Capítulo 1

3165 Words
Penny brincaba, exaltada por todo el lugar, gritando a todo pulmón: «Conocerás el palacio» Yo tampoco podía creerlo, pero eso era cierto, al salir del teatro el presentador me busco y confirmo lo que se había dicho adentro, explicando que toda la información que necesitaba estaría dentro del sobre. Debido a eso todos los miembros de la compañía de artes se habían reunido en el comedor del pequeño apartamento que la señora Marie había rentado mientras estábamos en el reino de Vlinder. Como era de esperarse, la señora Marie me habia arrebatado el sobre y la mariposa azul de las manos, sin duda alguna aquellos artefactos serian exhibidos en alguna de nuestras próximas presentaciones como símbolos de mi arduo labor aunque infructuoso. No tenía idea si ella me otorgaría su permiso para asistir al palacio, púes yo aun era una esclava de su propiedad y según la ley, yo debía acatar cualquier orden suya. —No olviden—pronuncio después de varios segundos en silencio. Su tono de voz era severo como siempre, pero en esta ocasión había algo en su mirada y en su expresión facial que me advertían que no visitaría el palacio— que no somos más que una compañía ambulante, lo que hacemos es solo para ganar dinero, para sobrevivir. No somos virtuosos artistas, entiendan eso de una vez por todas, Annelie pudo presentarse en ese escenario gracias a mí, no a su talento, ella no es más que una simple esclava sin vocación al violín, esa fue la razón por la cual no obtuvo su libertad y si la han solicitado en el palacio, no es más que para arrebatárnosla. Recuerden que por sus presentaciones han tenido comida sobre la mesa, porque si fuera por ustedes, nos estuviéramos muriendo de hambre, no perderé una violinista más, a menos hasta que aprendan hacer un nuevo acto como los animales de circo que en realidad son. —Si no quería que le quitaran su mina de oro, ¿Por qué lo hizo—cuestiono Peter, él era el encargado de confeccionar los vestuarios para las presentaciones, y por supuesto no disponia de un acto sobre el escenario pero posee un indudable talento en la costura a pesar de ser hombre. Él es como la mano derecha de la señora Marie y es el único que se atrevería a dirigirle la palabra de esa manera—¿Por qué envió la solicitud a este reino? —Eso no es de tu incumbencia—le respondio en voz ronca—Annelie es legítima propiedad mía y yo decido que hacer con ella. Y si no les gusta la idea pueden volver por donde llegaron como los esclavos que son. Aquella amenaza tenía un gran efecto de terror entre todos, aquella mujer sabía que poner resistencia a una orden, significaba la muerte, lo único que tenía que hacer era llamar a un agente correctivo para ser enviados por la fuerza a una audiencia, qué por lo general a la mayoría de las personas que son enviadas a ese lugar, son declarados supresivos y la sentencia es la muerte o en el mejor de los casos ser subastado nuevamente en tu país de origen sin embargo, Peter tenía cierta conexión con la señora Marie que le otorgaba ciertos beneficios y ella no se atrevería a llamar a un agente. La explicación a todo eso había sucedido justo un mes antes de mi compra, el hijo de la señora Marie se había enamorado de la violinista de la compañía y ella le correspondío de la misma manera, ambos decidieron atreverse a realizar una práctica prohibida para los esclavos, sexo. La reproducción entre esclavos se castiga con la muerte y aunque el hijo de la señora Marie era un hombre libre de igual manera fue reprendido y juzgado por sus actos, antes de morir le hizo prometer a Peter, quien era entonces su mejor amigo,que se haría cargo de su pequeño bebe. Peter por supuesto cumplió con su promesa, pues se convirtió en un padre para Penny y la Señora Marie, por amor a su hijo compro la libertad de la niña con un soborno excesivo a quien estaba encargado del caso de la pequeña en aquel entonces. Por las promesas del pasado y por el bien del futuro de Penny, la señora Marie debía encogerse de hombros ante las respuestas y cuestionamientos de Peter. No podía declararlo supresivo aunque fuera el anhelo más grande de su vida pero los demás no éramos una excepción como él, jamás no atreveríamos a hablarle tan deliberadamente. —Enviar aquella solicitud era para que el reino de Vlinder le diera a la compañía el mejor reconocimiento y tuviéramos más audiencia en cualquier teatro en el que nos presentáramos—admitió con arrogancia—En ningún momento pensé que Annelie podría obtener su libertad y ahora saben que ese no era el fin de mis propósitos, pero nunca pensé que habría una mínima posibilidad de que alguien de la familia real de Vlinder le enviaría una invitación al palacio. —¿No le permitirás asistir a pesar de ser una orden real?