No es lo que parece

1363 Words
Layla despertó abrazada a Kamal, le miró un par de segundos y después volvió a cerrar los ojos. La princesa no se había sentido tan protegida en toda su vida y, a pesar de lo mucho que le gustaba sentirse querida y cuidada, amada, no quería volver a encontrarse en medio de una relación. La joven intentó separarse, pero Kamal, bastante dormido, intentó reafirmar su agarre. —Kamal —llamó Layla un par de veces—. Kamal, despierta —le exigió y le dio un golpe en la mejilla. —Layla —se quejó. La joven se quedó en silencio mientras él se desperezaba. —Creo que esto no es una buena idea. —¿Qué, dormir? —No, dormir juntos. —Layla, está científicamente comprobado que dormir juntos es lo mejor que puede hacer un humano porque estimula el sueño profundo. —Sí, pero a tu mujer esto no le gustará y llega en unas horas. —No... —Solo piensa que Selene ha sido tan comprensiva, dulce y respetuosa con todos nosotros. No quiero hacer nada que la lastime a ella o que complique nuestra relación como consortes. Creo que estás siendo un excelente esposo conmigo y una persona de confianza, incluso mi amigo, pero no creo que sea bueno mezclar tanto las cosas. —Son las dos de la mañana, voy a seguir durmiendo —respondió y se dio la vuelta. Layla puso un par de almohadas en el medio de la cama y se giró en la dirección contraria. Kamal se rió y quitó las almohadas antes de volver a dormirse abrazado a sí mismo. Layla bebió un vaso entero de agua antes de ir a tomar asiento en su sofá. Kamal la escuchó intentando acomodarse y se puso en pie, la cargó de vuelta a la cama y dijo: —Cuando mis padres murieron, tuve un montón de gente a mi alrededor. Cuando mi hermano murió, Dios puso ángeles de la guardia para que no hiciera una locura. Por ahora, soy esa persona que no va a dejarte hacer nada estúpido y voy a ser tu amigo, y tu esposo si hace falta, porque me importas. Puede que no tengas a la familia de infancia, pero me tienes a mí, tu nueva familia. Cierra los ojos y duérmete, más tarde no creo que puedas disfrutar de tu siesta especial. Amir y Zair son muy intensos. —Ya, solo ellos son intensos en tu familia —los dos ríen—. Gracias, Kamal. —Duérmete. Layla volvió a acostarse, y esta vez ella se acurrucó cerca de Kamal, quien le acarició el pelo hasta que se quedaron dormidos. Kamal llevaba meses sin poder dormir tan a gusto, había estado enfocado en trabajar duro para el reino y en hacer feliz a su esposa, pero se le había olvidado descansar y cuidar de sí mismo. Ambos habían dormido como nunca, hasta que Vijad ingresó a la habitación. Estaba preocupado, había tocado la puerta en un par de ocasiones y, al no obtener respuesta, decidió entrar. —Buenos días, majestades —les llamó el hombre—. Buenos días —repitió y dio un par de golpes en la mesa de noche del lado de Kamal. El hombre se despertó exaltado y el asistente anunció que su esposa y sus hermanos estaban en el palacio. —¿Majestad, su esposa, la princesa del sol, está abajo? —¿Selene? —Sí. —Su vuelo era hasta la tarde. —Ha llegado temprano y no parece... contenta. —Gracias, ¿puedes conseguirme ropa para bajar? Voy a tomar una ducha aquí. No despertemos a Layla —sugirió Kamal. Kamal tomó una ducha rápida y en minutos recibió ropa sencilla para bajar a recibir a su familia. Selene y sus hermanos estaban en el comedor principal. Los chicos estaban bebiendo café mientras compartían un bollo de pan, porque si Selene se va, planean acompañarla, además no entienden dónde están los otros componentes de un buen desayuno. —Buenos días —saludó Kamal y los tres le miraron en silencio. Amir negó con la cabeza y Zair asintió mientras se cubría los ojos. —Kamal —saludó su esposa, y sus hermanos les miraron. —¿Cómo ha sido el vuelo? ¿Lo han pasado bien? —Sí —respondieron los pequeños. —¿Ya han visto el palacio? —preguntó Kamal, y todos se quedaron en silencio. Layla se había levantado después de que Kamal saliera de la habitación. Tomó una ducha, se puso el vestido más sencillo de su armario y bajó corriendo a la cocina para ordenar un desayuno un poco más completo para las visitas. Luego fue corriendo al salón y llegó a tiempo para escuchar a Selene decir: —Te apoyo en absolutamente todo, confío en ti, te doy la jodida mano y en el primer momento que tienes, me la metes doblada. Es impresionante, Kamal. A estas alturas yo esperaría contar con un hombre sincero y respetuoso en mi vida, no un cabrón inmaduro que hace lo que le da la gana en nombre de la corona. —Selene... Vi a Layla triste y pensé que sería bueno quedarme con ella. Solo dormí en su cama. —¿Cuidar a la princesa significa que están de jodida luna de miel? ¿En qué momento pasé de ser tu esposa a ser una imbécil a la que le pones el cuerno? Si te la quieres coger, entonces hazlo, pero ten la cortesía de avisarme que tienes toda una vida nueva sin mí. —Mi griego es pésimo, Selene, pero de verdad te estás haciendo una novela donde no la hay —reconoció la princesa. Y en el idioma de Selene dijo—: Intenté matarme, según el médico —aclaró Layla—. Y Kamal ha estado siendo un amigo para mí. Me dio cierta ansiedad la idea de volver a Tierra del Sol, y él Se ha quedado porque pensó que iba a hacerme daño. Soy literalmente un desastre, y le he dicho a tu esposo que no quiero complicar las cosas para nadie. De verdad que no, lo único que no quiero es lastimar a nadie y mucho menos a Kamal. Es la única persona que ha sabido ver lo mal que estoy, y no quiero que se arruine lo que ustedes tienen por mi culpa. —Layla, no tengo un problema contigo. Kamal, no quiero verte. —¿Quieres que te prepare una habitación? —preguntó Layla. —Quiero irme. —No puedes irte cuando estás enojada, eso no funciona. Tengo responsabilidades con las dos, y en estos momentos Layla está enferma. Las enfermedades mentales no se ven, no se escuchan ni se sienten, y la he cagado por mil contigo, Selene, y sé que no es agradable llegar de sorpresa y encontrarte con que estoy durmiendo con alguien más. Pero si algo he aprendido es que cuando una persona está rota por dentro, te quedas, no esperas a que haya una tragedia. Me quedé contigo, me quedé varias veces con Elías, me llevé a Farah. No voy a dejar a Layla, y no voy a mentirte, si tuviera algo con ella te lo hubiese dicho. —Felicidades, yo no tengo por qué quedarme. —Nos vamos contigo. —Quiero estar sola, y ustedes están emocionados. Layla, que te recuperes. —Selene, por favor. —Tú tienes un pacto conmigo y con Dios, Kamal. Tú te casaste conmigo, te presentaste como mi único esposo, y yo te abrí las puertas para hacer lo correcto por la gente, por el reino y por todo el mundo. Lo único que pedí es que hicieras lo correcto por mí, que valoraras la confianza que te estoy dando... —No tuvimos sexo. —Tomo medicinas y paso la noche despierta, duermo a mitad del día en algún lugar con sol, tengo dos trabajos, corro, nado y no puedo dormir. Kamal no se quedó para meterme mano o ganarse una mamada, se quedó para asegurarse de que durmiera y no hiciera algo estúpido e irreversible. Selene, puedo quedarme aquí y ustedes irse, pero no dejes a Kamal por un malentendido.
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