Pelear o morir

2076 Words
La princesa está acostada en la cama intentando descansar un poco, pero el miedo no la deja cerrar los ojos. Layla sabe que si los reyes quieren negociar entregarla de vuelta a su padre es la mejor opción. Layla recordaba sus años de juventud en los que fantaseaba con una boda gigante, ser madre y vivir tranquila. Eso se había desaparecido por la puerta, en el momento en el que su hermano decidió que era su enemiga, su padre que le casó con alguien más y ella misma, por no buscar una solución antes. Layla ve a los empleados hablando entre ellos después de traerle comida, ve a los médicos susurrando y a los príncipes quienes pasan por turnos sin saber qué decir o que hacer, Elías ha pasado por la habitación tres veces sin detenerse, entonces el miedo embarga a la princesa y siente la necesidad de huir de ahí. La princesa vio a los príncipes ingresar a su habitación y de inmediato se limpió las lágrimas con las vendas que llevaban en las manos. La joven se puso en pie y realizó una reverencia para ellos. —¿Layla, cómo te sientes? —Creo que me tengo que ir… —comenta la mujer nerviosa. —Lo mejor para todos es que me vaya. —Layla, necesitamos que colabores —pide Kamal y toma asiento en una silla. —¿Cuál es el plan de tu hermano? —Kamal, he pasado cinco días bajo tierra en la oscuridad, de verdad, si supiera se los diría, pero lo único que sé es que quiere casarme y si está de camino es mejor que me vaya. —¿Sabes que existe otra opción? —Si te casas conmigo, pierdes a Nala y a tus hijos, no voy a hacerte eso Elías, y Kamal… Tú… tienes una esposa quien no estará contenta con esto. La verdad, tengo los mismos miedos que tú. Tengo pánico… No quiero… No quiero tener sexo con ninguno de los dos ni bebés y no quiero ser la segunda esposa odiada de nadie. ¿Cuál es el plan? ¿Casarme y dejarme, encerrada hasta morirme? De verdad que yo no tengo nada que ver —dice mientras llora. —Elías le pide al médico que le apliqué el sedante, luego uno de los encargados de seguridad ingresa en silencio y le pasan un detector de radiofrecuencia. Como esperaban, la princesa tenía un dispositivo de rastreo, pero lo había colocado en sus partes íntimas. Los hermanos dejaron al médico trabajar para transferir el dispositivo de rastreo a un c*****r que tenían listo para despegar y así lograr ganar un poco de tiempo. La visita de Baruk era inevitable, pero lo más preocupante era el destino de la princesa. Su padre le sugirió que si se casaba alguno podía ir él personalmente a conversar con Murat, tratar de entender cómo y por qué estaba haciendo tanto daño a su hija. Todos temían que Baruk para este momento hubiese matado a su padre, estaba cerca del reino por lo que fueron a despedirse de sus esposas quienes serían escondidas para evitar que las usaran de rehenes o peor. Kamal y Selene conversaron sobre la adopción de sus hijos quienes fueron sustraídos del país para que no estuvieran en riesgo, él le dejó claros algunos temas de su herencia y el uso de su material genético. Su esposa lloró con preocupación y le aseguró que nada le importaba más que el que se mantuviese con vida, por otro lado, Elías abrazó a sus hijos y les pidió que fuesen tan obedientes como fuera posible para que su madre no se volviera loca. Abrazó a Nala y ella le pidió que por favor no hiciera nada arriesgado. Elías besó y abrazó a su familia mientras esperaba a que se los llevaran. El rey había decidido que tanto sus nueras como la princesa debían ser escondidas con los niños en el palacio y ellos cuatro se quedarían a esperar la visita del príncipe y la de su pequeño ejército, además decidieron enviar a Layla con ellos