Me estaba riendo cuando en la puerta se paro Juan.
-¡llegarón! Entren que el jefe me mando a llamarlos ahora mismo. ¿Por qué se tardarón?- pregunto Juan.
-Ni preguntes- Le dije. Subimos los 10 escalones de la entrada. Pasamos la lujosa puerta doble de casi 15 pie de alto, en caoba, con dos ventanales en cristales en los laterales.
Se escuchaba la música más fuerte y el bullicio de la gente. Odio ese tipo de ambiente. Mi cerebro ya me estaba dando ordenes. me decia, "Ve delante del jefe. Saluda y conoce al hijo. Te bebes una copita cerca de el y luego busca el lugar donde no haya gente jodiendo".
-Si eso es exactamente lo que hare. Pase por el recibidor y en una sala habian varias personas algunos conocidos otros ni madre.
No salude a nadie continue hacia la alberca donde se escuchaba música en vivo. La puerta esta abierta. Me detuve para poder ubicar al jefe y a su primogenito.
La música sonaba fuerte y logre ver el jefe en una mesa alta sin silla. Estaba hablando con tres chicas que parecian modelos.
Camine, cogí una copa de la bandeja de un moso que paso por delante de mi. Me tome todo el contenido de la copa y la deje en una mesa que estaba en mi camino hacia el jefe.
-...es mucha la diferencia de horario...- Llegue a escuchar que el jefe le decia a las chicas que desde que me estaba acercando me estaban mirando extraño.
-Buenas tardes- dije girándose todos en la mesa hacia mi. El jefe al escucharme se giro emocionado. Me abrazó diciendo
-Hasta que llego la guerrera de la casa-dijo riendo. Se notaba que ya se habia bebido unas cuantas copas.
Una de las modelos me miro de arriba a bajo -Si, eso es lo que parece una guerrera-. se rió y las otras dos la acompañarón.
Di un golpe en la mesa, con la misma mano que necesitaba hielo y las tres brincarón. Mirandolas a las tres con una mirada furminante -No lo dice por la vestimenta, más bien por lo que puedo hacer con estas- cogí mis 2 pistolas y di un doque en la mesa.
El jefe puso su mano en mi espalda.
-Calma leona... es lógico que no te conocen, permiteme presentarte. Esta es La Diabla. No puedo decirte lo que ha hecho, solo que no quieres quemarte con el fuego de la Diabla. Ella es mi arma secreta-.
Se quedarón mirando al jefe, no se atrevieron a mirarme.
-Disculpe, es un placer. Yo si he escuchado sobre usted, mis respectos-. Dijo una peliroja. Las mire de reojo y me puse de frente al jefe.
-Jefe felicidades por el regreso de su hijo. Le tengo un presente-. Le dije mientras entraba la mano en el bulto para sacar el regalo.
-Ven Diabla- empezamos a caminar.
-El estaba aquí y estaba todo bien hasta que le presente a las chicas, le dije que son para que se divirtiera con ellas. Ellas saben hacer el trabajo bien. Entraron en confianza, lo abrazarón y tratarón de besarlo y el las rechazo. No se para donde fue, pero no ha salido de la mansión. Necesito que lo encuentres-.
Parecia preocupado mientras lo decia pero la verdad era que lo veia disfrutando de la fiesta como si no ha pasado nada.
Hoy es mi puto unico día libre y ahora tengo que buscar el bebe del jefe.
Era obvio que esto hiba a ocurrir. Su madre murio hace poco y de seguro no es de mucha alegría venir a vivir con su padre.
Aunque no se porque lo hace, tiene que ser por su herencia. Ya el jefe esta medio viejo y si no es por mi estuviera cometiendo un error tras otro.
Me enganche el audifono para comunicarme con los guardias. Me moví hacia una fuente que hay pasando los arbustos, para sentarme en el lugar tranquilo que mi cerebro me habia dicho cuando entre.
Me lleve una botella de vino. Di unas cuantas instrucciones para encontrar al bebe del jefe mientras me relajaba ponía a otro hacer el trabajo.
Al llegar a la fuente, rápido me recoste, abrí la botella -Mierda tiene un cabron corcho-.
Saque mi llavero. Hale la cuchilla hasta sacar el sacacorcho.
-Debí haberme quedado en mi apartamento. Ahora el niñito esta pérdido. No se porque diablos me hacen perder mi tiempo en mierdas de fiestas y evento. Esto no es para mi-.
Le pegue la boca a la botella y por poco me ahogo al escuchar entre la oscuridad su voz varonil.
