Helena Lacroix
Bruto, animal, idiota y manipulador.
Fueros los insultos que se vinieron a mi mente aun distorsionada por mis deseos. Había dejado claro una simple cosa: tenía poder sobre mí. Lo cual me parecía contraproducente. Bajé la guardia, lo sé. El tema de Samael me parecía confuso. No cabía en mí aquellas palabras que le dije en el pasillo.
Lo que no me cuesta aceptar es lo que me hizo sentir; el poder, la necesidad de mandar. No sabía eso de mí, por un momento pude apreciar que tal vez, sólo tal vez, me gustaba esos juegos de roles. Con Mario todo era mucho más distinto; él era tierno, delicado y muy amoroso al momento de hacerlo. En cambio Samael, mierda, algo del maltrato que recibía me ponía muy caliente. Demasiado, de hecho.
Es un poco complicado de explicar, es como si s
