CAPÍTULO 2

3686 Words
Poco después al fin dan por finalizadas las clases, así que me dirijo a la entrada de la escuela para cumplir con mi último rol del día. Pero para ello tengo que fingir un poco más. Acelero el paso, no sin antes mostrarme encorvado un poco y como era de esperarse, Robert llegó a mí pocos segundos después de haberme localizado. Cruza uno de sus brazos sobre mis hombros, como lo harían los camaradas normales. — ¿A dónde vas? No conteste. ¿Acaso tiene una obsesión con cruzar sus jodidos brazos sobre los hombros de las personas? —Bueno, si no tienes ningún lugar a donde ir, ven a divertirte con nosotros. Más bien quiso decir que sin mí no tienen diversión. A los segundos se une Esaú a nuestra preciada charla. —Sí, únete a nuestra diversión—sonríe de manera pícara—estamos aburridos, así que ven a divertirte con nosotros. Se me hace gracioso que siempre intentan intimidarme. Una carcajada interna invade mi mente mientras razono el único motivo por cuál suelo complacerlos. Ese motivo es que es más divertido hacerle creer a tu presa que tiene la ventaja, y mejor aún, cuando cree que él es el cazador y no espera ser cazado. El deseo vuelve a florecer nuevamente en mi interior, un deseo inmenso de tener el control, de ver como hacen luchas sin sentido para sobrevivir. En lo más profundo de mí ser, reprimía risas y mis palabras… Solo yo sabía lo que pasaba aquí, y lo mejor de complacerlos es que no saben que los manipulados aquí son ellos. Yo, sin pronunciar nada, me empujan para caminar con ellos. De verdad no entiendo, ¿por qué carajos no les parece extraño que yo esté renovado al día siguiente después de que me golpean? ¿De verdad son tan pendejos? Al llegar a nuestro destino, me percato que es un Karaoke, lo cual indica golpes con todo el ruido que deseen. Una vez dentro de la sala, todos se muestran entusiasmados, pero más Esaú, no cabe la menor duda que jamás perdería la emoción por tener el control. No lo culpo, ya que a mí también me encanta el sentimiento que produce. —Vengan, hagamos esto—me dirige una mirada divertida—no hay nada más divertido que jugar con un imbécil. Esaú tomó mi cabello y me arrojó contra la pared, pero tengo que admitir que lo que en realidad pasó es que yo salte, haciendo que parezca demasiado fuerte. Cecilia, por su parte, estaba grabando cada momento, ¿es una maldita adicta al teléfono o qué? —Bien, comencemos—anuncia Robert. —Sí, sí—la voz de Cecilia sale demasiado exaltada— ¿qué haremos el día de hoy? Yo ya sabía para qué me querían y como opinión sincera debo decir que son pésimos planeando un abuso escolar. ¿Meterme la cabeza en el escusado? ¿Golpearme en un callejón baldío? ¿Molestarme en clases? ¿Golpearme dentro de un karaoke? No cabe duda que se les terminó la creatividad. ¿Qué estupideces son esas? ¡Si van a hacer algo, por lo menos háganlo bien! No sé por qué no aprovechan la oportunidad, ya que me tienen a su merced, porque después, cuando se invertirán los papeles, yo no me apiadare ni un poco de ellos. Por el contrario, disfrutaré de cada pizca de sufrimiento. —Esta vez traigo mi bate—la sonrisa de Esaú se muestra— ¿quieren jugar al béisbol? — ¡Me parece genial!—Cecilia salta de la emoción. —No tengo más ideas, así que opto por esa—aprueba Robert. Esaú, muestra esa sonrisa de oreja a oreja que hace alucinar a sus fanáticas. Me pregunto ¿a cuántas chicas les encantaría dar su vida por él? —Yo comienzo. Puedo ver como Esaú me señala de manera desesperada, haciendo un movimiento con sus dedos de la indicación “ven aquí”. —Ven aquí, estúpida pelota. En el karaoke me golpearon hasta satisfacerse, dos horas más tarde me dejaron libre. Tengo que dirigirme al apartamento, no estaba tan lejos por lo que no tenía problema en caminar. Es curioso, porque a pesar de que esa bola de idiotas me golpearan no lo hacían en sitios visibles, como el rostro. Solo lo hacen en lugares donde se pueden ocultar los moretones. Pero para ser honesto, las marcas