Por Florencia Terminé de cenar y me encerré en mi habitación, entonces sí, llamé a mi amiga. Lloró conmigo a través de la línea telefónica. -No quiero vivir más. Le confesé. Era lo qué estaba pensando desde que me bajé de la camioneta de Alejo. -¡No pienses eso! ¡Te lo prohibo! Mi llanto vuelve a surgir. -No puedo más, soy la chica carozo. -¡Es un imbécil! -Puede ser, pero no tengo nada que ofrecerle a nadie. -Gracias por lo que me toca, me ofrecés tu amistad, tu cariño, tu oído, tu corazón, sos más que una amiga para mí, sos como mi hermana. Volvimos a llorar juntas. -Pero él me desprecia, me odia. Le cuento que los vi abrazados. -A lo mejor era una despedida, no creo que esos dos vuelvan a estar juntos. -No lo creo, él la ama. -Flor, hermosa, olvidate de que ellos vuelva