—Peter volvió a cuestionar con autoridad en su tono de voz. —Es una invitación real—dijo la dueña—es decir que tiene la voluntad de aceptar o rechazar la invitación si así lo desea. —¿Y le has preguntado qué es lo que desea?—volvió a insistir mientras lo demás simplemente observábamos su discusión. —Es una esclava, no tiene voz—contesto bruscamente, recordándome mi lamentable posición en la vida—Yo soy su dueña y se hará lo que yo diga. —Pero...—la tierna voz de Penny rompió el silencio que su abuela había creado—Yo quiero que vaya al palacio, quiero que me cuente como es un palacio. Penny se acerco al hombro de su abuela y la miro con esa contemplación que siempre utiliza para chantajear a la gente, toda una maestra del engaño. Era una niña consentida por toda la compañía, no por ser la nieta de la dueña si no por ser la única niña entre nosotros, sabíamos que pocos eran los niños que tenían el privilegio de hacer berrinches en nuestra actualidad y no queríamos que Penny se viera en la necesidad de ser callada y sumisa como cualquier esclavo. Ella era libre, tenía sus papeles en regla y su abuela también tenía la libertad pero el único problema era que vivía entre nosotros, unos esclavos. Según la ley infantil ella debía tener una vida digna llena de privilegios como tener un hogar durable y permanente alejado de esclavos o de cualquier ambiente lleno de ellos, si un agente correctivo descubría la irregularidad de su forma de vida, podrían llevársela a un hogar adoptivo, no como una esclava, ella seria tratada con respeto, como a un ser libre pero sería separada de nosotros. —¡Cariño!—la expresión severa y gélida de la señora Marie cambio con la mirada de la pequeña—Pensé que no querías que Annelie se fuera de tu lado. —No quiero que se vaya—aseguro—Pero quiero conocer el palacio de Vlinder y si Annelie es invitada, tal vez yo podría acompañarla. La señora Marie meneo la cabeza varias veces, lo que pedía Penny era imposible, a pesar de ser invitada no podría llegar con una niña libre a mi lado y por supuesto aunque me lo permitieran, seguramente Penny vagaría por los pasillos buscando aventuras y si la perdía de vista seguramente su abuela me mataría. —Hagamos un trato, ¿De acuerdo?—su abuela junto su pequeñas manos entre las suyas y la miró a los ojos— por ahora no puedes ir con ella. —¿Por qué no?—se quejo Penny —Déjame terminar—le reivindicó su abuela— Irá con la condición de traerte un obsequio del palacio ¿Eso esta bien para ti? Penny asintió aunque no muy feliz y su abuela me miro fríamente con cierta presunción en su mirada. Mi dueña es una mujer déspota y desagradable, hipócrita cuando la situación lo amerita y nunca se muestra clemente a ningún esclavo; si no fuera por Peter y Penny, estoy segura quenos tendría a todos en jaulas sin nada que comer y por esa razón agradecemos siempre su ayuda. Con sus órdenes ya pronunciadas, saco de su bolsillo el sobre con el sello real ya abierto y lo dejó sobre la mesa. —Annelie— pronunció mi dueña con cierto recelo en su tono de voz y su mirada—Ven aquí. Asentí con acatamiento pues no tenía otra salida, aunque en mi interior estaba completamente feliz con la insistencia de Peter y la solicitud de Penny. —¿Que solicita mi señora?— consulte con la misma pregunta que siempre debíamos emitir cada vez que nos llamaba. —Acata al pie de la letra lo que dice la carta y si cometes un solo error, estare feliz de golpearte y corregirte enfrente de tus compañeros— amenazó satisfecha, alzó la vista hacia los demás y dio una última mirada de desdén antes de retirarse. —Si mi señora— pronuncie sin alzar la vista, apesar de los años ella aún podía provocar que mi cuerpo se estremeciera del miedo. Escuche que sus pasos de alejaron de la habitación y fue entonces que el ambiente de la habitación cambio, una vez sólos dejamos escapar un enorme suspiro sonoro. —Abre la carta Rose, ¿Que dice?