que me dejan no son nada en comparación con las marcas que ya poseo de por vida gracias a “ese maldito infierno”. Poco después de caminar, llegué a los apartamentos. —Buenas tardes, Yohan —Menciona la señora del primer piso. Para contestar, cambio mi expresión facial de una neutral a una amable, cálida y entusiasta. Saco el tono más amable que mis cuerdas vocales me permiten fingir y contesto. —Buenas tardes, ¿Cómo se encuentra el día de hoy? La señora responde de lo más encantada—Muy bien, gracias. Vuelvo a sonreír como un pendejo. —Me alegra mucho escuchar eso—respondo, pero a decir verdad su vida me vale un puto carajo. —Joven Yohan, usted siempre es tan encantador—añade con una gran sonrisa. —Se lo agradezco. Para liberarme de ella solo debo romper la conversación y listo. —Bien, fue todo un gusto hablar con usted, pero me temo que debo retirarme. Le deseo una linda noche. Eso lo mencioné con un tono exageradamente amable, que hasta me dio asco. Cuando por fin puedo retirarme, tomo el elevador y presiono el piso correspondiente. Tarda un instante, pero cuando llego, me adentro hasta la última puerta al final del pasillo. Toco la puerta y no puedo evitar escuchar la voz de mi tío, quien grita algo entusiasmado— ¡Ya voy, un momento por favor! Larry me da un poco de risa, el hecho de que no se haya dado cuenta de que tiene un sobrino que desea tanto matar y acabar con todos, es demasiado ingenuo para ser uno de los mejores agentes. Pero, no solo es por lo ingenuo que es, sino también es porque gracias a esos ocho años infernales puedo actuar demasiado bien, si algo me mostraron es a saber actuar frente a los demás sin complicaciones, prácticamente soy un perfecto doble cara. Se escucha el rabillo de la puerta mientras esta se abre. — ¡Yohan!, ¿Terminaron las clases? Ante Larry me muestro pacífico, cree que soy un ángel como mi padre. Suelo bromear con él a diario, es demasiado ingenuo, así que no me daña convivir con él. Respondo con sarcasmo a su pregunta—Oh, no, no. Tu sobrino se ha ido de fiesta unas cinco veces este día. ¿Qué harás?, ¿vas a arrestarme? Larry solo expresa una sonrisa que luego da paso a una gran carcajada. Cualquier persona que nos viese en este momento daría por sentada una buena relación entre tío y sobrino. —Muy gracioso—se recarga en la pared. Escucho unos ladridos desde el interior del apartamento y no puedo evitar esbozar una gran sonrisa, sin ser falsa esta vez. — ¡Toby! Mi preciado compañero. — ¡Ven aquí! Tener a Toby conmigo de verdad me hace feliz, es algo irónico, pero no puedo evitarlo, soy humano después de todo. De cierto modo, es lógico que tenga sentimientos, pero más profundos y más deseosos que los demás. Ese infierno me transformo en lo que soy… y solo tengo a un testigo de todo lo que ocurrió en ese espantoso lugar. De inmediato, me dirijo a abrazar a Toby, pero me encuentro amenazado por Larry. — ¡Oh, no! No lo harás. — ¿Qué? —Lo que oíste, no entrarás a casa con los zapatos puestos, no se sabe en donde estuvieron. Toby suelta un ladrido dirigido a Larry. —Tranquilo Toby, dame un segundo. Me retiro los zapatos rápidamente y los colocó en su lugar, una vez terminado esto, me arrodillo para poder acariciar a Toby. — ¡Hola!, ¿Cómo estás, amigo? Toby me otorga unos ladridos y unos brincos de la emoción que seguramente siente al estar conmigo. Continuó acariciándole las orejas cuando Larry toma una postura cómoda colocando una mano sobre su cadera y la otra la desliza entre su cabello. —No entiendo cómo es que Toby se adapta tan bien a ti—sonríe—juraría que yo no le agrado en lo absoluto. —No es así. Es solo que él y yo nos entendemos. Sé que no tiene sentido, pero desarrolle cierta obsesión por este perro. No por todos, está claro. Los otros animales me valen un carajo. Eso de matar animales para mí es demasiado aburrido, son más fáciles de atrapar y son más débiles que un humano. Arruinaría mi visión de la fuerza completamente si me atrevo a matarlos. Además, tienen