Capítulo veinte
Solo ha pasado un par de horas y se ha desatado un infierno.
Camino de un lado a otro conteniendo mi ira ante el suceso que presenciamos todos mientras Elián estaba en combate.
Ella, Zuani Dhall.
Lo más irónico de todo esto es que al llegar a la mansión lo único que hizo fue ir al despacho donde mi padre y mi abuelo hablan con ella sin decirnos ni una sola palabra de lo que está pasando.
Está más que claro que nos ocultan algo.
No lo había notado, Jeik.
Cálmate, botas humo por la cabeza.
—No sé qué está pasando en esta familia, pero yo me voy —Kayla toma su libro de la isla en la cocina y todos la seguimos hasta la entrada donde agarra las llaves de su coche amarillo —soy una persona intolerante a este tipo de situaciones y me estreso con mucha facilidad por pensar
