Capítulo 2

1612 Words
La vista desde mi nueva oficina es hermosa, me he tomado como mil selfies y con ganas de subirlas todas a mis r************* , pero selecciono con cuidado la que subo como mi nueva foto de perfil en cada red social y la que subo para desearle buenos días a mis más de 7.000 seguidores. —Miranda ¿Te enteraste de la nueva noticia esta mañana? Estás que arde nena, que arde —dice Sue. —¡No! —digo preocupada. Enseguida pienso que metieron en un nuevo chisme ¿A quién me estaré cogiendo ahora sin saberlo? Cómo cuando decían que me follaba a César, a Oliver, o a Iker, ¡Por Dios! Si me hubiese gustado hacerlo con César, pero bueno, y él hubiese aceptado porque se acostaba con todas, pero ya no se pudo, es el jefe, y yo no iba a caer en ese maldito cliché de coger con el jefe. —Con motivo del aniversario número 15 de Corporación Z, recursos humanos está organizando una premiación especial, al talento joven más destacado de los últimos años, y tú estás entre las nominadas —dice muy pausadamente. Me cubro la boca y brinco de emoción sin hablar. —¿En serio? Necesito colocar ese correo en mis r************* y presumir —digo. —Y creo que de los nominados, Xander, Andrés de operaciones y tú son los que tienen mejor oportunidad de ganar —me explica. Pero un pensamiento me ataca, si es por voto popular, estoy perdida, se lo pregunto enseguida y me asegura que es por récord de logros cuantificables en un periodo dado y que todos los directores votarán menos César porque Xander está nominado. Habrá algo de subjetividad afirma y es la parte que me preocupa. —¿Habrá premios? —Una placa, 5.000 dólares y un par de pasajes con todo pago a San Martin por un fin de semana. —Nada mal —digo. « Tengo que ganar eso» Esa tarde me voy contenta a mi cita doble con el CEO de la compañía su prometida y una amiga suya, ahora que está lo del premio me alegro mucho de haber aceptado ayudar a César. Busco entre mis cosas que ponerme, elijo un vestido color naranja de lino que me llega hasta las rodillas y de mangas cortas. Dejo mi cabello suelto y es todo, no necesito mucho para verme bien. Tampoco quiero que parezca que me sobre maquillo ni nada, voy a una cena con adultos profesionales exitosos. Recuerdo de pronto que compartiré mesa con la rectora de la UNE y pienso que me tengo que tomar foto con ella porque sí. Todos los demás empleados la verán el día de la boda pero solo yo esta noche. César insiste en pasar por mí, su amiga llegará al restaurante me explica, así que lo espero fuera del edificio donde vivo. Veo que llega y se baja para abrirme la puerta. —Buenas noches ¿Miranda? ¿No? —pregunta la rectora. —Sí, encantada —digo y es cierto, es otra mujer que he admirado mucho. —Igual. Me da pena contigo, César no debió pedirte que vinieras, le expliqué lo discriminatorio y fuera de lugar que fue la petición, si fuera un amigo en lugar de una amiga y tú fueras heterosexual ¿habrías aceptado? —pregunta. —No —dije enseguida y era verdad. —Lo siento Miranda, no lo había visto así como lo explica Arantza —se excusa César apenado. —Ya no se preocupen, moría por conocerla señora rectora, le he admirado siempre —digo sincera. —Que linda, gracias —dice y se gira a mirar a César sonriente, él pone expresión de sorpresa. Si, en el trabajo soy una perra, pero no soy mala, solo evito que me dañen. Llegamos al restaurante, uno muy caro en el centro de la ciudad, se veía hermoso, me llamó la atención que asignaron una mesa no para cuatro, sino para más personas, era una mesa para ocho, pero pronto comprendí, vi entrar a Macarena colgada del brazo de Iker y detrás a Oliver con una morena casi desnuda. Todos están saludando mientras se sientan y César se gira a verme, me evalúa a ver si saludo. Sonrío y saludo a todos, incluso a Macarena. Era lo que me faltaba que el jefe vigilara las costumbres sociales. De pronto veo que entra y se acerca una mujer alta muy esbelta de cabellos negros lacios largos, de rostro muy hermoso, viene vestida con un jumper blanco y nos saluda todos con cortesía. —Luna, ella es Miranda Gómez, nuestra nueva gerente de Investigación de mercado —dice César cuando me presenta a la mujer. Mi pareja. ¡Qué tal! Pongo los ojos en blanco