sus ventajas, los animales no son entrometidos como las personas y tampoco pueden decir nada de lo que vieron… Es por eso que conservo a Toby. Solo él presenció lo que paso en aquel lugar. — ¿Comerás algo antes de entrenar? A veces Larry hace que se me olvide mi propósito, ya que este lugar de verdad es como un hogar. Gracias a eso soy sinceramente amable con él, no tengo que fingirlo. —Sí, claro. Pero primero me cambiaré el uniforme. —De acuerdo, te espero para comer. Me levanto y le indico a Toby que me siga con dirección a mi habitación. —Si está bien, no tardo. —Contesto antes de cerrar la puerta. Toby, por su parte, sigue emocionado, así que solo da un par de vueltas para después tumbarse en mi cama. A pesar de su edad sigue siendo energético cuando esta conmigo. — ¿Cómodo? Toby se muestra relajado y no puedo evitar soltar una pequeña sonrisa ante su acto. Me dirijo al espejo de cuerpo completo que tengo en mi habitación y comienzo a quitarme la ropa. Cuando dejó al descubierto mi cuerpo, quedando solo en bóxer, destacan mis músculos, pero lo que más destaca son mis cicatrices. Al observarme de pies a cabeza puedo apreciar todas las marcas, también puedo notar algunos moretones leves por los golpes de hoy, pero esas no son importantes, las cicatrices que realmente importan son las que resaltan en mi piel. Las que están formadas en diferentes direcciones, resaltando en mi cuerpo de un extremo a otro, las que me cubren por toda la espalda, pecho, torso, abdomen… Las malditas cicatrices se cruzan entre ellas, cubriéndome por completo, haciendo que mi piel resalte del resto… Pero, no solo están marcadas permanentemente en todo mi cuerpo, sino también en mi mente. Estas cicatrices son un claro recordatorio de lo que soy, en que me convertí y lo más importante de “ese maldito infierno”… Toby de repente suelta un ladrido y su mirada se torna sería. Me acerco y le acarició la cabeza. — ¿Tú también lo recuerdas?—Toby suelta un gruñido como respuesta, lo que significa que lo recuerda tanto como yo. —Tranquilo, ya acabamos con eso hace años. Lo acarició por debajo de las orejas y se relaja. Toby, ha estado conmigo desde hace más de 10 años, prácticamente desde que era una cría. De hecho, desarrollé una obsesión con él para mantenerme cuerdo mientras permanecía en aquel lugar. Dejo de pensar y me dirijo al armario para tomar una playera blanca de cuello circular y mangas cortas con unos jeans negros anchos de buen estilo. Recojo mi cabello en una coleta, dejando dos mechones de este caer sobre mi rostro. — ¡Yohan! ¿Por qué tardas tanto?—Grita Larry con cierto drama—¡¡Muero de hambre!! Al escucharlo gritar de esa manera hace que sea capaz de poner una media sonrisa. — ¡Ya voy! Al llegar a la cocina, con Toby a mi lado, puedo apreciar a Larry sentado frente a su plato de comida, deseoso de probarla. — ¿No tenías que trabajar hoy? ¿Qué haces aquí? Larry suelta una carcajada en forma de víctima. — ¿Ahora lo preguntas? Antes de tomar lugar en la mesa, me aseguro de servirle comida a Toby, lo suficiente para que pueda saciarse. —Claro, pero déjame adivinar… ¿No hay nada que hacer en la comandancia? — ¿Cómo es que lo sabes?—añadió—en este lugar los crímenes interesantes no pasan seguido. La plática se iba desenvolviendo de manera cómoda. —Bueno, en eso tienes razón. —Sí, pero dejando mi trabajo a un lado… Levanta la mirada y se queda en silencio durante unos segundos. — ¿Ya viste lo bien que te luces?