porque eso les ayudaría a ganar tiempo. Antes de llegar a la sala donde sus padres les esperaban, Kamal y Elías compartieron un abrazo y un beso. El mayor de los hermanos le prometió que él y su familia no tendrían que preocuparse de nada porque su esposa y él acogerían a la princesa. —Layla te tiene miedo, cree que eres igual a Baruk. —Fui amigo de Baruk en la adolescencia, no lo somos ahora Elías y mi protección será mucho más amplia que la tuya. —Layla es mi amiga. —Exactamente por eso no quiere casarse contigo. Layla es una mujer de 28 años, que lleva 20 años enamorada de ti y tú pasas de ella. —¿De qué estás hablando? —pregunta confundido Elías. —¿Por qué consideras que tu mujer no puede soportarle? ¿Las bromas de Farah con respecto a la princesa? Elías… Layla no solo te ama, te adora y tuviste 10 años en los que pudiste hacerla tu esposa, ayudarla, amarla y darle su lugar. En este momento, si eres su amigo, la dejarás en paz. La dejarás casarse conmigo y no lo harás incómodo para todos. Los hermanos se dirigen el primer piso donde su padre les espera, Elías escucha a su hermano hablar de sus padres fallecidos, como su padre vivía con la obsesión de morirse y su madre de ir el mismo día que él para no ser viuda. Kamal estaba decretándose rey, porque ante los ojos de Elías, él Baruk y Malik, están igualmente locos y sus miedos, lo que cree la mente. El más joven de los hermanos reflexiona sobre todos los momentos que podía haber creado confusión en Layla, recordaba su cumpleaños número catorce, él fue al palacio, llenó su habitación de rosas, pidió permiso para llevarla volar en globo y cenar. El día de su graduación estuvo sentado esperándole con un oso de peluche, recordaba haberla llevado a su primera clase de arte, todos esos momentos que para él eran ser amigos incondicionales, los mejores amigos, era mucho más para Layla. La familia real escuchó el anuncio de la llegada de Baruk al palacio, los cuatro se pusieron en pie y le esperaron para recibirle. El hombre moreno de casi dos metros se acercó a rey y realizó su reverencia. —Majestad. —Príncipe Baruk—Le saluda Isam con un abrazo y un beso, como haría con cualquiera de sus hijos o sobrinos. —Hijo, ¿cuál es el plan? —Vine por mi hermana —Lo siento, Baruk, le he ofrecido desposarla y ha huido —Responde Kamal. Baruk se ríe a carcajadas. —Ha huido. Conveniente, Kamal —Dice el hombre —Ven abrázame y salúdame que tú y yo somos amigos. —Tocaste a mi hermana. —Responde el príncipe heredero. —Ja… Entonces, deberías entregármela. —Baruk, Farah está casada y feliz—Le informa Eleonor. —Eso solo les resta poder de negociación—Comenta Baruck. —Mi hermana no está de vacaciones. Vayan, búsquenla y el que la encuentre que la traiga de los pelos, arrastrada. —Baruck, ella ha escapado. —Hagan un barrido del palacio, si no la encuentran en dos horas está desterrada y es una traidora. Saben qué les hacemos a los traidores—Indica Baruk. —Es tu hermana. —Y su obligación es acompañarme en mis decisiones, mira a Elías, callado a tu lado, obediente y sumiso. Para eso son los hermanos de repuesto; apoyar y callar. Mira a tu tío, Kamal, siguiendo los pasos de su hermano veinte años después de su muerte. —Tú podrías ser un rey, un padre y decides ser un sádico y abusivo. —Le responde Elías. —Mi papá y mi tío se apoyaron. Yo apoyo a Kamal porque ellos quieren lo mejor para la gente, para el pueblo y para nosotros. —Qué bonito, ofréceme agua y algo de comer—le recuerda Baruk y hace una seña a sus empleados para que avancen. Elías hace una seña a los suyos para que le sigan. —También hay cámaras y tienen que pasar por un proceso de cacheo y registro. —¿Entonces, cuando