una fuerte nalgada en ese momento y un gran gemido salió de ella, el cual fue tan sexy que hizo excitarme aún más. Con mi pene el cual estaba agarrado con la mano en ese momento, lo moví dentro de las nalgas de Miriam, tocando su ano y bajando lentamente, estaba muy húmeda, lo cual me hacía sentir muy especial, jugué con mi pene unos segundos en la entrada de su v****a, pero se introdujo solo, pues estaba tan húmeda, que se deslizó suavemente dentro de ella. —AHHHHH, Siiiiii Asiiiiii Que rico —decía con una voz suave en el momento que mi pene estaba dentro de ella. Su v****a estaba muy apretada en ese momento, las paredes parecían estar hinchadas, empecé a mover la cintura con un ritmo sin igual, Miriam también ayudaba cuando de vez en cuando se echaba para atrás para marcar mi ritmo. Ella colocó sus manos hacía atrás, las cuales agarré inclinándome un poco hacía atrás, aferrándome a sus brazos, luego de unos segundos me volví a echar hacia delante dejando libre sus manos, pero la agarre por el cuello, apretándolo un poco con mis manos como si quisiera ahorcarla, pero suavemente; ella esto le pareció excitante. Porque siguió gimiendo. —Ahhh, ahhh , ahhh, ahhh. Siiiii, ahhhh, no pares, así me gusta, que rico jefe… que rico. Empecé a golpearla duro con la palma de mi mano abierta, en repetidas ocasiones, Miriam empezó a gemir más que nunca, mientras el movimiento de mi cintura se hizo más rápido. Volteé a Miriam una vez más, lanzándola sobre la cama, ella estaba allí con sus ojos entrecerrados en ese momento, con el labio inferior mordido por sus dientes, y no esperó por mí, empezó a tocarse suavemente, mientras caminé por la cama sobre mis rodillas hasta que llegué a donde estaba ella. Elevé sus piernas llevándolas hacía atrás, ella estaba frente a mí, en ese instante apartó la mano de su v****a, dejándome verla nuevamente, allí estaba húmeda, con su v****a pequeña e hinchada, su gran clítoris se veía un poco abultado,  con mis dos manos sujeté sus piernas en el aire, dejándolas suspendidas y con mi mano derecha acerqué mi pene, para jugar un poco con su clítoris, ella se mordió un poco la mano mientras tenía los ojos cerrados, introduje el pene dentro de ella, con sus piernas elevadas completamente montándolas encima de mis hombros, con mis labios las iba besando una a una, mientras mi pene entraba y salía de ella. —¡Ro… dri… go! Así, me gusta, me gusta. ¡dale! ¡Ayyyyyy! ¡Je… fe! Que rico, que sabroso lo haces… ayyyyyyy .. asiiiii, más duro, siiiiii Vi su rostro relajado, y aun se mordía el labio, después de unos segundos ella me detuvo, pensé que ya no quería más, pero solo me tumbó sobre la cama, montándose encima de mí salvajemente, su cabello rebelde estaba sobre su rostro, paso su mano por detrás de su trasero, tomando mi enorme pene apretándolo un poco con su mano, introduciéndolo dentro de ella, el cual se deslizó suavemente. Yo estaba allí relajado sin mover un musculo, viendo una gran función, Miriam se movía en forma circular, moviendo mi pene en todas las direcciones, mientras me veía a los ojos, sus manos estaban sobre mi pecho, luego empezó a mover solo su trasero como si estuviese bailando, sacando y metiendo su gran trasero, el cual se iba deslizando comiéndose todo mi pene una y otra vez. El tercer movimiento que hizo fue arrastrar su v****a restregándola en mí, mientras mi pene quedaba dentro de ella, moviéndose un poco hacía arriba y hacía abajo, luego hizo una combinación de movimientos, mientras volvía a cerrar sus ojos, y sacaba la lengua; disfrutando cada detalle que hacía, y al parecer ella también lo estaba disfrutando. Al cabo de varios minutos, Miriam se volteó encima de mí dándome la espalda, era como si leyera mis pensamientos, era una de mis posiciones favoritas sexuales, ya que tenía toda visión de como mi pene se introducía dentro de ella, ella se inclinó que sus senos tocaban mis piernas, y luego paso las manos debajo de mis piernas enrollándose allí, mientras movía su trasero, sacando todo el pene, solo dejando la punta, y volviendo a bajar, haciendo fricción en cada parte de mi venoso pene, cuando lo saco completamente, hasta yo mismo me sorprendí del tamaño de mi pene, su cabeza había aumentado casi un treinta por ciento de su tamaño. Estaba muy excitado, y Miriam lo sabía porque empezó a moverse muy rápido, yo no podía aguantarle más, estaba a punto de acabar dentro de ella, traté de detenerla con mi mano, sujetando un poco su trasero para que parara, pero en vez de eso ella siguió más rápido, yo solo me dejé llevar, entrando en un éxtasis total. Ella empezó de nuevo a gemir una y otra vez, lo que me dio aun más placer, mientras movía su gran trasero, y veía como mi pene se perdía dentro de ella. Cuando sentí que acabé dentro de ella, mis dedos de los pies se relajaron, al igual que todo mi cuerpo. Mi cabeza que había subido un poco, ahora estaba caída sobre el colchón, me había quedado sin fuerzas, estaba respirando profundo encima de la cama, ella había parado, y cayó de lado sobre la cama, sonriendo al igual que yo; con una cara de satisfacción total. Yo la veía a los ojos, incrédulo de todas las sensaciones y emociones que había vivido en solo un par de horas, sus senos reposaban desnudos sobre su pecho, al igual que todo su cuerpo, el cual iba poco a poco recuperando el ritmo de respiración.      
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