—estalla en admiración y sonrisas—eres casi idéntico a mí. ¿Cómo es que no has conseguido novia? Sí, claro, como si me emocionara. Lo único que logra hacer que me excite es la sangre, ese color sí que me emociona, pero, no puedo decirle eso. —Ese tema no me interesa, y sabes que odio llamar la atención en el instituto. ¿Cómo es que tú aún sigues soltero? Larry ríe un poco para después contestar. —Es solo que amo mi trabajo. —Eres un adicto al trabajo, por supuesto que lo amas. —Cierto, con tu carácter no hay quien te aguante, excepto yo. — ¿Debo tomarlo como ofensa? Nos invade una pequeña carcajada que anima el ambiente. —Bueno, al menos tus calificaciones son buenas. —Eso seguro es un cumplido. Asiente entre risas y en un instante todo se queda en silencio. Larry me mira un poco desconcertado, como si quisiera hablar de algo prohibido. Por fin decide romper el silencio. —Yohan. Por su manera seria de hablar, creo saber qué tema está por tomar. —Sé que la muerte de tus padres te afectó demasiado… Acerté. —Pero tienes que retomar tu vida. —Lo estoy haciendo. —Sí, pero me refiero a que te diviertas, busca amigos—hace una breve pausa—vuelve a tener una vida social. —Bueno, tengo a Toby. Eso es más que suficiente. Larry suelta un suspiro largo. —Sé que eres un niño inteligente, amable y una muy buena persona. Tan solo… Inténtalo… —Sí, está bien. Me limito a asentir y continuamos con la comida, porque ¡Por favor! ¡¿De verdad se cree todo eso?! No cabe duda de que es más ingenuo de lo que parece. La noche sé término de desenvolver con demasiada naturalidad. Recién en la mañana, le acabo de comentar a Larry que me gustaría mudarme a mi antiguo hogar. —Yohan, ¿Por qué quieres volver a ese lugar? —Es mi casa, es lógico que quiera ir. —Sí, pero tú no solo quieres visitarlo, me estás diciendo que quieres mudarte de nuevo a ese lugar. Tal parece que Larry no se encuentra tan feliz con esa decisión. Pues, desde que ocurrió el accidente hace 10 años no me ha permitido permanecer ahí mucho tiempo. —Solo quería consultarlo. Con el dinero que me dejaron mis padres la remodelaré. Pero necesito de tu apoyo. — ¿De verdad quieres volver a ese lugar? —Si… ¡Por supuesto que quiero regresar a ese lugar!, en esa casa tengo todo lo necesario para llevar a cabo mis planes. Larry suelta un gran suspiro antes de acceder. —De acuerdo, tú ganas, pero a cambio vendrás a visitarme los fines de semana, ¿de acuerdo? —Por supuesto, cómo podría no visitarte, eres la única familia que tengo. — ¿Eso es todo? ¿Ni siquiera un “gracias tío por tu amabilidad”?—menciona sarcásticamente. Suelto una carcajada y ambos compartimos esa gracia. Al poco tiempo, Larry, si cumplió con su palabra, me ayudo a remodelar la casa de principio a fin. Estar en este lugar me resulta… ¡Emocionante!, sigue transmitiendo la misma emoción que sentí ese día. Toby, por el contrario, no se muestra del todo feliz, y no lo culpo, también me atormenta en cierto sentido. Arreglamos el lugar, lo modernizamos, debo admitir que las habitaciones quedaron sorprendentemente bien, demasiado cómodas para lo que serán utilizados, pero bueno, a quien le importa realmente. Nada interesante transcurrió en esta semana, los mismos abusos, las mismas personas, no hay nada de diferente, excepto por una mirada, la mirada de Robert, cambio un poco, tiene algo en mente, no sé, tal vez sea una de sus ideas estúpidas, después de todo estoy seguro de que no tiene cerebro. Hoy es sábado, tengo que ir a visitar a Larry; sin embargo, esta vez me pidió que nos encontremos en la comandancia. Toby no desea asistir y prefiere seguir durmiendo, obedezco su deseo y solo le dejo lo indispensable. Al llegar a la comandancia, me encuentro con uno u otro preso intentando convencer a los agentes de su inocencia, a pesar de que la culpabilidad es más que obvia, no entiendo a este par de idiotas. Todos en la comandancia se percatan de mi presencia y proceden a dirigirme un saludo. — ¡Yohan!, cuanto tiempo sin verte. ¿Has venido a ver al agente Windgesth?—saluda emocionado el más joven, Leo. —Buen día, Leo, ¿qué tal van las cosas por aquí? —Como siempre, nada interesante—hojea el papeleo de lo que parece ser un expediente. —Ya verás que pronto te llegará un caso demasiado grande, no debes perder los ánimos—lo miro con una sonrisa falsamente amable. —Eso espero. Si gustas puedes ver el interrogatorio que tu tío está atendiendo en este momento. —Me encantaría, ¿gustas acompañarme? —Por supuesto. Ya terminé los asuntos que tenía que atender aquí—deja los papeles que sostiene en las manos y se dirige a la sala de interrogatorios conmigo siguiéndolo. Al llegar nos ponemos detrás de la ventanilla. — ¿Puedes informarme de que se trata el interrogatorio?