Capítulo 6

1982 Words
Cuando salí del apartamento, al bajar las escaleras, estaban subiendo unos sujetos, los cuales me parecieron conocidos y agradables por alguna razón, aunque sus vestimentas no era la apropiada a mi gusto, algo dentro de mí sabía que eran buenas personas. Coloqué una sonrisa, la cual sentí vergüenza, ya que ellos me vieron con si yo fuese un desconocido, y quizás si lo era, tal vez los había confundido con otras personas. Sin embargo, por educación y por si acaso me conocían los salude. —¿Que tal, pastores? —les dije, pero no sé de dónde salió esa frase, aunque me esforcé en encontrar en mi banco de memoria de donde los conocía era ese el peor día para eso. Pues no estaba coordinando bien mis pensamientos, sentí como si aún estuviese dormido por lo cual estiré mi brazo para darme un leve pellizco, y me dolió, lo cual quería decir que estaba muy despierto. Esa loca ultima idea hizo que me diera un poco de risa, aunque me dolía el pellizco, no podía disimular mi risa. Los sujetos junto a mí, se vieron a los ojos en ese momento, seguramente pensando en mi locura. Y aunque estaba algo loco, si había atinado en saber quienes eran, porque inmediatamente me respondieron a mi saludo. —Hola, hijo…—me dijo uno de ellos arrugando sus ojos, seguramente buscando en su cabeza de donde me conocía. —¿Eres de la Iglesia? —me dijo el otro hombre. Yo los miré de reojo, viendo sus atuendos, parecían salidos de prisión, llevaban pantalones bajos, y franelillas, collares. —¿Iglesia? —les dijo aun preguntándome a que se referían con eso. Uno miró al otro, yo los miraba, era un momento incómodo. —Mira hijo ¿esos veinte dólares del suelo son tuyos? —me dijo uno de los sujetos, el cual tenía mucho parecido a Eminem, que sentía que en cualquier momento se iba a abrir un duelo de batallas de rap, o algo por el estilo. Incluso la forma de hablar de estos sujetos, parecían pandilleros, los cuales se tocaban los testículos al hablar, es por eso que no entendía el parentesco con una iglesia, y si sabía que yo mismo les había llamado pastores, pero quizás era el nombre de su pandilla. Miré hacia atrás y vi como había en efecto veinte dólares en el suelo, y no había visto nunca en la vida, a un pandillero más honrado, me dieron ganas hasta de ofrecerles trabajo, pero me estaba dejando mucho ir por las emociones ese día, ese no era yo. —!Oh gracias! —les dije, mirándolos a los ojos, y tuve un impulso de regarles los veinte dólares, pero simplemente lo que mis manos automáticamente hicieron fueron doblarlos y guardarlos inmediatamente en mi bolsillo. Los dos hombres, sin más nada que hacer, se despidieron cortésmente, saludándome como un marine, yo imité el saludo, aunque jamás había estado ni cerca de alistarme en el ejército. Nunca explore esas opciones; unos nacen pare ser soldados, otros nacen para ser empresarios, y otros nacen sin propósito y se pasan la mitad de su vida buscando una respuesta a esto. Vi como los hombres se dieron la vuelta y subieron, al ver a Sharon en ese momento, hicieron un gesto de saludo, y ella amablemente les contesto, al parecer se llevaban bien con ella. —!Hola! no me esperaste —me dijo Sharon inmediatamente, agarrando mi mano, metiendo su brazo forzadamente por dejado de mi axila, pues estaba haciendo un poco de frio ese día. Sharon se recostó levemente de lado, sobre mi musculoso brazo, mientras bajaba la escalera, entre el clima y una canción romántica que salía de unos de los apartamentos de un vecino de Sharon, parecía una escena nostálgica, faltaba que solo nos despidiéramos en el descansillo, y cada uno se fuese por su lado. Ese día mi cerebro estaba más activo que nunca. —Te iba a esperar abajo. —¿Qué hablabas con los pastores? —No, solo se me cayeron veinte dólares y ellos me dijeron. —Ah, está bien. Bajamos y cuando llegamos estaba Pit recostado a la camioneta, casi se cae en el momento que me vio, la moto Scooter de Sharon estaba a lado de la camioneta. Ella fue directo a su moto colocándose el casco sobre su cabello. —Bueno adiós —le dije. —¿Te vas a ir así sin despedirte? —No, claro que no —me di la vuelta dándole un tierno beso. Pero en ese momento mis labios se secaron un poco, sentí los labios de Sharon un poco diferentes, inmediatamente me separé de ella. —Si que estas raro —me dijo en ese momento, con una expresión de risa en su cara. Algo estaba mal en mí, tenía que buscar ayúdame rápido, mis sentidos no respondían a mis pensamientos, era como si otra persona estuviese dentro de mí. —Lo sien…to —le dije, tratando de gestionar bien las últimas palabras. —No te preocupes. Me monté en mi camioneta mercedes. Pit cerró la puerta tras de mí. —Chao Pit —dijo Sharon con un entusiasmo viendo a Pit. —Hasta luego señorita Williams. En ese momento Sharon prendió su moto, alejándose del lugar. —¿A dónde vamos señor? —¡Quédate! —sonó una voz. —¿Por qué debería quedarme? ¿también piensas que estoy mal? —¿Con quién habla? —me respondió Pit que me estaba mirando fijamente. —No te vayas —volvió a sonar la voz, pero Pit no estaba articulando ningún sonido en ese momento. Miré a todos lados buscando el origen del sonido. —Si esto es una broma, es