Estudié el área a mi alrededor, viendo cuál era la situación. Era un gran claro; con barro desnudo y hierba arrancada en su mayor parte. Grandes árboles altos bloqueaban cualquier paisaje, sólo el sol sofocante en el este. Conté unas quince mujeres a mi lado y otras treinta y cuatro al otro lado del claro. Estaban todos acurrucados y sin decirse una palabra mientras estiraban las extremidades o se dirigían al baño. Miedo. Pude verlo en la forma en que miraron por encima del hombro. —Saldremos de aquí de alguna manera—, susurró Miley. —¡Sin hablar!— De repente, espetó un guardia, golpeándola en la cara. Su cabeza voló hacia un lado y la atrapé mientras tropezaba. Maldije en voz baja al hombre, un repentino nervio protector se encendió y Miley gimió. Volvió su atención hacia mí y me devo