-Tenemos mucho en comun, tampoco es para mi- dijo. Me retiro la botella de la mano, pego la boca y tomo de mi vino.
Le arranque la botella de la mano. -¿Qué te pasa? ¿tu no sabes quien soy yo?-. Le dije abriendo mis brazos lista para el ataque.
El solo se recosto, muy relajado, en el mismo lugar donde yo estaba y afirmo. -Tu tampoco sabes quien soy yo, pero eso importa. Por que no vienes y compartimos esa botella. Estoy seguro que no quieres volver a esa fiesta y yo tampoco-. Me invito a beber con lo que yo tenia para mi.
-Yo bebo sola, eso no alcanza para dos, pero dime una cosa, ¿qué haces aquí?-.
-Si me das otro trago te digo-.
-Bueno parece que quiere negociar de verdad que no sabes quien soy. Si yo quiero puedo obligarte, pero no voy hacer escandalos inecesarios- Me di un buche largo y le pase la botella.
-Dime, ahora ¿qué haces aquí?-Demande una repuesta.
-Recordaba este lugar y quería estar en un lugar tranquilo. Sabía que habría mucha gente indeseable en esta fiesta y no quería estar cerca de ningunos, de nadie más que tu-.
Ignore su cuento "...de nadie ¿y por q vinistes?- El viro la cabeza y me miro con los ojos penetrante. La luz del faro alumbraba su cara y sus ojos se entrecerrarón.
No se si es por el vino pero senti algo en mi estomago y por breves segundos me quede sin palabras. Me trajo a la tierra los guardias reportandome la busqueda negativa de los lugares que les mencione.
-Practicamente me obligarón a venir-. Le conteste en un tono más calmado.
Tome la botella, me di un sorbo y se la pase. El la tomo, también dio un sorbo. Se dibujo una sonriza en su rostro y dijo. -También me obligarón a venir y que esta pasando en la fiesta, ¿te obligo un novio?-.
-¡oye eso ahora!, que no tengo novio, no estoy con na...-
No pude terminar lo que estaba diciendo, olvide lo que estaba hablando. Fui silenciada por sus labios. Su lengua tenia una pelea, en el interior de mi boca, con la mia. No sabía que pensar. El me sostenía por la cara, besandome desesperadamente, sin dejarme respirar.
Mientras me besaba senti la corriente desde los pies hasta mi pecho. Mi corazón empezo a latir tan rápido que pense que era una taquicardía. La corriente empezó a localizarse entre medio de mis piernas.
Empece a empujarlo, pero no sortaba mi cara. Aguante mi lengua y deje de corresponder a su beso ardiente.
Tenia mis manos en su pecho para alejarlo, el simplemente no me soltaba la cara y pegando su frente a la mia, con los ojos cerrados me susurro muchas veces. -Perdón, perdón , perdón...no se, no soy así. No puedo contenerme contigo. Tu eres, no se... unica.
Tienes una belleza natural me enciende todo de ti- logre alejarme de el y les hable a los guardías por el comunicador.
-Oye Monche dame la info del hijo de jefe- Saco el arma y le apunto. -No te muevas-.
-Diabla lleva una camisa negra, con gabán crema y un mahon. El es alto y atletico. Tenis deportivos-
-Entendido. Veo sospechoso en el lado oeste, por donde estan los carros-.
Me vire hacia el individuo en cuestión. Lo mire de arriba abajo. Guarde mi arma y abrí mi bulto. Saque el dichoso regalo y se lo pase mientras le quite la botella de vino. Se quedo mirando sin palabras.
Me dí un buche del vino y le dije. Ese es tu regalo de bienvenida de mi parte, abrelo, espero que bebas como hombre-.
Me pegue de la botella de vino nuevamente. -Es lo unico que esperas o te gustaría saber que otras cosas hago como hombre-. Me miro de arriba abajo como si quiera comerme con los ojos.
-Mide tus comentarios para que después no estes arrepentido pidiendo perdón.- le dije señalandolo con un dedo.
-Es mejor pedir permiso que pedir perdón-. Los dos explotamos de la risa y quedamos sentados en la fuente.
-Ere anormal, se dice es mejor pedir perdón que pedir permiso- segui riendome. El me miro serio -pero, tu prefieres que te pida permiso o después que termine te pido perdón y lo repetimos-.
Se estaba acercando mucho y no se por que razón volvi a sentir el beso en mis labios sin el estar besandome y me recorrio por todo el cuerpo esa sensación de nuevo.