mentalmente. —Encantada, tan joven y gerente. Estoy impresionada —dice la mujer y termina de tomar asiento con el resto. La cena termina sin mayores novedades, Macarena cree que es mi amiga porque le dije hola y comienza a felicitarme por mi ascenso, miro a César de soslayo y decido seguirle la corriente por si César me pilla. Al salir de la cena vamos a un club muy sofisticado y tomamos asiento en la mesa VIP, mi presencia era únicamente para que la mujer no se sintiera la única sin pareja en la mesa, conoce a Oliver y a Iker de sus andanzas con César, así que todos eran muy amigos. —A mí la que nunca me cayó bien es Claudia y ella me odia igual, yo sé —dice Luna. —No, no digas eso, ella es sabes cómo es, especial, muy espontánea —asegura César sonriendo. —Una perra —ríe Luna negando con la cabeza y haciendo un gesto de fastidio. Todos conversan o bailan, la pareja de Oliver parece una muñeca de cera literalmente porque solo sonríe. El momento incómodo se acerca, Luna se aproxima. —Miranda ¿No? —pregunta. —Si —digo apenas sobre la música que sonaba. —César me hablo de ti, se quedó corto, eres bellísima. —Gracias. —¿Tienes pareja? —No, por ahora solo me concentro en mi trabajo y en prepararme más para cumplir con lo que se espera de mí. —Bien. ¿Por qué finges que eres gay? —pregunta. —¿Yo? ¿Fingir? —exclamo indignada. —Si nena, no eres gay, ¿Por qué mientes? ¿En el trabajo y al CEO? Suspiro hondo y decidí que ya que estoy ahí y todos se divierten al menos yo me voy a desahogar. —No me toman en serio si creen que me pueden meter el p**o, así de simple. Corrieron chismes horrible sobre mí en la compañía y todos creían que se podían acostar conmigo, era mucho, no lo supe manejar y preferí inventar eso. Ella negó con la cabeza. —Te entiendo, pero no está bien. —No le digas a César por favor, ya llevo dos años con esta mentira, quedaría muy mal si se descubre. —¿Y si algún día te casas y cómo vas a hacer con tu pareja? —pregunta. —Nunca salgo con ellos, solo hoy que ha pedido el favor César. Mantengo mi vida privada muy alejada de la del trabajo. —Entiendo, puedes decir que te pillo un tío luego, no pasa nada, ¡vamos! que eso pasa. —¿Si? —No, pero tranquila, no le diré nada a César, por mí no se va a enterar, pero déjame darte algunos consejos de vida, que eres muy joven —dice. Por increíble que parezca comencé a divertirme, bebí con ella y bailamos con el resto, me dio muchos consejos sobre cómo hacerse respetar en el trabajo, lo difícil de la aceptación del género en el mundo corporativo, y me sentí comprendida y apoyada, intercambiamos números, decidí que ella sería una amistad que valía la pena cultivar, además era la directora de un museo importante. —Para mí ha sido difícil, llegue a la corporación muy joven, como pasante, toda la vida he estado acostumbrada a llamar la atención por mi físico, pero fue horrible, desde el día uno, todos buscaban ligar conmigo, me hacían comentarios denigrantes, los chismes e inventos corrieron por todo el lugar como si los llevara un correcaminos, no la he pasado bien —confieso. —Ser mujer, joven, lesbiana, bonita, si eres fea también es un problema, de algún modo la sociedad se las arregla para humillar a la mujer y no darle el puesto que se merece, ¡vamos! Que no me quejo, porque sé quién debe darle ese puesto. —¿Ah sí? ¿Quién? —Una misma chica. Te plantas y no te dejas, decir lo que piensas, ahora lo tenemos más fácil, luchar por la igualdad, vamos, no te voy a molestar con asuntos políticas ahora, pero es que quieren decidir todo sobre la mujer, tener la última palabra, incluso juzgar si estas guapa o no. —Lo sé, te cosifican —reflexiono con ella. Me dejaron en mi casa a la media noche. Tome muchas fotos, tenía mucho de qué presumir. Me sentía bien por haber hablado con ella y por haber podido desahogarme un poco. Antes de dormir, le envié un texto a Luna. 12:34 AM Miranda: Que estés bien Luna. Pase una noche increíble gracias a ti. Te agradezco mucho la comprensión y que no reveles a César mi secreto, es cierto no me gustan las mujeres pero mira que admiro a muchas y tú eres una de esas ahora. Gracias. ¿Qué podía salir mal? Mi vida estaba muy bien…
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