-pronunció Peter. Todos mis compañeros sabían cuanto odiaba el nombre de Annelie, la señora Marie me había nombrado de esa manera porque mi verdadero nombre no resultaba atrayente para el público, pero en secreto, cuando mi dueña no estaba, todos me decían Rose. Alce la pestaña del sobre y saque una hoja de papel, su textura era suave y agradable al tacto. Aclare mi garganta y miré a todos antes de leer la carta en voz alta, sonreí ansiosa y finalmente comencé: "Apreciable señorita Annelie Rose, me honra informarle que usted ha sido invitada por orden imperial al palacio Morpho Azul. Deberá presentar la mariposa que se le fue otorgada en la ceremonia de selección de libertad para poder ingresar al palacio, al ser usted una esclava deberá lucir un vestido gris con zapatos a juego y presentarse con el cabello recogido así como su marca de esclavitud al descubierto, dicho esto, esperamos que se presente el día de mañana a las cinco de la tarde,deberá llegar por la puerta oeste. Esperamos contar con su presencia. —¿Qué?—el tono de voz de Penny expresaba lo que todos pensábamos en ese instante— ¿Eso es todo? — Al parecer,si—dije absorta, releyendo la carta rápidamente esperando que me hubiera saltado varias líneas o algo parecido. —Pero no dice cuál es el motivo de la invitación, ¿Para que te quieren allá?— exclamo Tobías, él era el malabarista de nuestra compañía. —¿Con un vestido gris?—se quejo Penny nuevamente— yo esperaba que mi papá te hiciera un vestido muy bonito para asistir. Mire a Peter y a Penny, ella no tenía idea del secreto sobre sus verdaderos padres y cada que pronunciaba la palabra padre, se me hacía un nudo al corazón. —Es una pena, cariño—le dijo a su pequeña hijay yo que tenía la esperanza de que admiraran mi trabajo en el Palacio. —Imaginense que eso pasará—dijo Dalia, ella era nuestra cantante, su voz era como la de un ángel entonando las más bellas oraciones y por supuesto era mi mejor y única amiga— las mujeres más importantes de este reino alagando tus más bellos vestidos. —Bueno si algo así sucediera, seguramente comprarían inmediatamente a Peter. Su vida sería mucho mejor, ¿No creen?—mencionó oscar, el arlequín de la compañía. Él entretenía al público en los intermedios de cada presentación. —¡No!— gritó Penny enfadada—nadie puede comprar a mi papá, yo lo haré cuando sea grande y tenga dinero suficiente para hacerlo. —Si no te apresuras, se llevarán a tu papá—lanzó Tobías como una apuñalada al corazón hacia la pequeña Penny. —¡Tobias!—le regaño Francis, él tocaba el piano como ningún otro y le daba un toque humorístico con su música al espectáculo de Tobías, eran grandes compañeros y amigos pero ambos tenían personalidades diferentes, Francis era amable y simpático mientras que Tobías era impertinente y odioso. —Tonto— Penny apenas pudo pronunciar, sus lágrimas comenzaban a caer lentamente por su delicadas mejillas rosadas. Corrió directamente hacia Peter y él la cogió entre sus brazos e inmediatamente le dio unas palmaditas en la espalda para reconfortarla. Entonces Peter le dirigió una mirada acusadora a Tobías pero él no se inmutó, era inutil sermonearlo, de ninguna manera le pediría disculpas a Penny apesar de ser la nieta de nuestra dueña. Muchas otras ocasiones Tobías se había revelado y la señora Marie lo había castigado severamente golpeándolo hasta dejarlo inconsciente y en esas situaciones era mejor quedarnos callados y no decirle nada a la señora qué escuchar los gritos de agonía que emitía Tobias entre cada golpe. Apesar del dolor que sufría, él no cambiaba de parecer y no se quedaba callado como nosotros. Y aunque Tobías solía fastidiar a Penny por ser la nieta de nuestra dueña y por estar muy consentida por todos nosotros, ella comprendía mejor la situación de Tobías. —Eres un imbécil— dijo Dalia resentida con la actitud de Tobías. Nadie comprendía porque se mostraba tan altanero hacia todo lo que representará autoridad, éramos personas, claro, odiábamos con el corazón el sistema con el que se regia el mundo y los reinos, pero nuestra voz por ser esclavos no era escuchada, aunque somos millones en la misma condición no tenemos el poder para cambiar el mundo, no podemos oponernos contra la voluntad del cielo. —Los imbéciles son ustedes—murmuró Tobías saliendo de la habitación. —De acuerdo—dijo Peter dirigiéndose a mí— Me pondré a trabajar para tener listo