... ese hombre, lo haré. Tú eres mi familia, Kendra, y no voy a permitir que te lastime otra vez. Las lágrimas siguieron cayendo mientras escuchaba a Amalia. No sabía qué decir. Sus palabras me llenaban de gratitud, pero también de tristeza. Yo quería protegerme, pero no quería que ella tuviera que cargar con las consecuencias de mis decisiones. —Amalia, yo no quiero que te metas en problemas por mí —dije, limpiándome las lágrimas con la manga de mi camisa—. Osvaldo es peligroso, y tú ya tienes suficiente con lo de Robert. Ella negó con la cabeza con firmeza. —Yo no tengo miedo de ese tipo, Kendra. Lo único que me importa es que tú estés bien. Si eso significa enfrentarme a Osvaldo, lo haré sin pensarlo dos veces. Su determinación me conmovió profundamente. Amalia siempre ha