del mal gusto —le dije a Pit. —¿Broma? ¿De qué habla? —No te vayas —sonaba algo, era como un eco, giraba la cabeza en todas las direcciones, moviéndola muy rápido. —¡Quédate! —sonaba como mi propia voz. —Ummm ya veo, colocaste una grabación mía. —La verdad no lo entiendo señor ¿Se encuentra bien? —Solo conduce —le dije a Pit levantando mi mano derecha, articulando los dedos hacia delante y hacia atrás. —La camioneta empezó a moverse. Me toque un poco la cabeza, pues empezó a sonar un pitido molesto en mis oídos, algo que me parecía familiar. Desplegué la laptop, del asiento, la visión se me había nublado, no veía muy bien los números. Busque en el bolsillo mi teléfono, y con el dedo busque el botón de encendido, al cabo de unos segundos se encendió, iba a buscar en mi agenda el numero de mi doctor, ya me estaba preocupando un poco, parecía ser grave ya lo que estaba pasando. Pero en ese momento recibí una llamada. Con la vista nublada, vi una foto familiar en mi teléfono y corrí a contestar. Era mi mejor amigo Tony. —¿Hola como estas? —Yo estoy bien ¿tu como estas? Desde que te hiciste millonario te olvidaste de tus amigos. —No como crees. —¿Estas bien? se te escucha algo raro. —Si estoy bien, solo que no he tenido buen día. —Necesitas vacaciones mi amigo, solo trabajar y trabajar. —Si dentro de poco, que sea la luna de miel supongo. —Ah ¿el matrimonio aún sigue en pie? —¡Claro! ¿Porque no? Bueno te dejo tengo que colgar, un gusto saludarte. Y e inmediatamente me colgó. —¡No te vayas! ¡Espera! ¡El sobre! —de nuevo dijo la voz en mi cabeza. —Es cierto. —Pit me miró por el retrovisor nuevamente, pero arrugando el entrecejo. —Da la vuelta rápido. Haciendo una maniobra peligrosa, me sostuve muy ágilmente de las barandillas, antes de que diera la vuelta, algo dentro de mí sabía que eso pasaría. —Lo siento señor —me dijo Pit. —No te preocupes —le dije y me sorprendió lo amable que fui, y al parecer el también se sorprendió porque volvió arrugar su cara. Cuando llegamos, a lo lejos vi la moto de Sharon estaba en el mismo lugar de siempre. Algo dentro de mí empezó a palpitar. —Estaciónate en otro lugar —me dijo de nuevo la voz. —Estaciónate en otro lugar —le dije a Pit Pit miró en ambas direcciones y del lado opuesto a doce metros había un lugar vacío. Movió la camioneta hasta el lugar. —¿Y ahora qué? —pregunté. —¿Y ahora que de que señor? —me dijo Pit. —No te hablo a ti. El me miró con un poco de miedo. —¿Y entonces a quien le habla? —me dijo preocupado. —Silencio —le dije elevando mis manos de lado a lado, cerrando los ojos, tratando de escuchar algo más. —Creo que debemos ir algún sitio ¿llamó a su doctor? Lo vi con cara de que no entendía nada, volviendo a cerrar los ojos. —Abre los ojos —me dijo la voz. Cuando abrí los ojos, vi a un hombre, llevaba un pantalón azul, y una horrible camisa roja de flores, estaba en el pie de las escaleras, estaba de espaldas a mí, pero cuando miró de lado a lado, lo reconocí inmediatamente, viendo su perfil. Mi primera reacción fue saludarlo y bajarme de la camioneta. —¡Quédate! —me dijo la voz, así que solté la manilla de la puerta de la camioneta. Cuando el hombre se perdió de vista en las escaleras, mi corazón empezó acelerarse un poco más. —¡Síguelo! —dijo de nuevo la voz. —¿Señor a dónde va? —me dijo Pit con su cara de preocupación. —¡Silencio! —le volví a decir, no quería perder la conexión con la voz. Sabía que me estaba volviendo loco, pero también tenía un presentimiento. Al bajarme de la camioneta, llevaba los ojos un poco entrecerrados, y un carro frenó frente de mí, dejándome mi cabeza encima del capo de su auto, el cual estaba aferrando con mis manos. —¡Oh por Dios! ¡Está bien! ¿llamo a una ambulancia? —dijo la voz de una mujer. —¡Estoy bien! no se preocupe —le dije, pero cuando traté de ver no pude, una intensa luz blanca me cegaba, movía las manos a todos lados tratando de tocar algo, pero no veía nada. —¿Señor está bien? —Abrí y cerré los parpados, pasé mis manos por mis ojos, como si me fuese caído jabón en mis ojos, apreté un poco la vista, era un poco desesperante, quería ver y no podía. Solo respiré profundo tratando de calmarme, era como si mi cuerpo se le fuese olvidado que tenía vista. —Yo me encargo, gracias señora —era la voz de Pit que me tomaba por el hombro. —Déjeme compensarlo, aquí tiene diez dólares. —No es necesario, no fue su culpa yo me encargo. Pit me dirigía a un sitio, seguramente me llevaba de vuelta a la camioneta. Pero en ese momento mis ojos, lograron ver el suelo, tenía la cabeza gacha. Cuando la vista volvió a llegar a mí, me solté inmediatamente, corriendo. Al pasar vi como una señora regordeta se subía a un viejo auto Chevy, cunado pasé se me quedó viendo. —¡Oiga tenga más cuidado! —me gritó. Cuando subía las escaleras, mi vista iba y venía. —¡Respira! —la voz dentro de mí comenzó de nuevo hablar, por lo cual me alegré. Respiré, lo cual funcionó, volví a enfocar muy bien, todos los colores se fueron alineando hasta formar un solo conjunto. Al llegar al final de las escaleras, vi la puerta del apartamento de Sharon abierto «que estaba pasando»  
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