tu vestido nuevo. —No es necesario que lo hagas—exprese un poco avergonzada— la señora se podría enfadar, además sabes que ya tengo un vestido gris que utilizo para salir con la señora. —No te preocupes, es nuestro regalo de consolación por no haber logrado tu libertad. Dalia me abrazó con fuerza. Eramos amigas pero más que eso como hermanas, ambas habiamos sido compradas casi al mismo tiempo, lo compartiamos todo, nuestros miedos y nuestros sueños. Cuando la señora Marie me dio a conocer que tendría una oportunidad en este reino, Dalia se habia alegrado por mí y me había obligado a practicar horas y horas para conseguirlo. Pero por más que practique, apesar de mis deseos no lo conseguí. Mis ojos se llenaron de lágrimas y trate de aguantar lo mejor que pude pero era tan doloroso, mi cuerpo se llenaba de impotencia al saber que seguiría a merced de una mujer cruel que sólo me utiliza para su propio bien. Estaba cansada de decir que el ser su esclava era mejor que regresar a el reino de Enid, ser esclava aquí o allá no era diferente. Yo quería ser libre pero me confié demasiado, creí que por ser muy reconocida en otros reinos aquí apreciarían mi esfuerzo y mi talento pero me equivoqué y perdí mi oportunidad. —No llores— Penny también se aferró a mi cuerpo— al menos ahora nada nos va a separar. —No digas eso Penny, Rose podrá tener otra oportunidad en otro reino—dijo Francis tratando de amenizar mi dolor— Vlinder no es el único reino que puede otorgar la libertad. —Gracias a todos, aprecio mucho sus palabras. Peter se levantó de su asiento y Penny lo siguió hacia su habitación, cada que pretendía hacer un nuevo vestido o traje para nuestro espectáculo peter se encerraba día y noche hasta terminarlo seguramente pretendía hacer lo mismo en esta ocasión, sobre todo si era para mañana. Dalia me hizo una señal para seguirla a nuestra habitación, tal vez quería hablar conmigo sobre todo lo que había pasado en mi presentación ante el emperador. Cerré la puerta una vez que entré y fui directamente hacia el confort que una almohada podía ofrecerme, Dalia tardó un momento antes de pronunciar cualquier cosa, tal vez no podía abordar el tema con facilidad. —No quería preguntarte, pero en verdad no lo soporté—admitió con dulzura en su voz y entonces pude sentir que tomaba asiento a un lado de mi—es que no entiendo que pasó ¿No disfrutó de tu violín? —Creo que no— le dije hundiendo mi rostro en la almohada— apenas lo pude ver porqué las luces del escenario eran muy cegadoras, la melodía que escogimos no fue de su agrado. —No lo entiendo, esa canción es casi el himno del reino. La señora Marie nos dijo que muchos habían obtenido su libertad sólo por tocar esa canción. Las delicadas facciones de Dalia se arrugaron un poco mostrando lo enfadada que estaba por la decisión del emperador, creímos que si tocábamos esa canción sería fácil obtener mi libertad, qué de alguna manera yo sería libre y con el dinero que ganara podría comprar la libertad de mi amiga. Todas nuestras esperanzas se habían ido por el drenaje por confiarnos demasiado. —En verdad lamento que no lo consiguieras Rose, fue culpa mía, tu querías tocar otra cosa y yo prácticamente te obligue a que lo hicieras. —No es verdad, dije eso porque la señora Marie quería que la tocara. Sabes que no puedo negarme a lo que ella diga. —Yo tampoco puedo, ¿Recuerdas? —Bueno en realidad ya no importa lo de la canción y tampoco la decisión que tomó el emperador. Francis tiene razón podremos intentarlo en otro reino. Me di la vuelta y me di cuenta que los labios de Dalia formaron rápidamente una sonrisa. —Además visitarás el Palacio Morpho azul— enunció con gran entusiasmo. —Si pero no sabemos para que me invitaron, eso me tiene un poco preocupada—replique un tanto ansiosa. —Lo único que se me ocurre es para que seas parte de la orquesta imperial —¿Ser una violinista imperial? —Casi me reí, era una tontería pensar en algo parecido. —Es una probabilidad, no creo que te invitarán a visitar el Palacio sólo para ver sus tesoros como premio de consolación—declaró casi convencida de sus propias palabras. —No lo sé, no quiero esperanzarme de algo que no estamos seguras de que sea cierto. —De acuerdo, ya no lo mencionaré, pero nadie me quita de la cabeza que algo así puede pasar.
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