mi hermana huyó, no había tecnología? —Cuando tu hermana llegó esto era una casa, en el momento que entraste a nuestro palacio estamos en alerta de ataque. De igual manera, tenemos las grabaciones. —Elías toma un Ipad y se lo da. En él se ven imágenes de la princesa bajando del helicóptero, herida y asustada. La llevan al interior y el médico la revisa, le da todos los cuidados, la pasan a una habitación y después los hermanos ingresan a conversar con ella. Su hermana rompe en llanto y el médico le da una parrilla, ella la escuche y cuando se descuidan vuelve a huir, los guardas del palacio la siguen, intentan interceptarla. Layla lucha y toma el helicóptero de nuevo Elías y Kamal parecen saber discutido en una de las pantallas. Eleonor se ve asustada en otras. Baruk ríe y tira el Ipad contra la pared. —Qué bien actúan. Wow, la gente te sobreestima Eleonor, con eso de ser casi puta y eso. —Cuida como le hablas a mi esposa. —Sí, sí, lo que pasa es que esto es más montado que quién sabe qué mi hermana no sabe ni montar en bicicleta. —Se llama instinto de supervivencia. —Quiero que entiendan algo. Vine por mi hermana porque la ofrecí para unir a mi reino con el de Malik, él se molestará si no tiene una esposa con quien casarse para mañana. Yo soy un hijo de puta, pero no quedarán reinos si Malik tiene que matarme y a ustedes sí que asígnale a Layla que si se casa con él nos salvamos todos, si se casa con alguno de ustedes no me queda nada más por hacer que dejarle. —¿De qué estás hablando Baruk? —No tenemos dinero, tenemos un reino de papel, en cuanto llueva se disuelve. —Tienen oro y petróleo. —Este matrimonio no es mi idea, ha sido de mi padre, hace como veinte años, cuando su rey murió, iba a atacar Tierra del sol. Tú te armaste, llenaste todas las fronteras de misiles, nosotros teníamos poca reserva y la familia de Malik nos prometió darnos oro y dinero a cambio de casar a nuestra princesa. Yo le di una mejor educación a Layla, la dejé disfrutar de la vida, le he cumplido todos los caprichos y así me paga. No voy a dar mi vida por el reino ni por ella. —¿No vas a pelear?—pregunta Elías. —Yo tengo dinero y una isla. —Mataste a tu hermano, Baruk. —Mi hermano, Kiran, cayó del camello.—insiste Baruk. —Estábamos jugando, no lo maté. No estábamos de acuerdo, pero no lo maté. —Estás a tiempo de detener un desastre. Nosotros somos vecinos, juntos tenemos un ejército fuerte, Malik, va a matarnos a todos si le entregas lo que quieres. —El reino nunca ha sido mío, ni mi responsabilidad. —responde el joven. —El problema es de Layla y de mi papá. Si de verdad huyó espero que donde sea que se metiera no vuelva a salir porque su futuro es muy oscuro. Una de las sirvientas se acerca y le indican al príncipe Elías que ha ocurrido un accidente en las montañas del desierto. La mujer le entrega una Ipad y Baruk sonríe divertido, observa la pantalla en la cual las llamas consumen los restos del helicóptero y los enunciados de las noticias en las cuales se informa el accidente de la princesa. Baruk saca su teléfono y verifica el rastreador de su hermana. Su último informe vital coincide con la hora del accidente. Baruk ve a los príncipes y al rey, intenta analizar con desesperación si se trata de una broma o una realidad, Eleonor derrama una cuantas lágrimas horrorizada, Elías mira la pantalla preocupado y Kamal pone su mano en el hombro de su hermano. —¿Dónde está mi hermana?—pregunta en tono de voz fuerte y demandante. —¿¡Dónde está mi hermana!? —Baruk, lo siento mucho. —Despedacen este lugar y encuentren a mi hermana—ordena el príncipe Baruk.
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