Por Florencia -¿Pensás comer parada? Me preguntó mi papá y juro que mis manos transpiraban. -Tengo algo que decirles. Sentí su mirada seria en mi cara, e inmediatamente miró mi estómago. -¡Hablá! Gritó de repente. A mi hermano menor se le cayó el cubierto, porque se sobresaltó del rugido, porque más que un grito, fue un rugido. Ya se dio cuenta que estoy embarazada, porque se paró y se acercaba a mí, lo hacía lentamente, parecía un animal al acecho. Instintivamente me alejé de él. -Estoy embarazada. -¡Lo sabía! ¡Sos tan puta cómo tu tía! -No es así. -¿Y cómo es? Sos una mierda, pero esto no se termina acá. Me dice amenazante. -Siempre me toca a mí terminar con los bastardos, ya lo hice con Diana, tu abuelo me dijo lo que tenía que hacer ¿Podés ser una buena hija? Ahora te va