Me levante del piso y le dije yo soy la Diabla, trabajo para tu padre. Dirijo toda la seguridad de las empresas y de todas sus propiedades. Tengo a todos los guardías buscandote...- Me interumpio. -Lo se, no soy tonto. No tienes ropa de fiesta, traes arma y ya te escuche hablar con los guardias, también pienso que como los enviastes a buscarme lejos de aquí, es por que quieres seguir a solas conmigo. Tu y yo solos. Se acabo el vino y quiero beber de este wisky contigo, pero no aquí-.
Me agarro de la mano y avanzamos dos pasos y retire mi mano de su agarre bruscamente. -¿Qué te pasa? Conmigo no se juega. Lo que estas pensando no va a pasar. Ademas tu padre te trajo varias modelitos de regalito para tu bienvenida. Vete a jugar con ellas.
La idea de que piense que me voy a revolcar con el, por ser quien es me molesta.
-Yo quiero una mujer que aguante no muñecas de porcelana. Preciosa, te dije que...- trato de agarrarme y hablarme como si me conociera.
-¿Qué? ¿Me dijiste qué? lo que hayas dicho o lo que quieras decir me vale. Yo no me estoy revolcando con nadie que te quede claro. El muy cabrón me halo por la cintura y me apreto hacia el.
-Ni se te ocurra, ya puse mis ojos en ti y tu solo vas a ser mia. Tu no me conoces Diablita, lo que es mio es mio. Ya tu tienes el sello-. Esa voz ronca e imponente ya me estaba irritando.
Trate de safarme, pero su agarre era fuerte y mi mente no se enfocaba en los ataques y defenzas solo en sus ojos y sus labios mientras articulaba las palabras y yo me quedaba sin fuerza.
-Sueltame- le grite. -Si eres una fiera indomable, yo si se todo de ti-. Me dijo con una sonrisa como de triunfo por eso.
-Que ridículo eres, suelta...- Volvio a callarme con su boca. Esta vez no le acepte el beso. Aprete mis labios para que su lengua no invadiera el interior de mi boca.
Aunque no tenia mis labios, El continuo lamiendo y besando la comisura de mi boca, Me beso la nariz, succiono mis cachetes y abri la boca para decir algo que no pudo escucharse sonido porque rápido su boca atrapo la mía. Fui débil por cuestión de segundos. No puedo negarlo, me estan dando unas ganas que nunca he vivido.
Empezo a caminar mientras me arratraba besandome. Creo que en seis pasos llego para pegar mi cuerpo a la reja, metalica, fría que daba para pasar al monte. -Ya basta- Le dije -No- me dijo y siguio besandome por el cuello. Gemí un poco en el intento de pronunciar una palabra luego logre decir. -Detente por favor-
El simplemente volvio a decir -No-. Agarró mis dos manos y las llevo hacia arriba de mi cabeza y siguió besandome, succiono fuerte mi cuello. Hueles tan bien, preciosa. Inconcientemente le pregunte con una voz que hasta me sorprendi -¿te gusta pa...? Me beso en la boca y luego me miro en la cara para sostenerme con las dos manos y bajar una y meterla en mi pantalón.
Su cuerpo me tenía prisionera. Su mano no liberaba mis dos manos y su mano muy diestra desato mi pantalón.
-Que rica- Me dijo mordiendose los labios para besarme y volver a mirarme mientras maniobraba para entrar su mano en mi pantalon. - ¿Qué haces, ya detente? No quiero hacerte daño, ¡para ya!- cerre los ojos al sentir que su manos entrarón y en mi zona bien humeda senti el rose de sus dedos.
-No quiero pedir permiso, pero quiero repetirlo. Pense que era mejor pedirte perdón y tomarte como quiero. No me quiero arriesgar a perderte. Quiero que seas mi mujer. Quiero tu permiso para cogerte ahora, dime que si. Se que te va a gustar. Ya estas bien mojada-
La realidad es que el deseo era fuerte y sentía su m*****o en mi muslo, estaba a punto de romper el pantalon.
-No voy hacer nada que tu no quieras, pero pronto vas a ser mia. Estas segura que no quieres ahora- Volvio a interrogar mirandome a la cara.
Movi mi cabeza de lado a lado y el me pregunto. -¿No de qué no estás segura o no de qué no quieres que siga?-
Rápido le conteste -la segunda. Saco la mano de mi pantalon y llevo los dedo a su nariz y a su boca. -Quiero meter mi lengua allí abajo. Quiero que seas una diablita conmigo en la cama. ¿Cuándo vas a ser mi mujer?- Volvio a insistir.