—intento hacer que caiga en tentación para que me cuente las estupideces que cometen hoy en día, además, Leo está gustoso de poder hablar con el hijo de su antiguo comandante. Mi padre fue como un dios para ellos, o por lo menos eso es lo que creen. —Verás, este es un caso confuso, ya que se trata de un asesinato con violación—cambia un poco el tono de voz y se torna un tanto serio. — ¿Qué tiene de confuso?—preguntó tratando de entender por completo. —Lo que pasa es que son dos gemelos, uno es culpable y el otro inocente, pero ambos dicen cosas diferentes, no tiene sentido. — ¿Crees que pueda ver su expediente?—segundos después de preguntar, toma la carpeta arriba del estante y me la entrega. —Gracias. —Veamos cuál es tu hipótesis. Después de leer los documentos, entiendo todo. El primer gemelo es inteligente, asiste a la universidad, estudia gastronomía y además tiene excelentes recomendaciones de parte de sus profesores. Sin embargo, el segundo, práctica deportes, en especial el lanzamiento de cuchillas, es un rebelde que actúa antes de pensar, se deja llevar por el momento y tiene muy mala reputación, además que en una ocasión admitió tomar el lugar de su hermano solo para perjudicar su reputación. Al dar con la siguiente página, aparecen las fotografías de la víctima… y la respuesta me parece evidente. — ¿Qué piensas al respecto?, yo creo que es complicado—su rostro refleja confusión—lo que lo hace más complicado aún, es el testimonio de ambos. El primero dice que es inocente, la historia de que no fue él y su hermano tomó su lugar para poder librarse. Mientras que el segundo niega completamente ser el culpable. —No hace falta escuchar sus testimonios para darse cuenta quién es el culpable. La respuesta está clara. — ¿A qué te refieres?—pregunta un tanto dudoso. —Es sencillo, cuando colocas un cuchillo en las manos de un chef, crea arte con ella; sin embargo, si la colocas en las manos de un asesino, lo usará para acabar con sus víctimas. En este caso, ambos usan cuchillos a pesar de que tienen actividades diferentes, más, sin embargo, al apreciar bien las fotografías de las heridas de la víctima, se puede decir que están hechas con precisión, significa que no quería matarla de manera rápida y se aseguró de hacer los cortes perfectos. —Entonces eso quiere decir que… —El primer gemelo es el culpable, puesto que el cuchillo fue colocado en manos tanto de un chef como de un asesino, él crea un peculiar “arte perverso”. —Vaya, eso sí que es retorcido. No esperaba menos del sobrino del mejor agente. Larry, al estar ya en el interrogatorio, llegó a la misma conclusión que yo, solo que es mucho más lento. Después del interrogatorio, Larry quiso celebrar su nueva hazaña y presumir a su sobrino perfecto, para ello nos llevó a comer. Estuvimos gran parte de la noche celebrando, cenando y compartiendo anécdotas de casos del pasado. Y como siempre, tuve que actuar como el “chico ejemplar”, es una molestia. Todo marchaba bien… No había ningún cálculo fuera de lo normal… Hasta que regresé a casa… Era de madrugada, y a pesar de que mi primer hogar estaba dentro del bosque, conocía demasiado bien el camino, me lo tuve que memorizar para poder escapar en su momento, sin embargo, algo no marchaba bien, el olor a sangre era tan notable que me hizo estar alerta. Una inquietud dominó mi pecho y me guío a lo menos esperado, mis ojos se abrieron de par en par cuando lo vi… Toby. Toby, estaba cubierto de sangre, sin las dos orejas, los ojos mostraban quemaduras letales, inclusive le hacía falta parte de la cola, piel y colmillos… De repente, ese sentimiento despertó en mí, el mismo que hace diez años, no pude evitarlo.
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